Sami Rozenbaum, Director NMI
E n Israel y muchos otros países se ha desatado un enorme escándalo, tras descubrirse que muchos millones de dólares de los fondos que recibe como ayuda humanitaria World Vision, una ONG cristiana evangélica internacional, fueron desviados al grupo terrorista Hamás.
Los detalles de esta operación salieron a la luz esta semana, luego de la detención el pasado junio de Mohamad El Halabi, director de la oficina de World Vision en la Franja de Gaza, por parte del Shin Bet (agencia de seguridad interior de Israel). El Halabi admitió que ha sido miembro de Hamás desde su juventud, y que fue reclutado en 2004 por la rama militar de ese grupo, las Brigadas Izzedin al-Qassam, con la misión de “infiltrarse en una organización humanitaria para explotar sus recursos”.
Según la nota de prensa del Shin Bet, “en efecto, la mayor parte de los recursos de World Vision en la Franja de Gaza, provenientes de ayuda suministrada por países occidentales como Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, fueron trasferidos a Hamás para reforzar su rama terrorista (…). [El Halabi] utilizó su posición para desviar fondos y recursos destinados a personas necesitadas para beneficiar las actividades militares y terroristas de Hamás”.
World Vision, con sede en Estados Unidos, es una de las organizaciones humanitarias cristianas más grandes del mundo, con un presupuesto anual de cerca de 3000 millones de dólares y 46.000 empleados. Esta semana las autoridades allanaron las oficinas de esa organización en Israel, y El Halabi fue imputado de varios cargos, entre ellos financiar el terrorismo.
El ministerio de Asuntos Exteriores emitió un comunicado en que critica la negligencia de World Vision por no haber notado lo que estaba sucediendo; pero un vocero de la ONG, tras asegurar que sus directivos estaban “en shock”, negó las acusaciones contra El Halabi, a quien describió como “una persona humanitaria”. También aseguró que todas las operaciones de World Vision son adecuadamente supervisadas y auditadas.
Se estima que el dinero malversado desde que El Halabi ocupó su cargo en 2010 ronda los 43 millones de dólares.
Una de las revelaciones más importantes del Shin Bet, publicadas en el diario británico The Guardian, ha sido que el dinero enviado por el Reino Unido se empleó para construir instalaciones, cavar túneles y pagar salarios de terroristas (sí, cobran salarios; ellos también tienen que comer), además de que una parte fue a parar, por supuesto, a los bolsillos de dirigentes de Hamás. Otras donaciones se emplearon para comprar armas destinadas a Hamás en el Sinaí, cuando Mohamed Morsi era el presidente de Egipto.
El proyecto más grande llevado a cabo enteramente con el dinero malversado al Reino Unido fue una gran base militar llamada “Palestina” ubicada en Jabaliya, al norte de Gaza, junto a zonas residenciales. Según una foto aérea que Tzáhal acaba de difundir, mide 600 por 200 metros e incluso está dotada de una torre de vigilancia; estas instalaciones se levantaron en 2015.
Adicionalmente, El Halabi reconoció que su padre, funcionario de alta jerarquía en la UNRWA (organización de la ONU para los palestinos, que maneja escuelas y campos de refugiados) es también miembro de Hamás, e igualmente ha utilizado su posición para apoyar las actividades militares de la organización.
Entre las actividades ficticias que creó Halabi como fachada para engañar a los donantes internacionales se cuentan: asociaciones agrícolas, construcción de invernaderos, restauración de tierras agrarias, proyectos de salud pública, proyectos de ayuda sicológica para los habitantes de Gaza, programas de apoyo a pescadores, y un centro de tratamiento para personas incapacitadas física o mentalmente.
La crueldad que implica solicitar fondos para este tipo de programas, y luego no ejecutarlos, es tan despreciable como el hecho de que esos recursos se utilicen con el objetivo de matar civiles israelíes, que es la principal misión de Hamás.
Richard Verber, dirigente de la comunidad judía británica, señala: “Esto plantea serias dudas sobre los mecanismos existentes para prevenir semejante ultraje. También observamos que World Vision tiene el apoyo del Departamento para el Desarrollo Internacional, la Comisión Europea y otras organizaciones internacionales, las cuales esperamos que investiguen este caso con la mayor urgencia”.
Por lo pronto, Australia y Alemania ya anunciaron la suspensión de todo financiamiento a World Vision “hasta que se completen las investigaciones”, como informa The Jerusalem Post.
O tro caso que está simultáneamente en el tapete es el de un empleado palestino del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a quien Israel también acusa de haber cooperado con Hamás. Se trata del ingeniero Wahid Abdullah Burash, de 38 años, quien reconoció, igual que El Halabi, que Hamás le ordenó “enfocar el trabajo del PNUD de manera que permita extraer el mayor beneficio posible” para el grupo terrorista, señala The Times of Israel.
La misión del PNUD, que opera en Gaza desde la década de 1970, es supuestamente apoyar en la reconstrucción de los hogares y negocios destruidos durante los conflictos con Israel.
Como ingeniero, acusa el Shin Bet, Burash dirigió fondos del PNUD para construir obras como una marina destinada al uso de las Brigadas Izzedin al-Qassam; también persuadió a las autoridades del organismo para priorizar la rehabilitación de viviendas en las áreas donde viven los directivos de Hamás.
Por si fuera poco, Burash ayudó a Hamás a almacenar sus armas y otros equipos cuando fueron hallados en sedes de la ONU, avisándoles para que acudieran rápidamente a recogerlos, según explica el Shin Bet, cuya investigación tomó muchos meses.
Burash ha sido acusado en una corte de Beersheva de apoyar a una organización terrorista. Además, el gobierno israelí acaba de presentar una queja formal ante la ONU, advirtiendo que “no tolerará actividades inapropiadas” por parte de sus organismos; el embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, declaró: “Si la ONU realmente quiere mejorar la vida de los habitantes de Gaza, debe expulsar a cualquier trabajador que coopere con Hamás y acabar con todos los vínculos que tenga con las organizaciones que ayudan a los terroristas”.
Las autoridades del PNUD respondieron expresando su “preocupación” por las acusaciones.
Pero hay otro caso más: la ONG Save the Children (Salvemos a los niños), con sede en el Reino Unido, también acaba de ser acusada por Israel porque varios de sus empleados, presuntamente, han sido reclutados por Hamás.
Esto pica y se extiende.