Sami Rozenbaum, Director NMI
E l gobierno de Israel, junto a la ONG Stand With Us, organizó una exposición que se instaló esta semana en una de las principales salas de la sede de la ONU en Nueva York. Como ya ha ocurrido anteriormente (y como reflejamos en estas páginas en aquella oportunidad), la ONU censuró la exhibición, eliminando tres paneles.
Los paneles que parecieron inapropiados a las autoridades de la organización mundial fueron: uno relacionado con el sionismo como movimiento de liberación nacional del pueblo judío; otro sobre Jerusalén como capital de la nación judía; y el tercero destaca que los árabes israelíes tienen plenos derechos “en la única democracia del Medio Oriente”.
El embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, exigió al secretario general Ban Ki-Moon revertir la decisión, y además “disculparse ante el pueblo judío”. Danon recalcó que “al descalificar una exposición sobre el sionismo, la ONU socava la existencia misma del Estado de Israel como hogar nacional del pueblo judío”, reseñó The Jerusalem Post. Al día siguiente se revirtió la censura contra el panel sobre el sionismo, pero no la de los otros dos.
El vocero del secretario general, Stephane Dujarric, declaró con respecto al panel sobre Jerusalén como capital del pueblo judío: “Tratamos en lo posible de que estos espacios estén libres de polémica. Esta no es una ciencia exacta, y estamos tratando con comprensibles sensibilidades”, agregó Dujarric.
Claro que, además de recordarle al mundo que Jerusalén ha sido la capital del pueblo judío desde hace más de 3000 años, echarle en cara a tantas dictaduras y monarquías que Israel es la única democracia de la región hiere “comprensibles sensibilidades”.
Una noticia proveniente de Cisjordania trata sobre otra censura, y ha circulado por la prensa de todo el mundo árabe. Curiosamente no se refiere a alguna nueva fechoría de los malvados israelíes, sino a un abrazo.
Resulta que una joven pareja de estudiantes universitarios cometió el atrevimiento de abrazarse en público. El comité disciplinario de la universidad (no identificada) los acusó de “romper los estándares morales y tradicionales”, según contó el novio a la agencia AFP.
Los jóvenes, cuyos nombres se mantienen en el anonimato, acababan de firmar su licencia matrimonial; pero aún no habían cumplido con la ceremonia religiosa, lo cual en la sociedad musulmana —incluso en una tan “laica” como la palestina— se considera insuficiente. Los recién casados se habían dirigido de la corte a la universidad con el fin de compartir su felicidad con sus compañeros, y se dieron un cariñoso abrazo; la foto circuló profusamente por las redes sociales… y allí comenzó el problema. “Yo le puse el anillo en el dedo y la sostuve en mis brazos, sin violar ninguna norma moral”, se excusa el joven.
La nota de AFP destaca que el debate que se ha generado es infrecuente en Cisjordania; miles de personas han participado en la discusión en las redes, tanto a favor como en contra de la pareja. Uno de los posts dice: “La sociedad nos ha enseñado a avergonzarnos del amor, y a esconderlo”.
Una fuente de la universidad informó que el comité disciplinario está discutiendo qué medidas va a tomar, pero que busca una “solución” que no perjudique la educación de la pareja; aclaró que los jóvenes no serán expulsados.
En otra nota relacionada con una forma de censura, Lionel Messi recibió en estos días un grave insulto mientras visitaba Egipto: lo calificaron como… “judío sionista”.
La causa de semejante “ofensa”, informa el diario israelí Aurora, es que Messi, como hacen muchos futbolistas famosos, donó un par de sus zapatos deportivos para subastarlos con fines benéficos. Lo que Messi no sabía es que los zapatos son objetos despreciables en la cultura árabe, y su acción, anunciada en vivo durante una entrevista por la televisión, fue considerada un insulto por el diputado Said Hasasein, quien también es anfitrión del programa.
Indignado, el parlamentario le reclamó a Messi: “¿Cuál calzado desea vender, Messi? ¿Cuánto cree que va a conseguir? ¿Usted no sabe que la uña de un bebé egipcio vale más que su calzado deportivo? Mantenga sus zapatos para sí mismo o véndaselos a Israel”, dijo. A continuación Hasasein se quitó sus zapatos, y exclamó: “Estos son mis zapatos. Se los dono a Argentina. Esto es un insulto a los egipcios. Quizá los egipcios no tengan comida, pero tienen orgullo. Los egipcios nunca habíamos sido humillados durante nuestros 7000 años de civilización”.
El portavoz de la Federación de Fútbol de Egipto, Azmi Mogahed, llamó por teléfono al programa para atacar también a Messi. “Incluso en nuestra religión...”, comenzó a decir, cuando Hasasein lo interrumpió: “¡Su religión es judía!”. Mogahed añadió: “Yo sé que él es judío, que dona a Israel y visitó el Muro de las Lamentaciones y lo que sea... no necesitamos sus zapatos y los pobres de Egipto no necesitan la ayuda de alguien judío o con ciudadanía sionista. Déle sus zapatos a Argentina, que está llena de pobreza”.
Pero resulta que Messi es católico. Efectivamente visitó Israel en 2013, durante una gira por la paz del club Barça, momento en el que oró frente al Kotel con respeto. Esto, por lo visto, le ganó el desprecio permanente de muchos musulmanes.
Messi no ha emitido comentarios sobre tan incómoda situación, y Aurora no informa cómo reaccionó en el momento. Pero este episodio es muy revelador sobre la sicología árabe, con la que Israel tiene que lidiar desde hace tantas décadas.
Leo Nuevo Mundo Israelita semanalmente. Me gusta todo. Realmente me parece fabuloso que tengamos todavía la oportunidad de expresarnos, a través de nuestro medio impreso. Aunque sé que están potenciando la opción web, a mí me encanta tener un periódico en mis manos, tocarlo, olerlo. Y si todavía podemos mantener NMI en físico, eso me parece fabuloso.
Sería bueno incluir noticias de atractivo juvenil, quizá la parte social puede explotarse un poco más. Esa sería una manera de que el joven se acerque al periódico y lea las demás informaciones. Hay que incluir personajes actuales, gente de hoy, que esté viva, saber qué está haciendo. Eso me encantaría.