Sami Rozenbaum, Director NMI
U na empresa de los Emiratos Árabes Unidos va a participar en la construcción de buques para la Armada de Israel. Suena extraño, pero así es, según un reporte de Yediot Aharonot reseñado por el semanario Aurora.
En 2015, Israel firmó un contrato con el conglomerado alemán ThyssenKrupp Marine Systems para la adquisición de tres submarinos, y cuatro corbetas de tipo Saar 6. Entre otros objetivos, las corbetas protegerán los yacimientos de gas israelíes en el Mar Mediterráneo.
Pero por esas cosas de las corporaciones, en 2010 ThyssenKrupp creó una sociedad estratégica con la firma Abu Dhabi MAR de los Emiratos Árabes Unidos; aunque al año siguiente ese acuerdo se canceló, la empresa alemana ya había vendido a Abu Dhabi MAR su astillero HDW Gaarden, ubicado en la ciudad de Kiel, cuyo nombre actual es German Naval Yards Kiel; actualmente opera como subcontratista de ThyssenKrupp, y está encargado de construir las naves para Israel.
Para que no haya suspicacias, el Ministerio de Defensa israelí ha aclarado: “El contrato para la adquisición de los buques de guerra se firmó con una empresa alemana, con la participación directa del gobierno alemán, que incluso financia un tercio del acuerdo. Previo a la firma, Israel revisó [los documentos] con los funcionarios del gobierno alemán para garantizar que ninguna información clasificada del proyecto sea entregada a organismos no autorizados. Es importante tener en cuenta que el astillero alemán solamente construye el casco de los buques de guerra, y que el resto de los sistemas serán instalados en Israel”.
Para mayor sorpresa, recientemente salió a la luz que Irán tiene acciones en ThyssenKrupp, y en la última década ha ganado unos dos millones de euros en dividendos.
U no de los actores más populares de Egipto sorprendió a su audiencia al decir, durante un programa de entrevistas en la televisión, que su madre era judía, y por tanto él también lo es según la Halajá. Además, su abuela paterna era francesa cristiana.
Karim Kassem, de 30 años, ha sido protagonista de varias películas egipcias. Como informa The Jerusalem Post, declaró: “Siento que es una suerte tener antecedentes mezclados. Toda mi vida he observado todas las festividades religiosas: Navidad, Ramadán y el año nuevo judío”. Sin embargo, Kassem resaltó que sus padres eran “antiisraelíes”.
En 1947, en vísperas de la proclamación del Estado de Israel, Egipto contaba con una comunidad judía de 65.000 integrantes; hoy en día quedan menos de 100. Como señala el artículo de The Jerusalem Post, casi ningún egipcio ha visto un judío en su vida, y la imagen de los judíos en los medios es la de “israelíes que maltratan palestinos”. De acuerdo con los medios árabes, el abuelo de Kassem, Shehata Haroun, supuestamente no quiso emigrar a Israel porque rechazaba el sionismo.
Kassem continuó diciendo en la entrevista que su origen le ha permitido “abrazar la diversidad y aceptar a otros”. “Cuando yo era niño no tenía idea. Un día llegué de la escuela y le dije a mi hermana que ‘los judíos han hecho esto y lo otro, tienen grandes narices y son avaros’. Entonces ella me respondió: ‘Karim, tú no lo sabes, pero mamá es judía’. Eso fue un tremendo shock para mí”.
Resulta interesante que la decisión de Kassem de reconocer su origen judío obtuvo una respuesta favorable. “Muchas personas se han comunicado conmigo con mensajes hermosos, diciéndome que debo estar orgulloso y feliz. Esta experiencia me ha dado renovadas esperanzas en esta generación”, comenta.
Según el periodista egipcio-belga Jaled Diab, la recepción positiva que ha tenido Kassem refleja cierta nostalgia por una época en que Egipto era una sociedad más cosmopolita, y entre otras cosas contaba con una vibrante comunidad judía.
Debe mencionarse que los judíos cumplieron un importante papel en el nacimiento del cine egipcio, uno de cuyos fundadores fue el director Togo Mizrahi. La actriz y cantante judía Layla Murad era una estrella en todo el mundo árabe durante las décadas de 1940 y 1950; posteriormente se convirtió al Islam.
S egún estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, Israel es uno de los países que tiene mayor expectativa de vida al nacer, con un promedio de 82,5 años; para los hombres esta tasa es de 80,6 años (la quinta más alta del mundo), mientras para las mujeres es de 84,3 años (la novena más alta).
La expectativa de vida de las mujeres siempre es mayor que la de los hombres; lo que llama la atención es que la masculina israelí sea más elevada de lo usual, incluso para los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), club de los países avanzados al que pertenece Israel. El investigador Alex Weinreb, del Centro Taub para los Estudios de Política Social, ha llevado a cabo un estudio para determinar la causa de esta “anormalidad”.
La expectativa de vida depende de factores como el nivel de desarrollo de un país, su riqueza, niveles de educación y salud, así como la desigualdad social, entre otros. Weinreb encontró que estas variables estándar solo explicaban un 80% del fenómeno de la alta expectativa de vida masculina; entonces agregó factores como la geografía (zonas costeras o montañosas) y la religión.
Finalmente, introdujo otro elemento: el servicio militar obligatorio. El investigador halló que el entrenamiento físico que se recibe durante los períodos de servicio anuales que deben cumplirse hasta cierta edad (las mujeres lo hacen durante menos tiempo), es la causa de la comparativamente reducida tasa de enfermedades cardiovasculares y otras condiciones médicas entre la población masculina del país.
Weinreb comenta que el servicio militar no es una “cura para todo”, pero que su estudio ofrece evidencias de que prestarlo tiene “una influencia positiva en la salud pública”.