Sami Rozenbaum, Director NMI
D urante la XVII Cumbre de los Países No Alineados, celebrada la semana pasada en la isla de Margarita, el presidente de la Autoridad palestina, Mahmud Abbas, atribuyó la reciente oleada de ataques terroristas contra israelíes a “lobos solitarios” que habían "perdido la esperanza".
El portal i24news reseñó: “En declaraciones a un grupo de unos 80 estudiantes árabes palestinos y licenciados en Venezuela, Abbas fue citado diciendo ‘nuestros jóvenes están tomando cuchillos porque no tienen esperanza’”, y negó las acusaciones de incitación al odio que le hacen, con múltiples evidencias, tanto Israel como el secretario general de la ONU y otros funcionarios internacionales. Más aún, calificó nuevamente a los terroristas como “mártires”.
Así, Abbas repitió su argumento de otras ocasiones, cuando ha justificado los actos terroristas diciendo que “el pueblo palestino vive en condiciones difíciles causadas por la ocupación israelí”.
Una de las verdaderas causas del desempleo que enfrentan los jóvenes en Judea y Samaria (Cisjordania) es la corrupción de la AP y sus dirigentes, que saquean buena parte de los fondos de ayuda que llegan de todo el mundo y que deberían invertirse en el desarrollo económico y social. Un demoledor reportaje publicado días atrás por el Instituto de Asuntos Contemporáneos del Jerusalem Center for Public Affairs, citado en el portal porisrael.org, revela: “Los dos hijos del presidente de la AP, Tareq y Yasser, son dueños de un imperio económico en los territorios valuado en cientos de millones de dólares, y que se basa en su relación con su padre”.
Esta información surge a raíz de la nueva suspensión de las elecciones que estaban previstas en Cisjordania (ver NMI Nº 2025); según el reportaje, esta decisión la tomó Abbas por sugerencia de Egipto y Jordania, cuyos dirigentes temen que Hamás gane los comicios. Sin embargo, Abbas rechazó la petición que le hicieron esos mismos países, más Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, de hacer las paces con Muhamad Dahlan, su ex “mano derecha”. Según el reportaje, varios países árabes desean que Dahlan sea el próximo presidente de la AP.
El motivo que estaría detrás de este rechazo es, según el reportaje, que Abbas busca un sucesor que garantice la continuidad de los gigantescos negocios de sus hijos. Dahlan, al parecer, no ofrece esas garantías.
Lo cierto es que, en medio de la batalla por la sucesión del ya anciano presidente, están saliendo los trapitos al sol. El pasado 11 de septiembre, el periodista Hussein Yousef destacó en un extenso artículo en el diario egipcio Al-Masri Al-Youm la actividad comercial de Abbas y sus hijos. Los muchachos son titulares de un gran consorcio llamado Falcon, que “se ha adueñado del comercio de Cisjordania y de su mercado de trabajo”, dice Yousef. Entre las empresas del consorcio se cuentan la tabacalera Falcon; la empresa de electricidad y mecánica Falcon (con sucursales en Jordania y los Emiratos); la compañía de medios de comunicación internacionales Falcon; la empresa de inversiones generales Falcon, cuyas ganancias totalizan $60 millones; la compañía de seguros Al-Mashreq, que tiene 11 sucursales en Cisjordania con un valor estimado de $35 millones; la compañía Al-Khayar al-Awal de proyectos y desarrollo, encabezada por Yasser Abbas.
Más aún, el artículo acusa a Tareq Abbas de haber contrabandeado antigüedades de Cisjordania al extranjero. Y eso es solo lo que ha trascendido hasta ahora.
Hussein Yousef afirma que la familia Abbas ha acumulado su riqueza a la sombra del poder, y que Muhammad Rashid, quien fue asesor económico de Arafat, le dijo que Abbas padre se había apropiado indebidamente de al menos 100 millones de dólares.
El propio Muhamad Dahlan alega que Abbas esconde una suma de 600 millones de dólares de los 1400 millones que el ex primer ministro de la AP, Salam Fayyad, le trasfirió después de la muerte de Arafat.
Continúa el artículo de porisrael.org : “En una entrevista con el sitio web jordano Amon, el 8 de junio de 2016, Dahlan afirmó que fue él quien consiguió que los dos hijos de Abbas trabajaran con Fayyad, con un salario mensual de 5000 dólares; sin embargo, hoy su riqueza llega a 300 millones de dólares”.
Resulta obvio que, para sostener el imperio económico de la familia Abbas, la mejor garantía es conservar el poder o trasferirlo a un sustituto “confiable”. Es una historia conocida en otras partes.
S e ha vuelto usual expresar preocupación por el desconocimiento de los temas internacionales por parte del candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump. Pero él no está solo en esto.
Aparte de Trump y Hillary Clinton, hay otros dos candidatos que representan a movimientos políticos muy pequeños. Uno de ellos es Gary Johnson, del Partido Libertario. Hace algunos días fue entrevistado en el canal MSNBC. Tras tratar varios temas domésticos, el presentador, Mike Barnicle, le preguntó: “De resultar electo, ¿qué haría usted con respecto a Alepo?”.
Johnson replicó: “¿Sobre…?”. Barnicle repitió: “Alepo”. Perplejo, el candidato preguntó: “¿Qué es Alepo?”
Esta vez, como describe la reseña en The Times of Israel, fue el entrevistador quien quedó estupefacto. “Usted bromea”, le dijo. Pero Johnson respondió: “No”. Barnicle tuvo que explicarle: “Alepo está en Siria. Es el epicentro de la crisis de los refugiados…”
“Ah, ya, entendí”, le interrumpió Johnson, percatándose de su vergonzosa situación; entonces se lanzó en una poco creíble serie de comentarios sobre lo que debería hacerse con Alepo, la ciudad más grande de Siria antes de que ese país pasara a la historia.
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