Sami Rozenbaum, Director NMI
E l año pasado, el gobierno francés dio inicio a un ambicioso y costoso programa destinado a la “desradicalización” de yijadistas. Pocos meses después, una investigación preliminar del Parlamento acaba de llegar a una simple conclusión: el programa ha sido, literalmente, un fiasco.
Un reportaje de The Gatestone Institute señala que no ha habido ningún resultado a cambio de las decenas de millones de euros invertidos. El informe parlamentario, pomposamente titulado “Desadoctrinamiento, desreclutamiento y reintegración de yijadistas en Francia y Europa”, se presentó ante un comité del Senado el 22 de febrero. Se refiere en forma muy crítica al plan, lanzado en mayo de 2016, para construir trece “centros de desradicalización” —uno en cada región metropolitana de Francia—, a un costo de 40 millones de euros (42 millones de dólares al cambio actual), donde se trataría de evitar que un total de 3600 personas se convirtieran en yijadistas durante los próximos dos años.
Cada uno de estos centros trabajaría simultáneamente con un máximo de 25 personas, de entre 18 y 30 años de edad, durante períodos de diez meses. Hasta ahora se ha puesto en funcionamiento uno solo, en Château de Pontourny, edificación del siglo XVIII ubicada en el centro del país, que comenzó a operar en septiembre pasado.
Resulta que cuando las senadoras Esther Benbassa y Catherine Troendlé, quienes dirigen la investigación, visitaron el lugar el pasado 3 de febrero, encontraron que allí solo había un residente, detenido por “actos de violencia doméstica”. Un mes más tarde, Pontourny no hospeda a ningún candidato a ser “desradicalizado”, a pesar de que en la hermosa instalación trabajan 27 personas, incluyendo cinco sicólogos, un siquiatra y nueve educadores, a un costo anual de 2,5 millones de euros.
El reportaje de Gatestone puntualiza, no sin sorna, que se estima que en Francia viven 8350 radicales islamistas “duros”, pero solo 59 personas solicitaron información para inscribirse en Château de Pontourny desde que se inauguró, de las cuales 17 enviaron sus planillas de inscripción y solo llegaron 9. Ninguno llegó a completar los 10 meses del currículo.
La corona del éxito: uno de los “pacientes”, a quien el informe identifica como Mustafá S., de 24 años, había sido arrestado durante una operación antiterrorista cerca de Estrasburgo el 20 de enero pasado; según la policía, el individuo estaba vinculado a los autores de la masacre de la discoteca Bataclan de París en 2015. Hace algunos días, Mustafá S. fue nuevamente detenido mientras estaba de permiso de Pontourny; al parecer iba camino a Siria para unirse a ISIS.
Otra residente, Sabrina C., era una chica de familia católica que no tenía nada que ver con el Islamismo; se recluyó en Pontourny para “escapar del capullo de su familia” y “aprovechar el entrenamiento vocacional que allí se ofrece, aprender a cocinar y estar cerca de los animales”. De todos modos declaró que la pasó muy mal allí.
Peor aún, el informe parlamentario denuncia el surgimiento de una “industria de la desradicalización” por parte de ONGs sin experiencia, que han obtenido lucrativos contratos con el gobierno aprovechando su desesperación por hallar alguna respuesta y tranquilizar al público. Todo luce, en resumen, como una gran pantomima.
Las medidas francesas para lidiar con los islamistas han sido un desastre también en las cárceles. Al principio los mantenían en alas separadas de las prisiones, para evitar que “radicalizaran” a otros detenidos; pero luego revirtieron esa medida, pues se percataron de que al mantenerlos en un mismo espacio se hacían más violentos por el “efecto de grupo”.
Al parecer, los que ahora están “presos” a causa del radicalismo islámico son los ciudadanos franceses y sus autoridades. No hallan qué hacer. Tal vez ya es demasiado tarde.
L a Universidad Hebrea de Jerusalén acaba de anunciar que admitirá la matriculación de estudiantes con certificados de graduación de la Autoridad Palestina. Así, la UHJ será la primera institución académica israelí en reconocer formalmente el sistema educativo de la Autoridad Palestina, según informó el diario Haaretz.
La nota indica que se espera que la decisión conduzca a un aumento significativo del número de árabes de Jerusalén Oriental que estudiarán en la universidad más importante de Israel. Luego de varios años se analizará su desempeño académico, para evaluar si continúan aceptándose alumnos egresados de instituciones palestinas.
Actualmente hay numerosos estudiantes árabes en todas las universidades israelíes, pero deben haber egresado de liceos del país.
U no de los juegos de mesa más populares desde hace un siglo es “Monopolio”, en el cual los participantes compran propiedades e incluso partes de una ciudad. Ahora acaba de aparecer “Monopolio Jerusalén”. La publicidad del juego en el portal Israel Today es bastante curiosa:
“¿Planea usted ser propietario de una parte del Muro Occidental? ¿O quizá de la Torre de David?
“Eche un vistazo desde arriba a lo que sucede en Jerusalén. Sea el rey David durante un momento, y observe a los ciudadanos yendo y viniendo. ¿Por qué su vecino eligió precisamente esa ubicación?
“Dése la oportunidad de colocar la primera piedra y formar parte de la construcción del Templo. O compre la Puerta Dorada y ábrala. Si a usted le gusta fantasear, esta es su gran oportunidad de comprar, vender y sentirse parte integral de la Ciudad Santa.
“Un nuevo juego con alto valor emocional. Usted también puede unirse y participar en la historia de la ciudad desde tiempos antiguos. Actualmente, experimentamos diariamente el cumplimiento de la profecía…”.
Pero esta “experiencia emocional” también tiene un alto valor económico: “Monopolio Jerusalén” cuesta nada menos que 62 dólares.