Las «tres semanas» entre el 17 de Tamuz y Tishá BeAv (que este año corresponden al período entre el 20 de julio y el 10 de agosto) han sido, históricamente, días de desgracia y calamidad para el pueblo judío. Entre otras tragedias, durante este tiempo fueron destruidos tanto el Primero como el Segundo Templos.
Estos días son aludidos como el período “entre las estrechuras” o “entre los días de angustia” (bein hametzarim), de acuerdo al versículo «Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras» (Eijá, Lamentaciones 1:3).
Durante este período, toda la nación observa varios aspectos de duelo: minimizamos la alegría y la celebración —no se efectúan bodas, no se escucha música, no nos cortamos el cabello ni la barba—. Las expresiones de duelo se intensifican a medida que nos acercamos a Tishá BeAv. Dado que el atributo de Juicio Divino (din) se siente con mucha intensidad, evitamos riesgos potenciales y actividades riesgosas. En Shabat, durante las “tres semanas”, las haftarot se leen de capítulos de los libros de Isaías y Jeremías que hablan sobre la destrucción del Templo y el exilio del pueblo judío.
El objetivo de sufrir por estos eventos es ayudarnos a superar las deficiencias espirituales que los causaron. Durante todo el proceso de teshuvá (introspección y compromiso de mejorar) tenemos el poder de trasformar la tragedia en alegría. De hecho, el Talmud dice que después de la redención futura de Israel y la reconstrucción del Templo, estos días continuarán siendo observados, pero como días de alegría y festividad.
Cuenta una historia que Napoleón estaba caminando por las calles de Paris un Tishá BeAv. Cuando pasó al lado de una sinagoga, escuchó los sonidos de lamento y los llantos. «¿Qué es todo eso?», preguntó. Un escolta le explicó que los judíos estaban haciendo duelo por la pérdida de su Templo. «¿Cuándo pasó eso?» preguntó de nuevo Napoleón. El escolta contestó: «Hace unos 1.700 años». Napoleón dijo: «De seguro, un pueblo que ha lamentado la pérdida de su Templo por tanto tiempo tendrá el mérito de verlo reconstruido».
Los nueve días
El período que comienza con Rosh Jodesh Av (el comienzo del mes de Av, este 2 de agosto) es llamado de “los nueve días». Durante este tiempo se observa un nivel de duelo más estricto, de acuerdo a la resolución talmúdica (Taanit 26): «Cuando comienza el mes de Av, disminuimos nuestra alegría».
Durante este período, las señales de duelo adicionales incluyen abstenerse de comer carne y vino (excepto en Shabat), lavar ropa o utilizar prendas recién lavadas (nuevamente, excepto en Shabat). Tampoco nos bañamos por placer, aunque está permitido bañarse para quitar la suciedad o la traspiración.
Tishá BeAv
La intensidad del duelo llega a su punto más alto en Tishá BeAv, día en que ocurrieron cinco calamidades nacionales:
1. Durante el tiempo de Moisés, los judíos en el desierto aceptaron el reporte calumnioso de los espías y se emitió un decreto prohibiendo entrar a la Tierra de Israel (año 1312 a.e.c.).
2. El Primer Templo fue destruido por los babilonios y Nabucodonosor (año 586 a.e.c.)
3. El Segundo Templo fue destruido por los romanos (año 70 e.c.).
4. La Revuelta de Bar Kojba fue derrotada por el emperador romano Adriano (año 135 e.c.).
5. El Monte del Templo fue socavado, y Jerusalén fue reconstruida como una ciudad pagana.
Otras grandes desgracias en la historia judía coincidieron con el 9 de Av, incluyendo la expulsión de los judíos de España en 1492, el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 y la deportación en masa de los judíos del Gueto de Varsovia al campo de exterminio de Treblinka en 1942.
Hacia el final de la tarde previa a Tishá BeAv se acostumbra comer la Seudat Hamafseket, una comida que consiste de pan, agua y huevo duro. La comida se unta en cenizas, un símbolo de duelo, y nos sentamos en el piso para comerla (las reglas son un poco diferentes cuando Tishá BeAv cae en Shabat o en domingo).
La puesta de sol marca el comienzo de Tishá BeAv. En ese momento comienza el ayuno, y no se permite comer ni beber hasta el anochecer del día siguiente. No está permitido bañarse o lavarse, utilizar zapatos de cuero y tener relaciones maritales. Tampoco estudiamos Torá, a excepción de textos relevantes a Tishá BeAv y a duelo (por ejemplo el libro de Lamentaciones y Job, y algunas secciones del Talmud, incluyendo la historia de Kamtza y Bar Kamtza).
El libro de Eijá (Lamentaciones), el lamento poético de Jeremías por la destrucción de Jerusalén y el Primer Templo, se lee en la sinagoga como parte del servicio de la noche. Se leen kinot (elegías) especiales, tanto en la noche como por la mañana.
Otras prácticas de duelo incluyen sentarse en una silla baja (después del mediodía está permitido sentarse en una silla normal). También minimizamos el comercio y las actividades placenteras.
Al finalizar la fecha de Tishá BeAv se prolonga la proscripción del corte de cabello, lavado de ropas, bañarse, escuchar música, comer carne y tomar vino hasta el mediodía del 10 de Av, porque el Templo continuó ardiendo durante ese día.
Fuente: Aish Latino. Versión NMI.