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A menos que algo cambie, Israel se encamina precipitadamente a otro enfrentamiento violento en su frontera norte, esta vez contra tropas iraníes o combatientes apoyados por Irán, con misiles encargados a Teherán.
La desaparición del Estado Islámico en amplios territorios de Siria, junto a la falta de interés (o deseo) de las superpotencias de sacar del poder al presidente sirio Bashar al-Assad, están preparando el camino para una toma por parte de Irán de las áreas que hasta hace poco controlaba el grupo yijadista.
Al mismo tiempo, grandes cantidades de tropas de Hezbolá, leales a Irán, se han atrincherado en el sur del Líbano, ya sea en puntos de observación visibles o en puestos de “protección ambiental”, según funcionarios militares israelíes. Israel no tolerará esta situación. La presencia de fuerzas chiítas en la frontera, ya pertenezcan a Hezbolá o a otras milicias apoyadas por Irán, junto con los esfuerzos iraníes para colocar sobre el terreno armamentos que cambien el juego, indican que la época de calma que ha disfrutado Israel desde el verano de 2006 está llegando a su fin.
El 30 de agosto, el nuevo ministro de defensa de Irán dijo que su país está dando prioridad a impulsar su programa de misiles, y a la exportación de armas para apoyar a sus aliados. “Cuando un país se vuelve débil, otros se sienten alentados a asaltarlo. Cuando sea necesario, exportaremos armamento para incrementar la seguridad de los países y de la región, para prevenir guerras”, señaló el general Amir Hatami, sin mencionar a qué países se refería.
Jerusalén ha advertido sobre los esfuerzos iraníes para establecer instalaciones de producción de cohetes en el Líbano; el ministro de Defensa, Avigdor Liberman, dijo al secretario general de la ONU, António Guterres, durante una reunión en Israel, que Irán está “trabajando para crear fábricas para manufacturar armas de precisión dentro del propio Líbano”. Liberman no amenazó explícitamente con atacar esas instalaciones, pero indicó que “el gobierno libanés y los ciudadanos del sur del Líbano deberían saber” que Israel actuará con contundencia en cualquier conflicto futuro.
Israel reveló la presencia de al menos dos instalaciones iraníes para la producción de misiles a principios de este verano (boreal). El 25 de agosto, el primer ministro Benjamín Netanyahu dijo a Guterres que Irán también está involucrado en la construcción de otra base misilística en Siria.
Sin embargo, aún no hay que correr a un refugio antibombas. A pesar de los reportes de los medios, de acuerdo con la información disponible, Irán todavía no ha iniciado la producción en estas plantas, que presumiblemente fabricarán cohetes de una precisión mayor a los del actual arsenal de Hezbolá. Sin embargo, no tardará mucho. Los respectivos contratos de Siria y el Líbano con Irán están casi listos, así como un acuerdo para que Irán construya un puerto en Siria que le dará acceso al Mediterráneo.
Funcionarios israelíes indican que Irán está tratando de adoptar el modelo que Rusia empleó para obtener el permiso para construir un puerto en Tartus, lo que logró con la aprobación de ambas cámaras del Parlamento y es algo aceptable en cualquier corte internacional. Esos contratos pueden ser cancelados solo con el acuerdo de ambas partes, no una sola. Los iraníes desean asegurarse también su puerto en Siria, por lo cual están teniendo un cuidado tan meticuloso en los aspectos legales.
La inversión iraní va más allá de un puerto y una planta de producción de cohetes. Teherán también ha estado bombeando dinero y recursos a varios proyectos económicos, como una red celular y canteras. Assad, sabiendo que esta es la única forma de garantizar la supervivencia de su dinastía alawita, ha dado su bendición a esos convenios.
Por ahora, la presencia iraní en Siria está limitada, oficialmente, a asesores pertenecientes a su Guardia Revolucionaria. Pero es mayor si se toman en cuenta los miles de chiítas a sueldo de Teherán que están desplegados por toda Siria.
Hezbolá, la milicia más leal a Irán, ya ha colocado en forma permanente un tercio de sus combatientes en Siria, y a pesar de las severas pérdidas que ha sufrido allí, parece no tener planes para dejar el país en un futuro cercano. En el Líbano, donde el dinero está en manos de bien conocidos hombres de negocios y familias sunitas, los iraníes están menos interesados en invertir en infraestructura, y solo desean construir una planta para producir cohetes.
El primer ministro libanés, Saad Hariri, cuyo gobierno incluye a Hezbolá a pesar de que él culpó a Siria por el asesinato de su padre Rafik Hariri en 2005, es demasiado débil para enfrentar a Hezbolá y sus partidarios.
Teherán está invirtiendo enormes recursos para trasformar a Siria en una provincia iraní, mientras Estados Unidos y Rusia han decidido ignorar este drama que está alterando la región.
Los rusos son realmente los únicos que pueden marcar la diferencia, pero no tienen intenciones de hacerlo. Lo opuesto es verdad: para ellos, la presencia de miles de chiítas apuntalará al régimen de Assad. No se espera que la reunión del mes pasado entre Netanyahu y Vladimir Putin en Sochi cambie estos cálculos. Rusia desea fortalecer a Assad, aun si ello implica permitir que Teherán haga el trabajo.
Washington, junto al aliado cercano de Netahyahu, el presidente Donald Trump, podrían haber presionado a Rusia. Pero Trump, quien está ocupado con sus propios asuntos, ha decidido ignorar lo que está pasando en Siria, una decisión peligrosa. Hace algunos días, el diario árabe Asharq al-Awsat, con sede en Londres, reportó que EEUU hizo varias concesiones a Rusia durante conversaciones en Ammán sobre un cese de fuego en el sur de Siria y las Alturas del Golán.
En primer lugar, los estadounidenses estuvieron de acuerdo en que inspectores rusos se encarguen de supervisar la implementación del cese de fuego, lo que equivale a dejar que el gato cuide la crema y sea el “juez” en los conflictos entre las fuerzas pro Assad y sus oponentes.
En segundo lugar, los norteamericanos accedieron a que las milicias chiítas pro-iraníes permanezcan a 10 millas (16 kilómetros) de la frontera con el Golán israelí y Jordania, y no mantengan las 20 millas (32 kilómetros) de “amortiguación” que Washington y Ammán buscaban inicialmente. Según el reporte, en algunos lugares la zona de amortiguación será de solo 5 millas (8 kilómetros). Si esto es cierto, uno no puede más que sentir que la administración Trump ha dado la espalda a la seguridad de Israel.
Pero no se debe culpar solo a Trump. Las masivas inversiones de Irán son probablemente consecuencia de su creciente estabilidad financiera, gracias al acuerdo nuclear firmado durante el gobierno de su predecesor, Barack Obama.
El presupuesto del ejército de Irán es ahora de 23.000 millones de dólares, y la Guardia Revolucionaria ha recibido un incremento de aproximadamente 40% en su presupuesto respecto al del año pasado.
Sin el alivio de las sanciones, ¿podría haber soñado Teherán en construir un nuevo imperio persa que abarcase desde el Yemén hasta el Líbano, pasando por Iraq y Siria?
*Experto en Estudios del Medio Oriente.
Fuente: The Times of Israel. Traducción NMI.
NOTA DE LA REDACCIÓN: Al cierre de esta edición, medios de comunicación sirios y libaneses informaron sobre un presunto bombardeo por parte de Israel de una instalación que produce misiles y armas químicas situada en Masyaf, en el centro de Siria. Israel no confirmó ni negó esta información.
Irán observará con atención cómo reacciona el mundo ante las últimas pruebas nucleares de Corea del Norte, indicó Moshé Yaalón, ex ministro de Defensa de Israel.
Tras la noticia según la cual Pyongyang detonó lo que afirma es una bomba de hidrógeno avanzada que podría montar sobre un misil balístico intercontinental, Yaalón tuiteó: “La respuesta del sistema internacional, encabezado por Estados Unidos, a las provocaciones del régimen de Corea del Norte, se reflejarán en el comportamiento del régimen iraní sobre el tema nuclear en el futuro cercano”.
El ex funcionario continuó: “Aunque la prueba nuclear no es asunto nuestro, la tensión debería preocuparnos”.
En marzo pasado, el experto en proliferación nuclear David Albright señaló que poner atención en la potencial cooperación nuclear entre Corea del Norte e Irán debería ser una prioridad para la administración Trump.
Con información de The Algemeiner