Sami Rozenbaum
Director
H ace poco reseñamos en NMI que las autoridades libanesas detuvieron al príncipe saudí Abdel Mohsen bin Ualid bin Abdulaziz al Saud, al habérsele descubierto un enorme cargamento de captagón, llamado “la droga de los yijadistas”, en su avión privado.
Ahora, la agencia EFE ha difundido un reportaje donde informa sobre el gigantesco crecimiento en la producción y consumo de ese estimulante, una mezcla de anfetamina y cafeína, que sería “la droga más popular entre los jóvenes de Oriente Medio”, pues “sus principales mercados están en las ricas monarquías del Golfo Pérsico”.
Angela Me, responsable de investigación y análisis de tendencias de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), asegura que “el captagón mueve miles de millones de dólares en el Medio Oriente, y todos los datos indican que Siria se ha convertido en un gran productor”.
“Captagón” era la marca comercial de este estimulante cuando salió al mercado en la década de 1960 para tratar la hiperactividad, la narcolepsia y la depresión, pero la Organización Mundial de la Salud lo prohibió en 1986 por ser “demasiado adictivo”. Hace unos 15 años se producía ilegalmente en Europa Oriental, pero casi toda su fabricación tiene lugar ahora en la región que es su principal consumidora.
El captagón aumenta la atención y mantiene la vigilia, genera una sensación de bienestar y de mayor motivación, al tiempo que retrasa el hambre y la fatiga. Sin embargo, genera una gran dependencia física y sicológica, y si se deja de consumir se cae en fases de insomnio, cansancio, ansiedad, irritabilidad, e incluso alucinaciones y principios de sicosis. Los expertos de la ONUDD niegan que tenga otras supuestas propiedades como reducir la sensación de dolor, el miedo, o que aumente la agresividad y la fuerza.
El captagón ha sido llamado “la droga de los yijadistas” porque existen informaciones, no documentadas oficialmente, de que los combatientes de ISIS lo usan. Tampoco existen datos verificados sobre si su consumo está financiando a alguno de los bandos de la guerra civil siria. No obstante, Justice Tettey, jefe de la Sección Científica de la ONUDD, considera que el amplio uso de estimulantes como anfetaminas o metanfetaminas, en conflictos desde la Segunda Guerra Mundial, y su disponibilidad en Siria, apuntan claramente a su uso en combate, indica EFE.
Una reciente investigación de la revista Time indicó que Hezbolá está involucrado en el negocio, y un palestino de Gaza declaró al diario español La Vanguardia que los terroristas de Hamás consumen captagón mientras excavan sus túneles o cuando combaten, para poder hacerlo muchas horas sin descanso.
Las incautaciones de captagón se han incrementado de manera dramática; en Turquía y el Líbano se han hallado alijos de millones de pastillas que, según Angela Me, son solo “la punta del iceberg”. Como se trata de una droga sintética, fabricada con productos básicos cuyo rastro no es fácil de seguir, resulta muy difícil estimar la producción, a diferencia de la cocaína o la heroína, que provienen de plantas y por tanto se puede medir aproximadamente la superficie cultivada, incluso desde satélites.
“La mayor parte de la producción se hace en Siria; desde allí se trafica a través de Jordania y el Líbano hasta uno de los principales mercados, que es Arabia Saudita”, explica Me. Los sirios se encargan de trasladar el captagón hasta la frontera, y desde allí otros grupos asumen el tráfico y la venta al por menor. Aparte de Hezbolá, no parece que todos esos traficantes estén vinculados particularmente a algún bando del conflicto sirio. Angela Me dice que “son simplemente criminales, su único partido es la búsqueda de beneficios”.
Los palestinos suelen justificar sus actos violentos, como la actual campaña de apuñalamientos o atropellamientos al azar de judíos, por la “desesperación y frustración” en que viven bajo la “ocupación israelí”; muchos medios, organizaciones antiisraelíes e incluso ciertos gobiernos se hacen eco de esta descarada justificación del terrorismo. El blog ElderOfZiyon se pregunta, entonces, por qué los palestinos no están apuñalando libaneses.
Millares de palestinos que vivían en Siria huyeron al Líbano para escapar de la guerra civil. Pero en su nuevo “hogar”, sus hermanos del gobierno libanés los han recibido con medidas como cobrarles 200 dólares anuales por el solo derecho a residir allí, una cantidad exorbitante para gente que carece de empleo pues, entre otras cosas, tienen prohibido trabajar.
Si alguno de estos refugiados necesita una operación quirúrgica, se les cobran hasta 30.000 dólares. Por supuesto, eso garantiza la muerte de muchos de ellos. La UNRWA, agencia de la ONU para los refugiados palestinos, les otorgaba 100 dólares mensuales por familia para gastos de vivienda, y según la misma organización esa era su principal fuente de ingresos; pero ese subsidio fue eliminado a mediados de 2015. Ahora solo les suministran 27 dólares mensuales por persona para alimentación. Hace algunos días, las diferentes facciones palestinas que existen entre los refugiados organizaron protestas… pero contra la UNRWA, no contra sus hermanos libaneses, que los tratan como parias y los encierran en guetos.
La única solución que han encontrado es emigrar, es decir, escapar de allí. El número de palestinos sirios en el Líbano se ha reducido de 60.000 en 2013 a solo unos 20.000 en la actualidad; la diferencia representa los que han caído en manos de los terribles traficantes de personas hacia Europa. Uno de estos refugiados, al que ElderOfZiyon identifica con el nombre de Abu Amar, asegura: “Si tuviese el dinero me iría mañana”; pero el costo de arriesgar la vida en el Mediterráneo ronda los 6000 dólares por persona. “Si pudiera meterme en una pequeña caja y abordar uno de esos botes, lo haría”.
Uno sospecha que eso es precisamente lo que quieren los libaneses, que tanto defienden al pueblo palestino de la boca para afuera: que se vayan.
Veámoslo en perspectiva histórica: estos son los nietos y bisnietos de los árabes que salieron de Palestina en 1948; en Siria nunca los quisieron absorber; la UNRWA los mantuvo como refugiados eternos y hereditarios; tuvieron que huir de la guerra, y en el Líbano los quieren tanto como los querían en Siria. Y ahora el crimen organizado les cobra una fortuna para hacer el peligrosísimo viaje a Europa, donde seguirán pasando penalidades, si logran llegar. Todos los países árabes se hacen los desentendidos.
Esos refugiados, entonces, padecen una real “desesperación y frustración”. ElderOfZiyon se pregunta: “¿Por qué no hay libaneses asesinados por estas víctimas frustradas? ¡Así es como se supone que actúan los palestinos oprimidos! Incluso el secretario general de la ONU espera que la gente oprimida actúe en forma violenta, ¡es la naturaleza humana!”, dice este blog, en irónica referencia a una curiosa declaración emitida hace pocos días por Ban Ki-Moon.