La compañía israelí Aleinu plantó semillas para un novedoso modelo agrícola, social y medioambiental. Se basa en el concepto de aeroponía, cultivo de plantas con la humedad del aire en vez de tierra o agua. Incorporando varias técnicas que requieren alto nivel de automatización y eficacia, la aeroponía elimina algunos de los problemas de la agricultura tradicional: clima imprevisible, alto costo de los terrenos y largas horas de duro trabajo al aire libre para muchos agricultores. Este invernadero aeropónico rinde cincuenta veces más por metro cuadrado que un cultivo tradicional, y su consumo de agua es veinte veces menor.
Como parte de la tendencia mundial hacia la alimentación saludable en los últimos años, el consumo de aguacate aumentó 20%. Los aguacates israelíes representan aproximadamente el 30% del mercado europeo invernal, vendiéndose en los supermercados a 1 euro cada uno. Israel ha exportado 100.000 toneladas en lo que va del año 2016, y es uno de los pocos países que exportan a Europa durante el invierno, ya que los países productores de América del Sur lo hacen solo durante el verano.
Científicos israelíes del Instituto Weizmann de Ciencia forman parte de un equipo que descubrió un planeta con aproximadamente la misma masa que la Tierra, orbitando en la zona habitable de nuestro vecino estelar más cercano.
Los cálculos del equipo muestran que el planeta, conocido como “Próxima Centauri B”, tiene una masa de al menos 1,3 veces la de la Tierra, y su año, el tiempo que le toma orbitar su sol, equivale a un poco más de 11 días.
Cada año en el mundo se comercializan 40 millones de toneladas de mangos, y aunque Israel no es el líder en cantidad, lo es en calidad de la producción.
Durante los últimos años los productores de mango israelíes han sido capaces de obtener el mayor rendimiento en el mundo, con un promedio de 30 a 40 toneladas por hectárea, en comparación con el promedio mundial de alrededor de 10 toneladas por hectárea.
Los investigadores están trabajando en la mejora de las variedades que responden a los requisitos de exportación y demandas de los consumidores en los mercados de destino.
Investigadores israelíes del Centro Médico Sourasky en Tel Aviv, junto a Peter Itin, dermatóloga suiza, han encontrado las mutaciones genéticas responsables de la falta de huellas digitales, mejor conocida como “Síndrome de inmigración”.
El estudio reveló un trastorno hereditario poco común que impide la aparición de huellas digitales, un fenómeno del que no se sabía nada respecto a su base molecular. Aparte de un pequeño problema relacionado con el sudor de las manos, el fenómeno no supone ningún perjuicio adicional.