En un evento organizado por el Comité Venezolano de FeSeLa, el Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, el Museo Sefardí de Caracas “Morris E. Curiel” y el CSCD Hebraica como institución anfitriona, se llevó a cabo un conversatorio para marcar la conmemoración anual de la expulsión de los judíos de los países árabes e Irán.
Alberto Moryusef, del Comité Venezolano de FeSeLa, fungió como maestro de ceremonias.
La primera ponencia fue el testimonio familiar de Benedetto Mizrahi, titulado “Nuestra salida de Egipto”, en el cual narró, con apoyo de fotografías y documentos, cómo su familia vivía en El Cairo formando parte de una vibrante comunidad judía, hasta que el rey Faruk fue derrocado por el grupo de militares encabezado por Gamal Abdel Nasser. Este inició una persecución antisemita implacable, hasta que los judíos terminaron por emigrar dejando atrás todas sus posesiones.
A continuación, cuatro integrantes de los movimientos juveniles leyeron fragmentos de testimonios enviados por miembros de la comunidad, cuyas familias también debieron huir de diversos países musulmanes a causa de la persecución.
El profesor Mario Nassí disertó sobre la historia del Judaísmo sefardí, para explicar los antecedentes de las comunidades judías en el mundo musulmán desde la Edad Media. Describió cómo, a raíz de la resolución de la ONU de la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe en 1947, el rechazo unánime de los países musulmanes se materializó en pogromos contra sus comunidades judías, lo que causó la huida de cerca de 800.000 judíos, que en buena parte emigraron al recién creado Estado de Israel pero también a Europa Occidental, Estados Unidos y América Latina.
Detalló las grandes diferencias existentes entre los judíos provenientes de distintas naciones árabes, desde el Magreb hasta Iraq, y lo difícil y complejo que fue su proceso de adaptación a un país de impronta occidental y de mayoría laica como Israel.
Nassí concluyó que esos refugiados fueron “olvidados” porque su condición de refugiados fue muy breve, ya que fueron rápidamente integrados en Israel y las demás comunidades judías a las que llegaron. Ello contrasta con los árabes que salieron de Israel, que han sido mantenidos como refugiados permanentes hasta la cuarta generación en países árabes que se niegan a absorberlos.
Para cerrar el acto, el joven David Farache entonó unas berajot por el bienestar del Estado de Israel y el retorno de los rehenes que se encuentran en manos del grupo terrorista Hamás.
S.R.