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Sami Rozenbaum
Director
E l pasado domingo, durante un partido de fútbol entre los equipos italianos Lazio y Cagliari, algunos “Irreductibles”, como se hacen llamar los hooligans del equipo del Lazio, inundaron la curva sur del Estadio Olímpico —sección que comparten con el equipo La Roma— con calcomanías en que aparecía la foto más conocida de Ana Frank pero vistiendo la camiseta de su odiado equipo rival. “Ana Frank anima a la Roma”, decía la pegatina. Esto pretendió ser un insulto.
Los hooligans del Lazio (y algunos miembros del propio equipo) se han caracterizado por su tendencia a la violencia y el extremismo; en 2005 se difundió una foto de su capitán, Paolo Di Canio, haciendo el saludo fascista en pleno estadio, como recuerda el diario español El País.
La Federación de Fútbol Italiana (FIGC) abrió una investigación que podría costarle muy caro al Lazio por su reincidencia. Aunque su presidente, Claudio Lotito, encabezó una delegación que se presentó en la sinagoga de Roma con una corona de flores, y anunció que cada año su club llevará a unos 200 niños a Auschwitz para que conozcan de primera mano qué significó la Shoá, la imagen del equipo ha resultado muy dañada.
Los principales periódicos del país publicaron la imagen de la calcomanía en primera página, con duros editoriales. El presidente de la República, Sergio Mattarella, lo definió como “un acto inhumano”, y agregó: “Utilizar la imagen de Ana Frank es un insulto y una amenaza, y resulta alarmante para nuestro país, que sufrió hace 80 años por la crueldad del antisemitismo”.
Por su parte, el ex primer ministro Matteo Renzi expresó a través de Facebook el deseo de que todos los clubes transalpinos jueguen los próximos partidos de la Liga con la estrella de David en sus camisetas, señala el diario ABC. El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, declaró: “Las comunidades judías son parte de nuestra Unión. El antisemitismo debe ser solo una horrible experiencia del pasado”.
La comunidad judía reaccionó indignada; su dirigencia no estuvo presente cuando Lotito se presentó en la sinagoga sin previo aviso. Y luego se supo algo que empeoró la situación: como reseña el diario Haaretz, mientras abordaba un vuelo de Milán a Roma antes de dirigirse a la sinagoga, algunos pasajeros grabaron sus comentarios quejándose de que los líderes comunitarios judíos no lo recibirían: “Esa gente no vale nada. ¿Se dan cuenta de cuán patético es todo este asunto? Sigamos con esta charada”.
La “charada” incluye, además de las visitas a Auschwitz, organizar visitas de jugadores a los colegios para educar a los niños sobre las reglas y hablar contra el racismo y las barreras sociales. Lotito también ofreció leer fragmentos del Diario de Ana Frank al inicio de cada partido.
Por su parte, los “Irreductibles” se niegan a distanciarse de su acción y dicen estar sorprendidos por las consecuencias, como informa The Times of Israel: “Esto debería atemperarse por el contexto. Ha habido otros casos que, en nuestra opinión, merecerían mucha más atención en los medios. Nos preguntamos por qué nadie se pone de nuestra parte cuando somos víctimas de incidentes (…). Pienso que esto busca bloquear y boicotear el crecimiento del Lazio, que es uno de los mejores equipos de la Serie A”.
Ciertamente, el ministro italiano de Deportes, Luca Lotti, amenazó con expulsar definitivamente al Lazio de los estadios. Pero obviamente eso no sucederá. El negocio del fútbol es demasiado grande y, por desgracia, en lugar de ser una forma de fomentar la amistad y la comprensión, el deporte se usa con frecuencia para expresar las más bajas pasiones.
U n artículo de la periodista Evelyn Gordon titulado “La creciente identidad israelí de los árabes de Israel” ofrece un toque de optimismo para el futuro. He aquí una síntesis de las partes más relevantes (el texto completo puede leerse en el diario Aurora):
“Durante las vacaciones de Sucot, la pareja árabe israelí Khalil y Reem Bakly lanzó su propia iniciativa de convivencia personal al construir una sucá completamente kasher (con la ayuda de un empleado judío ortodoxo de una clínica dental de Khalil), e invitaron a todos los judíos israelíes a visitarla. Esa misma semana, una delegación compuesta en su totalidad de israelíes árabes, musulmanes, cristianos y drusos hizo los preparativos finales para una gira de conferencias destinada a defender a Israel en los campus universitarios estadounidenses.
“Ambos casos podrían descartarse fácilmente como no representativos de la comunidad árabe de Israel. Después de todo, esa misma semana, la miembro árabe de la Knésset Haneen Zoabi afirmó en un discurso en Dallas que los judíos no tienen derecho a la autodeterminación, ya que “no son una nacionalidad”. Y Zoabi, quien es solo un poco más inflamatoria que sus colegas del partido Balad, fue elegida en una lista conjunta que recibe la abrumadora mayoría de los votos árabes israelíes.
“Pero como prueba una encuesta reciente realizada entre árabes israelíes, esa comunidad está cambiando, y no a favor de Zoabi.
“Tal vez lo más sorprendente sea el hecho de que una mayoría decisiva de los encuestados se identifica principalmente como israelíes en lugar de como palestinos, algo que no ocurría hace pocos años. En 2012, por ejemplo, solo el 32% de los árabes israelíes se definían a sí mismos como “israelíes”; pero la cifra ha aumentado de manera constante, y cuando este año se les preguntó cuál es “el término que mejor lo describe”, el 54% eligió una variante de las identidades vinculadas a Israel (la opción más popular fue “árabe israelí”, seguido de “ciudadano árabe de Israel”, “israelí” y “musulmán israelí”). Eso es más del doble del 24% que eligió alguna variante de “palestino”: el 15% escogió simplemente “palestino”, los demás “palestino en Israel” o “ciudadano palestino en Israel”.
“Por otra parte, 63% de los encuestados considera a Israel un lugar “positivo” para vivir, en comparación con 34% que dijo lo contrario. El 60% tiene una opinión favorable de Israel, mientras para el 37% es desfavorable. Incluso entre los musulmanes, el grupo más ambivalente, la relación favorable a desfavorable tuvo un empate estadístico (49% a 48%). Entre los cristianos la proporción es 61% favorable a 33% desfavorable, y entre los drusos 94% favorable frente a 6% desfavorable”.
Este incremento en la visión positiva sobre Israel ha sido influenciada, según Evelyn Gordon, por la implosión de varios países árabes desde 2011, así como por los esfuerzos del gobierno israelí por mejorar la situación socioeconómica de los ciudadanos árabes; entre estas destaca una iniciativa conjunta con los mayores empleadores del sector privado, que ha favorecido un fuerte aumento en el número de árabes israelíes que trabajan en esas compañías, las cuales generalmente ofrecen mejores salarios, beneficios y oportunidades de promoción que las empresas más pequeñas.