La conocida periodista acaba de visitar Israel en un viaje con connotaciones religiosas. Como todos los que viajan al Estado judío por primera vez, su visión del país cambió radicalmente y llegó con la memoria cargada de asombro.
Sami Rozenbaum
Los venezolanos con Jerusalén al fondo. El conocido abogado Alberto Arteaga Sánchez (primero de la izquierda) también formó parte del grupo.
¿Cómo surgió tu viaje a Israel?
Mi papá decía que ningún cristiano puede dejar de ir alguna vez a Tierra Santa. Él quería que sus hijos y nietos hiciéramos ese viaje con él, pero falleció hace tres meses. Días después mi hermana fue a la parroquia de La Boyera, porque nos dijeron que allí hay un bonito lugar de nichos para colocar las cenizas; resulta que el párroco, Honeguer Molina, estaba organizando un viaje a Tierra Santa y quedaban justo cinco cupos. Mi hermana dijo: “Este es papá. Vámonos”. Y nos fuimos.
Ese es un recorrido que se ha hecho varias veces y está avalado por el cardenal Porras. Participamos 13 personas, más el párroco.
¿Cuál fue tu primera impresión?
Al llegar lo primero que me sorprendió fue el aeropuerto Ben Gurión, que me pareció una maravilla. Yo pensaba que iba a ser algo más rústico, porque uno siempre tiene la idea de que Israel es un país en guerra, militarizado… y cuando veo ese aeropuerto tan moderno, tan espectacular, bellísimo, con una arquitectura y un diseño fabulosos… Todo nuestro viaje estuvo tan bien organizado, que la persona que nos recibió aceleró el proceso y salimos del aeropuerto rapidísimo. De ahí en adelante el viaje fue una sorpresa tras otra.
En la Basílica del Santo Sepulcro
Empezamos a circular por todos lados y todas las puertas se abrían, fue maravilloso. No encontramos dificultades en ningún lado. Visitamos fundamentalmente los lugares de interés católico.
Vi el país en paz, todo el mundo coexistiendo maravillosamente, con mucho avance a pesar de ser una tierra muy árida; uno ve el provecho que se le ha sacado a todo. Por ejemplo, internet funciona mejor que en cualquier lugar de Europa. No hubo restricciones para nada durante el recorrido, uno puede tomar fotos en todas partes. En cierto momento pasamos por una calle y me mostraron una casa: “Esa es la casa del presidente”, y no se veía ningún guardia… “¡No puede ser!”, pensé.
Lo que más me impactó fue que yo pensaba que iba a haber solo judíos, pero resulta que en cualquier hotel había empleados palestinos. Porque uno se imagina que siendo un Estado que está amenazado por todos lados, que todo el mundo le quiere caer encima, que tiene dificultades en la Franja de Gaza, que los bombardean de vez en cuando, lo de Hamás… yo habría entendido que fuera algo cerrado. Pero las medidas de seguridad yo ni las noté. Me sentí como me sentía en mi país hace 30 años. Todo abierto, incluso a los que llegan.
Una de las cosas que más me impresionaron fue la coexistencia de las diferentes religiones. Por ejemplo, me gustó mucho que todo el mundo tiene un lugar para su fe; todas las religiones, todos los cultos tienen un espacio. Eso fue lo que más me encantó como persona de fe, pues sostengo que la gente tiene que respetarse. Y también me impactó la modernidad, el desarrollo, la cantidad de cosas a las que la gente tiene acceso.
¿Qué partes de Israel recorrieron?
Estuvimos en Tel Aviv, Jerusalén, hicimos la ruta Tiberíades-Cafarnaúm por Mar de Galilea. Fuimos al monte Carmelo, Haifa, Nazaret, el Mar Muerto. Cruzamos varias veces la frontera con Palestina. Me sorprendió el contraste brutal por la falta de limpieza que hay del lado de allá; parece que no existen previsiones para deshacerse de las cosas que la gente ya no usa, y todo lo ponen al frente de sus casas.
Caminando por las ruinas de Kfar Nahum (Cafarnaum)
También me impresionó mucho la cordialidad de la gente. Porque [los israelíes] podrían ser aprehensivos, serios, hasta mal encarados… Uno tiene ideas preconcebidas, pues ha crecido escuchando “el conflicto árabe-israelí”, la idea del conflicto. Con cada nombre [de ciudad] que yo veía pensaba “Esto me suena a plomo”. Todo me recordaba la guerra: Haifa, las Alturas del Golán que vimos desde cerquita. Y yo le preguntaba a la gente del hotel, que queda en todo el centro de Jerusalén, cómo es que tienen tantos palestinos trabajando allí si supuestamente son enemigos, y me respondían: “No, ellos prefieren vivir aquí y saben cómo se tienen que comportar”. También vi a los que cruzaban desde los territorios palestinos hacia Israel para trabajar, tranquilazos, por la parte de Nazaret y Belén.
Fuimos al Museo Israel en Jerusalén, donde están los manuscritos del Mar Muerto, interesantísimo. Vimos las maquetas de Jerusalén durante las distintas épocas. Fuimos al Muro de los Lamentos, metí mi papelito… Allí vimos que las mujeres retrocedían para no dar la espalda al muro mientras se alejaban, y mis sobrinas dijeron “vamos a hacer lo mismo”, por respeto. También fuimos a la tumba de David, donde al entrar a las mujeres no nos hicieron mucho caso… Me impresionó un poco la diferencia que se hace entre hombres y mujeres [en el ámbito religioso], no pensé que fuera tan marcada. Pero me encantó cómo coexisten la modernidad con la tradición más ancestral.
María Cristina (Macky) Arenas es socióloga y comunicadora social. Ha trabajado como periodista en diversos medios desde 1986, comenzando en Venevisión y la red Unión Radio, donde fue figura en producciones de opinión e información.
Se incorporó al canal Globovisión en 1996, donde ha sido ancla de programas como Soluciones, Titulares de Mañana, En Vivo, Biografías, y actualmente La Hora Clave con Manuel Felipe Sierra. También coordina el portal de internet Reporte Católico Laico (RCL).
Ha recibido numerosos galardones, como el Premio a la Mejor Conductora de Televisión del Año, Premio Casa del Artista, y dos veces el Premio Monseñor Pellín.
2 Comments
Buenos dias,
Me alegra que hayan podido conocer israel, yo tambien pienso que todo Cristiano debe aunque sea una vez en la vida viajar a Tierra Santa.
Queria saber como hicieron para obtener la visa para entrar a Israel, pues yo compre un tour a Israel que organiza una iglesia cristiana de Miami, para el 10 al 16 de octubre de este año y compre mis pasajes, pero como no hay embajada de Israel en Venezuela, no pude tramitar la visa. Como hicieron los que viajaron en esta historia de este articulo??? Se va a perder todo el dinero del pago del paquete y del boleto aereo por no tener la visa, pues sin ella no puedo viajar.
Viajar a Tierra Santa es un sueño de los tantos que he tenido. No pierdo la esperanza.