E n nuestro calendario judío hay días de parada, esto ayuda a no caer en la rutina. Hay paradas más frecuentes como el día sábado, y otras que son las fiestas que se suceden durante el año. Igual hay paradas de luto. La más significativa es la época que estamos viviendo en estos días, llamada “las tres semanas”. Estos días son también conocidos como “los días entre las dificultades” (yemei bein hametzarim).
Las tres semanas, entre el 17 de Tamuz y Tishá (9) BeAv, han sido históricamente días de desgracia y calamidad para el pueblo judío. Durante esta época, entre otras terribles tragedias, el primer y segundo templo fueron destruidos.
El templo ocupaba una gran importancia en la vida de los judíos. A través de él cada judío pudo sentir muy de cerca la presencia divina y la influencia de Dios. En el templo se servía a Dios con un culto muy especial y público. Cualquier judío visitaba el Templo de Jerusalén por lo menos una vez al año. Es por eso que cuando el templo fue destruido (el primero por los babilonios y el segundo por los romanos en el año 70), el vacío y la tristeza fueron tan grandes que los sabios establecieron algunas costumbres de luto, que se van haciendo más severas cuando entramos en los primeros nueve días del mes de Av.
La idea de estas costumbres no es sufrir, sino entender que nos falta algo. Que la vida no sigue igual desde el momento de la destrucción. Que debemos reflexionar sobre lo que atrajo la destrucción, y qué debemos hacer hoy para ser meritorios de un tercer templo que ojalá se construya pronto.
Durante este tiempo, varios aspectos de duelo son observados por todo el pueblo. Minimizamos la alegría y la celebración. Y debido a que el atributo de sentencia divina (din) se siente con agudeza, evitamos esfuerzos potencialmente peligrosos o riesgosos.
A continuación algunas costumbres que los asquenazíes cuidan durante las tres semanas, y los sefardíes lo hacen solo en los últimos nueve días:
Ahora las costumbres de luto durante los nueve días: