Jana Beris*
Difícilmente hay hoy en el muy polarizado Israel algún hecho político que no despierte discusiones y hasta grandes polémicas. Pero, para la mayor parte de la ciudadanía israelí, parecería que el acuerdo de gobierno de unidad suscrito entre el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y su adversario y ahora socio Beni Gantz (en el que Netanyahu es jefe de gabinete durante 18 meses y luego el poder pasa a Gantz) es el menor de los males.
Es precisamente en estos términos que lo resume Yohanan Plesner, presidente del Instituto Israelí de Democracia: “De todas las opciones que tenían Netanyahu y Gantz, este gobierno era el menor de los males”, dijo Plesner en una conferencia de prensa en la que participó el diario El Tiempo.
Sin embargo, no está dicha la última palabra, ya que hay apelaciones ante la Suprema Corte y en principio aún existe la posibilidad de que los jueces supremos anulen el pacto. Entre otras cosas, ello podría ocurrir porque el acuerdo hace imperiosa determinada legislación que modifica leyes fundamentales, las cuales en Israel hacen las veces de Constitución.
Netanyahu y Gantz junto al presidente Reuven Rivlin. (Foto: madridpress.com).
Se le planteó el tema a Abraham Diskin, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien tampoco tiene dudas: habría sido mucho peor ir a elecciones por cuarta vez en algo más de un año. “Ante todo, no había opciones. Un gobierno estrecho de la izquierda no habría podido trabajar, y un gobierno estrecho de la derecha habría aumentado más aún las divisiones”, dijo Diskin.
Por otro lado, y aunque ahora no es el tema principal sobre la mesa, la posibilidad de que el nuevo gobierno apruebe formalmente la imposición de la ley israelí en parte de los territorios en disputa en Cisjordania (Judea y Samaria, en la terminología israelí) ha sido muy criticada por los palestinos, que sostienen que ese territorio ocupado es uno de los que conforman su Estado. Según el acuerdo, Netanyahu podría plantearlo a partir del primero de julio. De hecho, Netanyahu dijo este domingo estar “confiado” de poder anexionar partes de Cisjordania ocupada en dos meses, en el marco de la propuesta de paz de Estados Unidos, según indicó en un mensaje grabado para un grupo evangélico estadounidense.
De todos modos, de lo que se habla no es de la totalidad de los territorios, sino de los asentamientos israelíes.
Abraham Diskin recalca que “la superficie de los asentamientos no llega siquiera al 5 por ciento del territorio”, y sostiene que “eso no tiene por qué ser ningún impedimento de llegar a la paz, si el lado palestino realmente lo desea”, porque habría intercambio de territorios equivalentes. Pero para la legislación internacional, las colonias son ilegales y una eventual anexión se constituiría en una violación de la ley internacional.
*Periodista, directora de Semanario Hebreo (Montevideo)
y Semanario Hebreo Jai,
Fuente: El Tiempo (Bogotá). Versión NMI.