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Sami Rozenbaum
Director
H asta ahora, cuando se hablaba de inmigrantes ilegales en Israel se hacía referencia a los africanos, sobre todo provenientes de Sudán y Eritrea, que se estima son unos 50.000. Pero como informa The Times of Israel en un extenso reportaje, la situación ha cambiado: ahora la mayoría provienen de las repúblicas de Ucrania y Georgia.
Efectivamente, el número de los ciudadanos de esos países que están solicitando asilo en Israel pasó de cero a casi 22.000 en solo tres años, crecimiento que ha sido en buena parte promovido por portales web ilegales que “asesoran” a los candidatos sobre cómo deben proceder.
Todas las tardes comienzan a formarse largas filas ante la oficina de la Autoridad de Inmigración y Fronteras, ubicada en la calle Salome de Tel Aviv; es gente que pernocta en el lugar para poder entrar al día siguiente e iniciar sus trámites. Han llegado al país como turistas, pero aspiran al estatus de refugiados para obtener asilo. La mayoría afirma que corre peligro en sus países debido a la situación política, sobre todo la guerra que tiene lugar en el este de Ucrania y que hace tiempo salió del foco noticioso.
Pero un reporte de la ONG Hotline for Refugees and Migrants (“Línea caliente para refugiados e inmigrantes”) señala que, en realidad, los aspirantes a asilo son víctimas de empresas ilícitas que les prometen oportunidades de trabajo en Israel; les cobran entre 800 y 1200 dólares por “paquetes turísticos” y “asesoría” sobre cómo aprovechar las debilidades del sistema israelí de asilo, por ejemplo qué deben y qué no deben decir al llegar al aeropuerto, cómo borrar toda información comprometedora de sus dispositivos electrónicos, etc. Les aseguran que obtendrán rápidamente el estatus de refugiados, y luego empleos con ingresos superiores a los 14.000 shékels (4000 dólares) mensuales, además de vivienda, acceso a los servicios de salud y otros beneficios.
Según el reportaje, esto tiene su origen en 2011, cuando el entonces ministro de Turismo (y actual ministro de Defensa) Avigdor Liberman aprobó el otorgamiento de visas de turistas por tres meses a todos los ucranianos, quienes pueden solicitarlas apenas llegan al aeropuerto Ben Gurión, con el objetivo de mejorar las relaciones entre ambos países. Este privilegio se extendió en 2014 a los georgianos. Los ciudadanos rusos no requieren ningún visado para entrar a Israel gracias a un acuerdo previo.
Una vez en el país, quienes solicitan asilo deben esperar la respuesta de una lenta burocracia, lo que puede tardar años, tiempo durante el cual se encuentran en un limbo. Algunos israelíes originarios de Ucrania y Georgia se aprovechan de la situación y les ofrecen empleos en empresas fraudulentas que los explotan. Por otro lado, el gobierno israelí aplica en forma muy laxa la legislación que impide trabajar a quienes esperan por asilo, con el objetivo de que los inmigrantes africanos puedan mantenerse.
Pero la verdad es que, hasta ahora, Israel no le ha otorgado asilo a ningún ucraniano ni georgiano, quienes no gozan del estatus de refugiados en ningún país del mundo. Y el pasado 15 de octubre, la Autoridad de Inmigración y Fronteras anunció que el Ministerio del Interior rechazará automáticamente las solicitudes de asilo de los ucranianos, con excepción de quienes provengan de las regiones de Donetsk y Luhansk, que están controladas por los separatistas y donde el conflicto es más intenso.
Ya en febrero, el despacho del Interior había dictaminado que no otorgaría asilo a quienes provengan de países donde sus vidas no corran peligro, lo que aplica a los georgianos. Estas medidas buscan simplificar el proceso de asilo, pues la cantidad de requerimientos es muy alta; el número de solicitantes ucranianos saltó de 703 en 2015 a 6880 en 2016, y para la primera mitad de este año ya casi habían igualado esa cantidad. En cuanto a los georgianos, las solicitudes aumentaron de solo una en 2013 a 3668 el año pasado.
Vita, abogada de 37 años de la ciudad ucraniana de Járkov y una de las cientos de personas que permanecen en fila durante toda la noche en la calle Salome, declaró al reportero de The Times of Israel que ya había visitado antes el Estado judío, y por ello decidió que quería vivir allí: “Esta es una tierra de leyes, y me gusta la actitud que existe hacia las personas. Este es un país que ayuda a la gente que se encuentra en situaciones problemáticas a permanecer seguras, [al menos] temporalmente”.
D os visitantes que sí encontraron una inesperada bienvenida en Israel fueron Ioana Isac y su novio Mihai Georgescu, provenientes de Bucarest, Rumania, quienes al llegar al aeropuerto Ben Gurión marcaron el récord histórico de tres millones de turistas que arriban al país este año.
Tras cruzar tranquilamente la aduana, Iona y su novio se encontraron de pronto frente a una alfombra roja rodeada de globos y flores, al final de la cual los esperaba un comité de bienvenida encabezado por el ministro de Turismo, Yariv Levin. Este les entregó un certificado para marcar la ocasión, y los trasladó en limusina a una suite de lujo. Desde allí los llevaron al museo de la Torre de David en la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde les ofrecieron copiosas disculpas porque el guía no había llegado. Pero rápidamente encontraron un “reemplazo”… que resultó ser el primer ministro Benjamín Netanyahu.
El premier les explicó la historia del antiguo fuerte, que data de la época del Segundo Templo. Los aún sorprendidos visitantes no atinaron a hacer muchas preguntas; Isac se disculpó por estar vestida tan casualmente ante el divertido Netanyahu.
En una entrevista para la televisión, Isac, de 31 años y quien es maquilladora profesional, explicó que habían decidido viajar a Israel porque buscaban un lugar “cálido y soleado” para celebrar el cumpleaños de Georgescu. “Estoy viviendo un sueño. La experiencia ha sido increíble”.
Ser atendidos por el primer ministro y el ministro de Turismo no fue el final de ese sueño. Luego les ofrecieron un paseo por el Mar Muerto, un tour en helicóptero y una cena con el reconocido chef Nir Tzuk.