Ponente invitado para la XV Semana Sefardí de Caracas, organizada por el Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, el presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí (CIDICSEF, con sede en Buenos Aires) reflexiona sobre el pasado, presente y futuro del sefardismo en nuestra región
Sami Rozenbaum
NMI. En Venezuela ha habido durante muchos años un equilibrio demográfico entre sefardíes y asquenazíes. ¿Cómo es la situación en Argentina?
MEC. Según el demógrafo Sergio Della Pergola, para 2019 había en Argentina unos 186.000 judíos, de los cuales 140.000 viven en el conurbano de Buenos Aires. La comunidad sefardí está en alrededor de 50.000, aunque no hay registros concretos. En América Latina se estima aproximadamente 25% de sefardíes, es decir unos 100.000 de los 400.000 judíos que viven en la región, aunque hoy en día hay mucha mezcla entre sefardíes y asquenazíes.
En Argentina, la comunidad sefardí tiene cuatro comunidades con sus propios cementerios, sinagogas, escuelas y otras instituciones. La más antigua y más pequeña es la comunidad marroquí, quienes llegaron a partir de 1870 y se organizaron ya en 1891; le sigue la comunidad “hispanohablante” (que habla judeo-español) incluye judíos provenientes del Imperio Otomano, los Balcanes, Grecia, después Italia y otros países, que llegaron entre 1900 y 1920, y tienen un pequeño colegio. Las dos comunidades sefardíes más grandes son la siria alepina (de Alepo) y la siria damascena (de Damasco), situación que se repite en Río de Janeiro, Sao Paulo y Ciudad de México, donde también están divididas. Usualmente la de más alta religiosidad es la alepina, y la menos observante suele ser la marroquí. La alepina y la damascena tienen colegios importantes y yeshivot. En Buenos Aires hay 22 sinagogas sefardíes, pero como se ve están muy atomizadas.
Es interesante que cien años después de haberse fundado las comunidades alepina y damascena, ambas descendientes de judíos que vivían en ciudades ubicadas a tan solo 300 kilómetros una de la otra, se hayan mantenido separadas, incluso cuando la lengua árabe ya no es la que utilizan.
Portada del libro América colonial judía, publicado originalmente en el año 2000, y cuya segunda edición (2019) es bilingüe español-inglés
¿Cuál considera el mayor reto que enfrentan hoy en día las comunidades sefardíes en América Latina?
Que se aprecie su cultura. Estamos en sociedades abiertas, y además muchos sefardíes tienen apellidos que se confunden con los hispanos, y tienden a asimilarse, a perder sus características. Los medios de comunicación masiva están en manos de las mayorías y la tendencia es a perder lo propio, a la asimilación, que es muy fuerte en Argentina. Pero también hay grupos como el Cidicsef, que se fundó en 1975, desde donde enfrentamos todo eso, difundimos, investigamos. Tenemos un foro digital de unas 2000 personas, en el que nos comunicamos todos los días en judeo-español. En América Latina hay decenas de cantantes en idioma judeo-español, hay como una rebeldía por mantener la cultura sefardí. Edgar Morin decía en la década de 1980 que para 1992 se produciría la muerte de la historia de los sefardíes. Pero la historia ha demostrado que de alguna manera hay un reverdecimiento, un ir contra la corriente para mantener la propia identidad.
Ese “reverdecimiento” tiende a manifestarse como un renacimiento de la religión.
La tendencia del retorno a las religiones es mundial, no solo en el Judaísmo. En el caso de los sefardíes es muy fuerte, sobre todo la religiosidad de los sefardíes alepinos, seguidos por los damascenos. Entre los “hispanohablantes” y los marroquíes la tendencia es más hacia la asimilación.
Yo creo que las comunidades que tienen más futuro son las de México y Panamá, que son las únicas que están creciendo debido a la inmigración. Creo que hay futuro para las comunidades sefardíes, ya no como comunidades cerradas, salvo en México y quizá en Sao Paulo; en el resto del continente están integradas con las kehilot asquenazíes.
¿Algún comentario que desee añadir?
Sí. Felicito y agradezco al Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, que considero de gran valor nacional e internacional, con su revista Maguén y otras publicaciones; su trabajo es para quitarse el sombrero, mantener su continuidad pese a condiciones tan difíciles. Y honestamente, felicito a Nuevo Mundo Israelita, porque es el medio judío más importante de Venezuela y uno de los pocos de América Latina que llega a todos los lugares. Continúen con su obra, es un trabajo muy meritorio. ¡Kol Hakavod!
Mario Eduardo Cohen junto a dirigentes de varias instituciones comunitarias, tras un desayuno que se le ofreció en la sede de la UIC
Conferencia “Dos siglos de comunidades sefardíes – América Latina también es Sefarad”
Mario Eduardo Cohen inició su disertación, el pasado 16 de junio, destacando que los sefardíes son una “minoría dentro de la minoría”, ya que en la región latinoamericana constituyen una cuarta parte de la población judía.
Continuó explicando que han existido varias definiciones de quiénes son los sefardíes: desde quienes afirman que son los que siguen el Shulján Aruj de Yosef Caro (los asquenazíes también lo hacen, agregando el Mapá del rabino Isserles), hasta quienes dicen que sefardí es quien habla judeo-español. Otros señalan que no hay sefardismo sino etnicidades. “Yo me inclino por definir a los sefardíes como los descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica, así como los influenciados por ellos. En términos generales, se trata de casi todos los judíos que vivían en la cuenca del Mediterráneo antes de las grandes migraciones del siglo XIX”, razonó Cohen.
El conferencista agregó que en América Latina están representados todos los grupos sefardíes, desde los provenientes de Marruecos y Turquía hasta los de Siria. Se trata de comunidades consolidadas, que se concentran en las grandes ciudades. Luego pasó a analizar brevemente las comunidades de los distintos países latinoamericanos, con sus especificidades demográficas y culturales.
Según Cohen, el reto es promover una educación permanente para todas las edades, una educación vivencial adaptada a la cultura de la imagen, pues vivimos inmersos en la “edad de la multipantalla”; por ello, los medios y redes digitales deben aprovecharse para difundir nuestra cultura.Para finalizar, Mario Eduardo Cohen citó las palabras del escritor Carlos Fuentes en el Tercer Congreso de la Lengua Española: “Somos lo que somos, y hablamos lo que hablamos, porque los sabios judíos de la corte de Alfonso el Sabio impusieron el castellano, lengua del pueblo, en vez del latín, lengua de la clerecía, para la difusión de la historia y las leyes de Castilla”.
Mario Eduardo Cohen nació en Rosario (provincia de Santa Fe, Argentina). Contador público, profesor de Historia, conferencista y organizador de congresos, simposios y encuentros nacionales e internacionales sobre temas históricos y del pensamiento. Se ha especializado en historia judía, demografía y cultura sefardí. Es docente en la Universidad Maimónides de Buenos Aires.
Presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí (CIDICSEF), del que es miembro desde 1977, dirigió numerosos volúmenes de su publicación académica Sefárdica. En 1992 fue el director general del Encuentro Internacional “Cinco Siglos de Presencia Judía en América”. En 1994 fue distinguido por el rey Juan Carlos I de España con la Orden del Mérito Civil, en reconocimiento a su actividad en pos de la investigación y divulgación de la cultura sefardí. Ha sido director ejecutivo del ICAI (Instituto Cultural Argentino-Israel) y de FeSeLa (Federación Sefaradí Latinoamericana).
Cohen ha publicado varios libros, entre los que destacan Maimónides – Pensamientos para el siglo XXI, Al Encuentro de la Novia, y América colonial judía, volumen profusamente ilustrado cuya segunda edición es bilingüe (español-inglés). Además, es colaborador permanente del matutino La Nación de Buenos Aires en temas judaicos.