Rabino Yaacov Kraus, Director de Estudios Judaicos del Colegio Moral y Luces “Herzl-Bialik”
Cedemos la palabra al rashá:
Mi querido hermano de la Hagadá, el jajam: Es cierto que en la Hagadá me llaman el rashá (malvado), aunque no es verdad. Soy un poco rebelde, tengo preguntas y dudas. A veces soy demasiado directo y un poco tosco, pero sin duda me siento parte del pueblo y, en lugar de llamarme malvado, te invito a que “por favor o sin favor” confrontes mis inquietudes, contestes mis preguntas y me hagas sentir que soy parte de esta mesa a mi manera. Considérenme como un hijo y hermano. Tengo cuatro preguntas tal y como la canción: “Ma Nishtaná”. Por favor, escúchalas y veamos si las contestas.
1. ¿Qué es este “chiste” de que gracias al cumplimiento de las mitzvot existimos como pueblo y como “pueblo elegido”? La mayoría de los judíos no son religiosos. Gran parte del pueblo vive bien con “un poquito de Pésaj”; “un poquito de” Rosh Hashaná; matrimonio judío a veces, cuando corresponde y da la suerte; comida judía siempre; y unas costumbres de vez en cuando. Baruj Hashem, me siento judío, obediente a la religión a mi manera, lo que no está mal. Pero cuando en el mundo global y moderno del siglo XXI hay que estar como todos, entonces ¿por qué tenemos que volver a la edad media y al mundo subdesarrollado?
2. Para que yo sea el jajam de la Hagadá, tengo que estudiar mucha Torá, todo el tiempo y sin dedicarme a otras ocupaciones. Tal vez la Torá desarrolla el cerebro, pero ¿para qué sirve? ¿Desde cuándo el estudio de la Torá nos trae parnasá (bienestar económico)? Tener una profesión es nuestra obligación, pero no lo es un estudio que no sirve para nada. El mundo funciona con lo práctico y no con ideas abstractas.
3. Somos cuatro hijos y dos de nosotros quedan marginados: el tam (simple) y sheenó yodea lishol (el que no entiende y no pregunta nada). ¿Por qué calificamos de esta manera a dos hermanos nuestros? ¿Por qué discriminar a alguien que tiene debilidades? ¿Por qué no considerar en la Hagadá a todos por igual? Cada uno tiene debilidades pero también tiene cualidades, por lo tanto ¡todos somos iguales!
4. ¿Por qué el jajam está considerado como la persona ideal? Un jajam (inteligente) puede tener mucha capacidad y buena cabeza, pero a la vez carecer de moral y de valores. Si se hubiera escrito en la Hagadá: tzadik o recto, podría entender, ¿pero jajam? ¿De qué vale la inteligencia sin justicia y moral? Conozco inteligentes que son malvados y usan la inteligencia para hacer el mal.
En resumen, yo, el rebelde llamado rashá, no soy malvado y estoy cómodo como estoy porque entiendo que en este mundo hay que ser práctico. Para mí, el más despreciado puede llegar a ser el más apreciado, y un hombre con ética y moral supera a aquel que es estudioso de la Torá. Gracias por escucharme. Si quieres me respondes y si no tienes las respuestas, pues dame la razón.
El jajam escuchó con mucha atención los argumentos del rashá y pidió la palabra para contestar.
Habla el jajam:
Mi estimado y adorable rashá: Las cuatro preguntas que me has hecho son de mucho peso y abarcan nuestra vida judía en todo aspecto, en Pésaj, cada día del año y en cada minuto de nuestra vida
.Quisiera decirte también que estoy de acuerdo contigo, cada judío tiene libre albedrío y decide el nivel de Judaísmo que quiere mantener. Es cierto también que tenemos que adaptarnos al mundo real y al ambiente donde vivimos. Todos los seres humanos somos iguales y no cabe la menor duda de que mantener una vida moral y ética es mucho más importante que la sabiduría. Muchas personas que se han distinguido en nuestro pueblo han intentado durante generaciones asimilarse a la nación donde vivían. Por ejemplo, Teodor Herzl al comienzo recomendó a los judíos convertirse al cristianismo para resolver el problema del antisemitismo. Moshe Mendelson formó el movimiento reformista como posible solución, y así como él pensaron muchos judíos de Europa y dejaron a un lado todos los símbolos, leyes y costumbres judíos. León Trotsky también intentó formar un mundo mejor dejando de lado su Judaísmo.
Cada uno a su manera pensó que el antisemitismo desaparecería si “aflojamos la correa” del Judaísmo y nos integramos al mundo. Mi querido rashá, ¿qué crees? La historia y los hechos han demostrado lo contrario. Es imposible escapar de nuestra identidad judía ignorando nuestras raíces, porque siempre habrá pueblos y grupos que nos recordarán quiénes somos. Mientras más Judaísmo tengamos, más respeto tendremos. La fórmula es única: menos Judaísmo = más antisemitismo y peligro existencial; más Judaísmo con orgullo = menos antisemitismo. Esta es la realidad de hoy, y ten la seguridad de que así será en el futuro. Queramos o no, hay un solo libro que nos da las instrucciones de la manera de vivir como judíos. No existe para nosotros un nuevo testamento, porque todos aquellos que intentaron hacer uno, hoy no son parte de nuestro pueblo, o su “edición de la Torá” ha desaparecido.
No existe en el Judaísmo un sabio sin valores y ética. En otras profesiones, puede ser: hay grandes médicos que no tienen moral pero son grandes médicos; un sicólogo puede ser alguien que también necesite de sicólogo, pero eso no le quita valor a su título. Y así te puedo hablar de todas las profesiones, excepto del jajam, quien categóricamente une sabiduría con ética, valores y moral, y si carece de alguno de ellos, ya no es un jajam.
Mi estimado rashá, no intentes crear una nueva religión porque tendrás el mismo “éxito” que los anteriores. Prefiero que cumplas con todo en lugar de formar algo nuevo. Toma la Torá como algo tuyo aunque no siempre puedas o quieras cumplirla por completo. ¡Un día la entenderás y la cumplirás más! Ser cada día mejor está a tu alcance.
Otra inquietud que tenías se refería a por qué tenemos que estudiar Torá y para qué sirve. Podría contestarte así de simple: lo hacemos porque es un mandado de Hashem. ¡Punto! Pero sabiendo que buscas una respuesta razonable, quiero explicarte que la base de cualquier pueblo es su filosofía, la ideología que explica el porqué de las cosas. Todos los pueblos que buscaban lo que les convenía y lo práctico terminaron, en el mejor de los casos, como un grupo insignificante. Una nación llena con carpinteros, médicos, científicos, artistas y otros profesionales sin una filosofía moral y ética, que busca el porqué de las cosas y cuál es nuestro deber como seres humanos, está poniendo en peligro su existencia. Pregúntale a los babilonios, romanos y griegos (y pronto a los franceses y suecos). Incluso algunos de esos pueblos ya han desaparecido.
Nuestra filosofía e ideología está en el estudio de la Torá y es sumamente importante no dejar profundizar en su estudio, porque es el camino para fortalecernos, y nunca debemos esconderla o rechazarla, es la base de todo. No entiendo cómo llegaste a la conclusión de que el sabio vale más que los otros hijos. Nunca fue dicho ni escrito en la Hagadá. Cada uno ha sido creado a su imagen, con defectos y cualidades. El punto esencial es que cada uno tiene que aspirar a alcanzar un nivel más alto en su vida. Si estoy como tam debo aspirar el ser jajam. La clave es siempre querer ser más y más en nuestra vida. Cada uno tiene un poco de jajam, un poco de rebelde, de inocente y del que no sabe preguntar. Nuestra obligación es superar nuestras debilidades para ir avanzando espiritual y materialmente. ¿Quién puede rechazar esta verdad? ¡Ninguno! Y tú, el rebelde, ¡tampoco!
Por último, responderé tu cuarta duda. Otra vez te has equivocado en tu interpretación, pues no existe en el Judaísmo un sabio sin valores y ética. En otras profesiones, puede ser: hay grandes médicos que no tienen moral pero son grandes médicos; un sicólogo puede ser alguien que también necesite de sicólogo, pero eso no le quita valor a su título. Y así te puedo hablar de todas las profesiones, excepto del jajam, quien categóricamente une sabiduría con ética, valores y moral, y si carece de alguno de ellos, ya no es un jajam. No existe un rabino no religioso, al igual que no existe un rabino ladrón o sin valores. Poseer el título de jajam y estar vinculado con inmoralidad es algo completamente contradictorio.
Para terminar, tus preguntas fueron excelentes y traté de darte algunas ideas para que reflexiones. Te sugiero estudiar bien mis respuestas, con sinceridad, y continuar buscando tu camino dentro del Judaísmo. Ya el hecho de que tengas preguntas te eleva desde mi punto de vista, porque así estás demostrando tu interés y preocupación por tu religión.
Quédate conmigo en la mesa del séder, y año tras año seguiremos discutiendo y retándonos el uno al otro, y mientras seguimos estudiando Torá, nos acercaremos, y creo que con los méritos de este estudio enriqueceremos nuestra vida como judíos y nos entenderemos cada día mejor.
Así que ahora compartamos y disfrutemos de esta nuestra mesa como familia judía.
¡Pésaj Kasher Vesaméaj mi querido hermano para ti y para todos nosotros!