Sami Rozenbaum, Director NMI
L a crisis de las llamadas amenazantes contra centros comunitarios judíos dio un giro sorprendente este jueves, cuando la policía israelí arrestó a un joven de 19 años de Ashkelon, informó The Times of Israel.
Las autoridades informaron que el adolescente, cuyo nombre no ha sido revelado, estaba siendo investigado conjuntamente con el FBI; el mismo día se le trasladó a un juzgado de Rishon Letzíon, y su padre también fue interrogado. El muchacho enfrenta cargos por extorsión y por diseminar el pánico colectivo; aún se desconocen sus motivos.
Según la policía, el joven, quien tiene ciudadanía israelí y estadounidense, no presta el servicio militar por haber sido evaluado como no apto. Disponía de equipos avanzados de alteración de la voz y trasmisión satelital, con los cuales hizo numerosas llamadas a organizaciones judías en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y el propio Israel. Más aún, también fue el autor de llamadas amenazantes contra la aerolínea Delta, que dieron lugar al desvío de varios vuelos en 2016.
Ya a principios de marzo, un funcionario de la policía de Nueva York había señalado que la mayoría de las amenazas habían sido probablemente hechas por la misma persona.
No está claro si el joven fue el causante de todas las casi 150 amenazas telefónicas recibidas por centros judíos desde inicios de este año, que causaron la evacuación de muchas de ellas. Como se recordará, Juan Thompson, un periodista de Saint Louis, fue detenido hace varias semanas como autor de algunas de las amenazas; al parecer, Thompson fue lo que llaman un copycat (imitador).
Aún queda por resolver otra cadena de ataques antisemitas en EEUU: los llevados a cabo contra varios cementerios, donde cientos de lápidas fueron derribadas.
L a comunidad palestina de Chile, que desde hace años se caracteriza por su virulento antisemitismo, dio hace unos días un paso más allá: amenazó a una organización cristiana local por organizar una reunión con el sacerdote cristiano israelí Gabriel Naddaf.
El portal Hatzad Hashení informa que Naddaf, quien dirige el Consejo de Empoderamiento Cristiano de Israel —que, entre otras cosas, promueve que los árabes cristianos presten el servicio militar—, realizó una visita a varias ciudades chilenas patrocinada por el Keren Kayemet LeIsrael y la Federación Sionista de Chile, para expresar su oposición al movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) que busca deslegitimar al Estado judío en todos los campos.
Como parte de esta gira estaba prevista una reunión con los líderes de ACN Chile, una organización católica de caridad, y con el sacerdote del monasterio benedictino en Santiago. Como señala Hatzad Hashení, “grupos palestinos dijeron que tomarían acciones para dañar financieramente a los grupos cristianos por reunirse con el representante israelí contra el BDS. Las organizaciones eventualmente cedieron a la presión y cancelaron los encuentros”.
El padre Naddaf comentó al día siguiente, en una reunión con miembros del gobierno, líderes religiosos e integrantes de la kehilá chilena: “Nunca debemos rendirnos ante los extremistas, y con todo nuestro amor no debemos renunciar a la esperanza, pero debemos ser inteligentes. No podemos enterrar nuestras cabezas en la arena y simplemente difundir mensajes agradables. Debemos levantarnos y actuar. Somos una mayoría silenciosa, pero los extremistas son quienes están tomando toda la acción. Ahora es tiempo de cambiar nuestro enfoque”.
Naddaf es autor del libro A Christian guide to the anti-Israel boycott movement (Una guía cristiana al movimiento de boicot antiisraelí). En sus conferencias siempre destaca que las críticas a Israel por parte de organizaciones cristianas son absurdas, ya que se trata del único país del Medio Oriente donde los cristianos disfrutan de plena libertad política y religiosa y su población está aumentando.
La comunidad palestina de Chile es considerada la más grande fuera del mundo árabe, y tiene una amplia influencia económica y social. La paradoja es que se trata en su mayoría de árabes cristianos, cuyos antepasados huyeron hace más de un siglo de Éretz Israel y otros países de la región cuando estaban bajo dominio otomano, para escapar de la discriminación religiosa y el servicio militar. El organismo más importante de esa comunidad, la Federación Palestina de Chile, apoya abiertamente a organizaciones terroristas como Hamás y Hezbolá, lidera un movimiento de BDS muy activo, y ha patrocinado eventos claramente antisemitas.
En referencia a esto, Naddaf señaló que el gobierno chileno debería monitorear los fondos donados por los chilenos palestinos, para asegurarse de que no estén siendo trasferidos a organizaciones terroristas. Agregó que el odio de los palestinos chilenos a Israel está mal dirigido: “Tendrían que preguntarle a sus ancestros por qué huyeron a Chile. No escapaban de Israel, que aún no estaba establecido; huían del gobierno otomano”.
D efinitivamente, los tiempos están cambiando en la ONU. La semana pasada, el secretario general António Guterres ordenó retirar de internet un reporte que acusaba a Israel de practicar el apartheid. El informe había sido subido a la web por Rima Khalaf, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica y Social de la ONU para Asia Occidental (ESCWA), entidad de las Naciones Unidas que agrupa a 18 países árabes y tiene su sede en Beirut, Líbano. La funcionaria lo publicó en el portal de ese organismo sin autorización de Guterres; ante la orden del secretario general de eliminarlo, Khalaf renunció.
Según informa el portal UN Watch, que monitorea las actividades antiisraelíes en la ONU, en realidad el autor de ese reporte no fue la señora Khalaf sino nada menos que Richard Falk, otro ex funcionario de las Naciones Unidas que había sido denunciado en varias oportunidades por el ex secretario general Ban Ki-Moon y otros líderes mundiales tras promover teorías conspirativas sobre el ataque terrorista del 11S, además de haber acusado a Israel y Estados Unidos por el atentado del Maratón de Boston y difundir toda clase de materiales antisemitas.
Ahora UN Watch está solicitando al gobierno británico que evalúe si bajo sus leyes Falk debería ser expulsado del Reino Unido, donde se encuentra en este momento dictando conferencias; de hecho, el propio gobierno de Londres lo ha denunciado en tres oportunidades por su promoción del racismo.
UN Watch agradeció a la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, a quien atribuyó el llamado de atención que le hizo a Guterres sobre el reporte en el portal de la ESCWA.