Sami Rozenbaum, Director NMI
L a Autoridad Palestina está preparando una demanda contra el Reino Unido por la Declaración Balfour de 1917, informa The Times of Israel.
El anuncio lo hizo el ministro de Relaciones Exteriores de la AP, Riad al-Malki, ante una reunión de la Liga Árabe efectuada en Mauritania. Al-Malki agregó que Londres es “responsable por todos los ‘crímenes’ cometidos por Israel desde el final del Mandato Británico en 1948”.
La Declaración Balfour fue un breve documento con el cual el entonces secretario del Exterior británico, Lord Arthur James Balfour, informó al movimiento sionista que su gobierno reconocía y apoyaba el derecho del pueblo judío a restablecer su “hogar nacional” en Eretz Israel, territorio que pocas semanas después terminaría de conquistar de manos del Imperio Otomano, en plena Primera Guerra Mundial.
Este fue un gesto simbólico que no se cumplió en los hechos, pues poco después de que la Liga de las Naciones otorgara a los británicos el Mandato sobre Palestina, el gobierno de Londres no solo dividió ese territorio en dos (la mayor parte se convertiría en el artificial ‘Reino de Transjordania’, hoy Jordania), sino que comenzó a obstaculizar todos los intentos para que el “hogar nacional” se materializara, sobre todo impidiendo la inmigración judía, incluso durante y después del Holocausto.
Según al-Malki, la Declaración Balfour “le dio a un pueblo que no pertenece a ese lugar algo que no le pertenecía a ellos”. Esta no es la primera vez que se habla de semejante demanda, y el Reino Unido no ha emitido comentario alguno.
La Autoridad Palestina no toma en cuenta que, siguiendo la misma lógica, tendría que demandar también a Francia, Italia y Japón, países signatarios junto al Reino Unido de la Resolución de San Remo de 1920, que validó e incorporó la Declaración Balfour en el pacto de creación de la Liga de las Naciones, y la cual dio base legal al Mandato Británico. También tendría que demandar a la propia ONU, cuya Asamblea General aprobó en 1947 la partición de Palestina (occidental) en un Estado judío y otro árabe, lo que condujo al nacimiento de Israel.
Claro que lo primero que tendría que hacer la Autoridad Palestina es demostrar que alguna vez existió algo que pudiera llamarse soberanía “palestina” sobre Eretz Israel, premisa fundamental para poder demandar a alguien por cualquier motivo.
Por otro lado, siguiendo esa fantasía de entablar juicio contra ofensas reales o imaginarias, Israel tendría derecho de demandar a Siria por la invasión del Imperio Asirio del año 722 antes de nuestra era que destruyó el Reino de Israel, así como a Iraq por la invasión babilónica que destruyó el Reino de Judá y el Primer Templo de Jerusalén en el 586a.e.c. Luego se iniciaría un proceso contra Grecia por la conquista de Eretz Israel por Alejandro Magno, y contra Italia por el cruel dominio y destrucción de Judea por parte del Imperio Romano. Por no hablar de someter a juicio a España, Italia, Francia, el Reino Unido, Rusia, Ucrania y todos los demás países que se la pasaban maltratando y expulsando a los judíos. Y así ad infinitum.
Hay gente que por lo visto no tiene nada más que hacer que jugar y fantasear con la historia.
Por cierto que esta reunión de la Liga Árabe quedó bastante deslucida, pues los dirigentes de sus principales miembros—Egipto y Arabia Saudita— no asistieron, y quedaron en evidencia las muy profundas divisiones existentes por los temas de Irán y Turquía.
E l Museo Israel de Jerusalén inauguró esta semana una exposición excepcional: la de la única momia egipcia que hay en Israel.
The Times of Israel señala que se trata del sarcófago y restos momificados de Iret-hor-iru (“Ojo protector de Horus”), un sacerdote que vivió hace unos 2200 años en la ciudad de Panópolis, hoy Ajmim, en el Alto Egipto. Esa era la época en que el Medio Oriente estaba bajo dominio helenístico, el período de los faraones tolomeos en Egipto y del reino hasmoneo en Israel.
“Álex”, como se le llama afectuosamente, fue donado en 1928 al Instituto Bíblico Pontificio de Jerusalén por los jesuitas de Alejandría, y desde entonces permaneció depositado en el pequeño museo de ese instituto. El reportaje explica que, para preparar esta exposición, el Museo Israel trabajó conjuntamente con el Centro Médico Carmel de Haifa y científicos de la Universidad de Tel Aviv, con el fin de obtener un mejor conocimiento de quién era Iret-hor-iru, cómo vivía y cómo murió. Los escaneos revelaron que tenía alrededor de 40 años, una edad avanzada para la época; sufría caries y principio de osteoporosis, y como toda persona sedentaria debido a su labor sacerdotal, comía demasiados carbohidratos y hacía poco ejercicio.
Los restos “están muy bien preservados”, afirma la curadora del Museo Israel, Galit Bennett-Dahan. “No solo están completos todos los huesos, sino también los dientes, orejas, ojos, los tejidos de sus muslos y manos”. La sala donde se le expone está parcialmente a oscuras y a muy baja temperatura, para asegurar su conservación.
Es fundamental modificar frecuentemente su rutina diaria mediante cambios de horario, de vehículo, en el trayecto, lugares de estacionamiento, etc.
Conozca la rutina de la zona de su vivienda. Debe tratar de distinguir personas o vehículos que no pertenezcan al entorno. Esté pendiente de personas con cualquier actitud sospechosa, sobre todo en los momentos de su entrada y de salida.
Mientras se traslade en su vehículo, asegure todas las puertas y mantenga las ventanas cerradas.
Cuando llegue con su vehículo a una zona donde quiera estacionar, recorra con la vista el entorno antes de detenerse. En caso de observar alguna situación anormal o sospechosa, no se detenga en ese sitio.
Para denuncias sobre casos de antisemitismo y/o emergencias comunitarias comuníquese con la Oficina de Seguridad Comunitaria al 273.6761 en horario de oficina, al (0414) 234.2248 las 24 horas del día, o al correo electrónico 234caiv@gmail.com