El antisemitismo viene circulando por el planeta desde hace miles de años, mutando en el tiempo por diferentes causas que lo incitan, que van desde lo religioso, pasando por el “deicidio”, el racismo, la eterna conspiración judía para apoderarse del mundo, entre otras singulares circunstancias que hacían a los judíos los sempiternos culpables de las desgracias ajenas.
Por supuesto que los judeófobos de nuevo cuño debían seguir la tradición de sus enfermizos predecesores.
Una vez culminada la Segunda Guerra Mundial, y empezando a sondear la humanidad los horrores de lo que significo el Holocausto (Shoá), se produjo un cambio ineludible en el enfoque para atacar al judío, derivado de la repulsa mundial que significo el asesinato de 6 millones de personas por el solo hecho de pertenecer a la fe judía.
El 14 de mayo de 1948, David Ben Gurión proclamó la independencia del Estado de Israel como Estado soberano, con el triunfo del movimiento sionista, cuyo objetivo central era el retorno del pueblo judío a su tierra ancestral Éretz Israel, y que justamente al escribir estas líneas, está cumpliendo 125 años desde su primera reunión en Basilea en 1897, liderada por Theodor Herzl.
La creación del moderno Estado de Israel dio a los antisemitas un novedoso objetivo a linchar, Israel y el movimiento sionista, estratégicamente más permeable al público, más popular y con mayores fuentes de financiamiento, que provenían en su mayoría del mundo árabe, que había iniciado una serie de guerras contra Israel con resultados desastrosos, lo que lo obligó a cambiar de estrategias creando la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1964 y las campañas de demonización y deslegitimación del Estado de Israel para someterlo al escarnio público.
Estas campañas han sido dirigidas y ejecutadas por los movimientos que se hacen llamar antisionistas, de izquierda y de derecha; así como el de boicot, desinversión y sanciones (BDS), que aun cuando tienen objetivos distintos, lo que buscan en el fondo es la destrucción del Estado de Israel y del pueblo judío.
Por otro lado tenemos a los negacionistas, aquellos que dicen sin sonrojarse que la Shoá no existió, que eso es un cuento de camino, que ese episodio dantesco de la humanidad, cuya existencia es la más documentada en la historia moderna, es para los negacionistas una simple recreación de Hollywood a través de la mente afiebrada de un tal Steven Spielberg, quien dirigió y coprodujo La lista de Schindler, donde uno de los personajes de la famosa lista fue el señor Zigmunt Rotter, quien se salvó de las cámaras de gas gracias a las maromas de Oskar Schindler, y que vivió en Venezuela al finalizar la guerra.
Así que estos nuevos adalides de la justicia universal que demonizan, deslegitiman al sionismo y por ende al Estado de Israel, aquellos que banalizan o niegan el Holocausto, van a tener que esforzarse mucho más para lograr sus objetivos, con el antecedente de que los que lo han probado y tratado en los últimos 3500 años han fracasado.
Dicen que una foto vale más que mil palabras. Escribiendo este artículo vi una foto de una simple y rutinaria fila de personas haciendo cola para tomar un vuelo de El Al en el aeropuerto de Ben Gurión en Tel Aviv, donde había judíos ortodoxos, musulmanes, cristianos, todos reconocidos por su indumentaria y símbolos perfectamente identificables, y eso es lo que Israel representa, diversidad, derechos iguales ante la ley, respeto, dignidad, es decir vivir en democracia.
Ayer leí una noticia, que los trabajadores palestinos que por miles cruzan los puestos de control para laborar en Israel, están protestando porque no quieren que sus salarios sean depositados en bancos palestinos, ya que les debitan gran parte de sus ingresos, prefiriendo a los bancos israelíes.
El que ha visitado Israel se da cuenta de inmediato de que toda esa farsa comunicacional, impulsada por los odiadores modernos, son puros clichés; a pesar de los inmensos recursos que usan en sus campañas de descrédito, Israel seguirá creciendo en su PIB, seguirá produciendo y generando avances en tecnología, medicina, industria, agricultura y hasta en el área espacial, en beneficio de la humanidad.
Israel continuará la ruta de la paz con todos los Estados árabes que así lo deseen, cuestión que ha quedado más que demostrada en los últimos tiempos. Así que creo que seguirán frustrados por muchas más generaciones los odiadores de siempre, antiguos y modernos.