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Sami Rozenbaum
Director
E stos han sido días de noticias amables para Israel. Por una parte, como reseña el diario Aurora, el ministro de Relaciones Exteriores mexicano, Luis Videgaray, llamó al embajador de Israel en ese país, Yonatan Peled, para informarle que México ha decidido cambiar su patrón de voto en las Naciones Unidas respecto al conflicto entre Israel y los palestinos: de votar a favor a los palestinos a abstenerse, o votar a favor de Israel.
Diez de cada veinte decisiones pro-palestinas y antiisraelíes que se elevan todos los años ante la Asamblea General de la ONU se aprueban el 29 de noviembre, aniversario de la resolución de la propia ONU que decidió la creación en Palestina de un Estado árabe y otro judío. Setenta años después, hay muchos que rechazan que se haya decidido crear un Estado para ellos, tan solo porque la misma resolución aprobaba que los judíos tenían ese derecho histórico.
“Hasta ahora, México pertenecía al bloque que votaba automáticamente en contra de Israel, pero en abril empezaron los cambios: en la votación de la Unesco que negaba la conexión judía con el Monte del Templo, el país azteca se abstuvo”, señala Aurora.
En efecto, en un debate de la Unesco hace pocos días, México votó a favor de Israel; y en una votación de la Organización Mundial de la Salud sobre la situación de la salud en Cisjordania, en lugar de votar contra Israel, México se abstuvo.
Este cambio fundamental se atribuye a la reciente visita a México del primer ministro Benjamín Netanyahu, y a la eficacia y cálida recepción que obtuvo el equipo israelí de ayuda a los damnificados por el terremoto, lo que mejoró mucho la relación entre ambos países.
O tro soplo de aire fresco lo constituyó el extraordinario discurso de la primera ministra británica, Theresa May, en la recepción que se ofreció en Londres para conmemorar el centenario de la Declaración Balfour.
En el evento, que contó con la presencia del primer ministro Netanyahu, un sobrino-nieto de Lord Balfour y un descendiente de Lionel Rothschild (a quien estaba dirigida la Declaración), May respondió en forma contundente a los árabes que habían pedido que el Reino Unidos se “disculpe” e incluso rechace el histórico documento, al que ella calificó como “una de las cartas más significativas de la historia”.
Estos son fragmentos del discurso de la primera ministra, tomados de la trascripción del portal Enlace Judío: “Retrocedamos mentalmente a 1917. En una era de potencias imperiales rivales y con Gran Bretaña todavía enredada en medio de la Primera Guerra Mundial, la idea de establecer una patria para el pueblo judío habría parecido un sueño lejano para muchos; y ferozmente objetado por otros.
“Sin embargo, fue en este momento que Lord Balfour tuvo la visión y el liderazgo para hacer esta declaración profunda sobre la restauración de un pueblo perseguido en una tierra segura.
(…) “Balfour escribió explícitamente que “no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político que disfrutan los judíos en cualquier otro país”. Así pues, cuando algunas personas sugieren que debemos disculparnos por esta carta, digo absolutamente que no.
“Estamos orgullosos de nuestro papel pionero en la creación del Estado de Israel. Nos enorgullece estar aquí hoy junto al primer ministro Netanyahu, y declarar nuestro apoyo a Israel. Y estamos orgullosos de la relación que hemos construido con Israel. Y mientras marcamos cien años desde la declaración Balfour, esperamos llevar esa relación aún más lejos.
(…) “También seguimos absolutamente comprometidos con la seguridad de Israel. Porque solo cuando presencias la vulnerabilidad de Israel es que realmente entiendes el peligro constante que enfrentan los israelíes, como lo vi en mi visita en 2014, cuando se descubrieron los cuerpos de los adolescentes asesinados Naftali Frenkel, Gilad Shaer y Eyal Yifrah. Por lo tanto, tengo claro que siempre respaldaremos el derecho de Israel a defenderse.
“Así que creo que debemos reunirnos aquí esta noche con un gran orgullo por todo lo que hemos logrado, y por todo lo que Israel representa como símbolo de apertura, como una democracia próspera, y un faro para el mundo en la defensa de los derechos de las mujeres y los miembros de la comunidad LGBT.
“Pero marcar este centenario no es solo acerca de lo que se ha logrado. Debemos reconocer cuán difícil ha sido a veces este viaje –desde los judíos expulsados de sus hogares en los países árabes en 1948 hasta el sufrimiento de los palestinos afectados y desalojados por el nacimiento de Israel–, completamente contrarios a la intención de Balfour de salvaguardar todas esas comunidades.
(…) “Pero mientras trabajamos juntos hacia la visión de Balfour de una coexistencia pacífica, debemos ser igualmente claros en que nunca puede haber excusas para boicots, desinversiones o sanciones: son inaceptables y este gobierno no tendrá nada que ver con quienes las suscriban.
(…) “Y sí, esto significa reconocer que existe hoy una nueva y perniciosa forma de antisemitismo que usa la crítica a las acciones del gobierno israelí como una despreciable justificación para cuestionar el derecho mismo de Israel a existir. Esto es abominable y no lo defenderemos. Es por eso que el Reino Unido ha estado a la vanguardia de un esfuerzo internacional para crear una nueva definición de antisemitismo, que explícitamente proclama este intento inexcusable de justificar el odio.
“Así que permítanme ser clara. Criticar las acciones de Israel nunca es, ni puede ser, una excusa para cuestionar el derecho de Israel a existir, tal como criticar las acciones de Gran Bretaña no podría ser una excusa para cuestionar nuestro derecho a existir.
(…) “Reconozcamos la contribución de Balfour al cumplimiento de lo que una vez fue un sueño de más de dos mil años para un pueblo perseguido. Tomemos inspiración de la visión que mostró, mientras trabajamos juntos por ese futuro en que árabes y judíos pueden vivir en coexistencia pacífica. Y al mirar hacia ese futuro, marquemos con orgullo lo que se ha logrado con la creación del Estado de Israel y, en palabras del propio Balfour, “un hogar nacional para el pueblo judío”.
May también destacó que pronto se construirá en Londres un Monumento Nacional en Conmemoración del Holocausto, el cual estará ubicado junto al Parlamento y que incluirá un “centro de aprendizaje que enseñará las lecciones del Holocausto para la sociedad actual, y actuará como una voz contra el odio en el mundo moderno”.
Podría verse este discurso de la primera ministra, en el centenario de la Declaración Balfour, como un cierre definitivo del conflicto que el pueblo judío mantuvo con el Reino Unido en las décadas anteriores a la creación del Estado de Israel, cuando las autoridades de ese país obstaculizaban los esfuerzos para materializar el hogar nacional judío.