Cuando Yad Vashem fue creado en 1953 en el Monte del Recuerdo de Jerusalén para conmemorar el Holocausto, sus fundadores entendieron que una de las funciones centrales de la institución sería documentar los nombres de las seis millones de víctimas judías. Este era un imperativo moral: demostrar que tras ese número casi inconcebible había personas reales, cuyas vidas fueron truncadas por los nazis.
Ahora, para conmemorar el Día Internacional del Recuerdo del Holocausto el 27 de enero, Yad Vashem inaugurará su Libro de los Nombres, una instalación monumental que contiene los nombres de 4.800.000 víctimas de la Shoá, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Entre los participantes en la ceremonia de apertura este 26 de enero estarán el secretario general de la ONU, António Guterres, el representante permanente de Israel ante ese organismo, el embajador Guilad Erdan, y el presidente de Yad Vashem, Dani Dayán, ex cónsul general de Israel en Nueva York.
“La Shoá fue el asesinato de seis millones de judíos individuales. Cada uno de los que murió merece ser recordado como individuo, y no solo como parte de un colectivo sin nombre”, afirma Dayan.
La enorme instalación contiene los nombres de 4.800.000 víctimas de la Shoá, incluyendo datos adicionales cuando se dispone de ellos
(Foto: Yad Vashem)
El Libro de los Nombres estará en exhibición en las Naciones Unidas durante un mes. Posteriormente se trasladará a su ubicación permanente en Yad Vashem, el Centro Mundial para el Recuerdo del Holocausto, en Jerusalén, donde estará abierto al público a tiempo para Yom Hashoá, el día de conmemoración del Holocausto israelí y judío, en abril.
La instalación es una versión actualizada del Libro de Nombres de Yad Vashem que ha estado en exhibición permanente en el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau en Polonia desde 2017. La nueva versión, que contiene 500.000 nombres adicionales, mide 2 metros de alto, aproximadamente un metro de ancho y una longitud de 8 metros. El enorme volumen enumera los nombres de las víctimas en orden alfabético y, cuando se conoce la información, incluye fechas de nacimiento, lugares de origen y lugares de muerte.
El libro tiene páginas en blanco al final, que simbolizan a aproximadamente un millón de víctimas cuyos nombres aún no están registrados. Los nombres provienen de la Base de Datos Central de Nombres de Víctimas de la Shoá de Yad Vashem.
“Hemos estado recopilando los nombres de las víctimas individuales del Holocausto desde 1954, principalmente a través de ‘páginas de testimonio’”, explica Alexander Avram, director del Salón de Nombres de Yad Vashem y de la Base de Datos Central. Las ‘hojas de testimonio’ son formularios de una página, que los sobrevivientes y los familiares y amigos completan con los nombres y la información biográfica de las víctimas.
“Desde hace unos 20 años hemos podido ir más allá de estas páginas y buscar nombres en miles de otras fuentes”, continúa Avram. “Estos incluyen listas de víctimas obtenidas de archivos u organizaciones en diferentes países, listas de deportación compiladas por investigadores y museos, y nombres recopilados por instituciones y sitios conmemorativos. También hemos obtenido cientos de miles de nombres de nuestras propias colecciones”.
“Muchas familias necesitan una forma tangible y táctil de reunirse con la memoria de las víctimas. Es lo más cerca que podemos estar de proporcionarles una lápida”
El equipo especial que encuentra los nombres y los archiva en la base de datos de Yad Vashem enfrenta el desafío de que los nazis intentaron eliminar los rastros de sus crímenes contra la humanidad, destruyendo registros, o no registraban los nombres de los judíos, especialmente en Europa Oriental.
“Pocos guetos tenían censos o registros de nombres”, señala Avram. “Las listas de trasporte húngaras tenían números, pero no nombres, y todas fueron llevadas a sitios de exterminio. Del mismo modo, solo hubo informes numéricos de los judíos asesinados por los Einsatzgruppen (los escuadrones de exterminio paramilitares móviles organizados por los nazis). En Auschwitz, 900.000 hombres, mujeres y niños fueron enviados directamente a la muerte. Solo los nombres de los enviados a trabajos forzados estaban registrados en las tarjetas, y los nazis destruyeron la mayoría de esos archivos”.
El Libro de los Nombres es un componente del nuevo plan estratégico de Yad Vashem para mejorar y aumentar el recuerdo del Holocausto en Israel y el mundo, en un momento en que la cantidad de sobrevivientes está disminuyendo y la negación del Holocausto y el antisemitismo están en aumento, dice Dayán.
Además de las instalaciones permanentes en Auschwitz y Yad Vashem, hay planes para crear una tercera versión del libro como exposición itinerante. “Nuestra misión será mucho más difícil, pero también mucho más importante y vital”, expresa Dayán sobre la próxima era en la que no quedarán sobrevivientes. “Tenemos que encontrar formas innovadoras de reflexionar y educar sobre lo que pasó. Creo que no puedes quedar indiferente ante una exhibición tan grande cuando la ves”.
Dayán agrega que experimentó por primera vez el poder de la instalación cuando viajó a Auschwitz para ver su versión inicial, y encontró los nombres de los tíos de su padre que fueron asesinados en Polonia.
La neoyorquina Bronia Brandman, una niña sobreviviente de Auschwitz originaria de Jaworzno, Polonia, se conmovió de manera similar cuando se embarcó en un “viaje a las raíces” con su nieto Sruli Klaristenfeld en abril de 2017. Klaristenfeld navegó a través del enorme Libro de los Nombres en Auschwitz-Birkenau y encontró los nombres de los padres de su abuela y otros parientes. “Fue una manifestación física y permanente de su memoria”, dice.
Detalle de una de las páginas del Libro. Los nombres provienen de la Base de Datos Central de Nombres de Víctimas de la Shoá de Yad Vashem, que la institución ha estado recopilando desde 1954
(Foto: Yad Vashem)
Brandman añade que el impacto de la monumental instalación no puede subestimarse. “La gente es indiferente. Muchos no tienen idea de que el Holocausto sucedió alguna vez, y cómo puede ser que seis millones de personas inocentes fueran asesinadas a sangre fría, incluidos 1,5 millones de niños. La importancia del Libro de los Nombres es que las víctimas quedan inmortalizadas para el futuro, y el pasado nunca se olvida”.
Dayán espera con ansias la llegada del Libro de los Nombres a Jerusalén después de su exhibición en las Naciones Unidas. “Yad Vashem es el hogar permanente natural del Libro de los Nombres. El público podrá venir, buscar y encontrar parientes, personas con el mismo nombre que ellos o de los mismos lugares que sus familias, o simplemente presentar sus respetos a las víctimas”.
Avram espera que las páginas del nuevo libro se desgasten tanto por el tacto de los visitantes que busquen los nombres de sus familiares, como las páginas del Libro de los Nombres exhibido en Auschwitz. “Muchas familias necesitan una forma tangible y táctil de reunirse con la memoria de las víctimas”, dijo. “Es lo más cerca que podemos estar de proporcionarles una lápida”.
Mientras tanto, el trabajo de recuperación de nombres de víctimas desconocidas continuará a buen ritmo, como lo ha hecho durante las últimas siete décadas. “Es una deuda que tenemos con las víctimas”, afirma Dayán. “No podemos permitir que sean relegadas a las páginas perdidas de la historia. Esa es nuestra promesa a ellos y para las generaciones futuras”.
Fuente: Jewish Telegraphic Agency (jta.org).
Traducción: Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.