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B rooke Goldstein es una abogada de Nueva York, fundadora de la ONG The Lawfare Project (https://thelawfareproject.org/) que lucha por los derechos civiles de los judíos. Así como suena. Y por lo visto lo ha hecho con éxito.
Como narra el portal Libertad Digital, todo comenzó en 2004, cuando Goldstein vio por televisión la noticia sobre un adolescente musulmán con discapacidad, Hussam Abdo, que había sido forzado a colocarse un chaleco con explosivos para intentar inmolarse ante soldados israelíes. Sobrecogida por semejante horror, Goldstein, quien aprendió producción audiovisual cuando quiso dedicarse al derecho en el mundo del espectáculo, se basó en la historia de Hussam para grabar un documental titulado The Making of a Martyr (“La creación de un mártir”), para el cual viajó a Israel e incluso llegó a entrevistar a líderes de los terroristas palestinos, como el comandante de las Brigadas al-Aqsa.
En ese momento, Goldstein estaba especializándose en los derechos del niño, y dedicó su tesis al reclutamiento de menores musulmanes para actos terroristas, lo que no duda en calificar como “la mayor violación de derechos humanos de nuestro tiempo”. También ha escrito libros sobre el tema, y asegura que se trata de un problema que debería preocupar a todo el mundo: “La forma en que se eduque a los niños musulmanes nos afectará a todos; en unos años, cuando crezcan, afectará también a mis hijos". Por ello se dedica a defender los derechos de los niños y las mujeres musulmanas para protegerlos de su utilización por parte de los terroristas.
Además, su activismo es proactivo: “Pensé que no era suficiente con defenderse, había que pasar a la ofensiva y litigar por los derechos civiles, especialmente los de mi comunidad". De allí surgió The Lawfare Project.
Defender los derechos civiles de los judíos suena extraño, sobre todo en Estados Unidos, pero Goldstein recuerda que el antisemitismo ha venido creciendo aceleradamente durante los últimos años, tanto desde la extrema derecha como la extrema izquierda, lo que se observa especialmente en los campus universitarios: “Los estudiantes están siendo literalmente golpeados por ser judíos, y se están violando su libertad de expresión y otros derechos”, tema que, por cierto, se ha reseñado en esta sección de NMI en varias oportunidades.
Una explicación que la abogada ofrece para este fenómeno ha sido poco divulgada: “Las más altas instituciones académicas de Estados Unidos están siendo financiadas por dictaduras totalitarias del Medio Oriente, como Catar o Arabia Saudita”, lo que está introduciendo el fanatismo en determinados departamentos, hasta el punto de que “los profesores están señalando a algunos estudiantes [por ser judíos]”, dice, citando casos concretos como la Universidad de Boston o la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), que según ella “tiene como política no escrita no contratar judíos ortodoxos”. Goldstein compara esto con las Leyes de Núremberg de la Alemania nazi, que entre otras cosas excluyeron a los profesores y estudiantes judíos de los campus.
La jurista agrega: “Se trata de un plan estratégico implementado cuidadosamente. Mucha gente habla de la injerencia rusa pero, ¿qué pasa con la influencia que los países islámicos tienen en los campus universitarios gracias a su financiamiento?”. Según Goldstein, esto viene ocurriendo desde hace décadas, y los resultados se están viendo ahora en la forma de una creciente radicalización y polarización, a medida que los egresados de esas universidades se integran a la política.
Ella aclara que el fenómeno de la polarización no comenzó con el presidente Trump, sino con Barack Obama. Lo peor, afirma, es que “se han creado oportunidades para los extremistas en todos los ámbitos, tanto en la izquierda —con grupos que presumen de antifascistas pero en realidad son fascistas—, como en la derecha con grupos nazis”.
Goldstein continúa: “[Muchos] dicen que no son antisemitas sino antisionistas, pero el sionismo es el movimiento por los derechos civiles de los judíos, el primer movimiento de derechos civiles y el que inspiró a otros”. La diferencia de nuestra época, dice, es que ahora existe el Estado de Israel, y “los judíos ya no tenemos mentalidad de gueto”. Por eso se debe “pasar a la ofensiva, porque la actitud defensiva y la inversión en propaganda favorable ya no funcionan más”. La ofensiva a que se refiere consiste en demandar legal y hasta penalmente. Además, insiste en que “los retos que enfrentan los judíos e Israel son los mismos que tienen que afrontar las democracias occidentales”.
The Lawfare Project se financia con donaciones privadas, tanto de personas como instituciones. Ha llevado a cabo varios litigios, y según Goldstein se han obtenido “soluciones concretas”. Su misión puede resumirse en esta frase: “proteger el derecho de los judíos a vivir sin verse acosados por la violencia”.