Desde sus humildes orígenes, la ciencia-ficción creció y se desarrolló durante el siglo XX hasta convertirse en un género literario fundamental, apoyado por la radio, el cine y la televisión. Numerosas películas y programas se volvieron parte de la cultura popular, y además inspiraron más de un avance tecnológico posterior.
Muchos de los autores de textos y producciones audiovisuales de ciencia-ficción tuvieron origen judío, acervo intelectual y espiritual que influyó poderosamente en las obras que dejaron para la posteridad
Sami Rozenbaum
Rodman Edward Serling nació en Syracuse, estado de Nueva York, en 1924. Era hijo de Samuel Serling y Esther Cooper, judíos de clase media; su padre tenía un pequeño mercado familiar y, cuando la Gran Depresión lo llevó a la quiebra, trabajó como carnicero.
Rod era un niño extrovertido que no paraba de hablar, actuar, cantar e interpretar las cosas que había visto en el cine o leído en revistas, “hasta llevar a mis padres a la histeria”, como contaría más tarde su hermano Robert. Por supuesto que en el colegio era siempre el centro de atención, y actuaba en el teatro escolar.
El mismo día que egresó de la educación secundaria, Rod se alistó en el ejército como paracaidista, en plena Segunda Guerra Mundial. Fue asignado al frente del Pacífico; mientras combatía en las Filipinas resultó lesionado en una rodilla, y vio morir a muchos de sus compañeros. Estas heridas físicas y emocionales lo afectaron, y durante el resto de su vida tuvo pesadillas. Para dar salida a la necesidad de expresar sus sentimientos, cursó la carrera de Lenguaje y Literatura.
Mientras estudiaba, Serling formó parte del taller de radio de la universidad y trabajó para varias emisoras escribiendo, dirigiendo y actuando. Preparó muchas historias que envió a diversos medios, aunque la mayoría de sus propuestas eran descartadas. Finalmente, en 1949 ganó el segundo lugar de un concurso de guiones, tras lo cual vendió otros, y al año siguiente incursionó en el naciente medio de la televisión.
Sin embargo, el trabajo no le satisfacía, pues tenía que redactar textos publicitarios y laborar horarios extenuantes. Esa era la “época heroica” de la televisión, anterior al videotape, cuando los programas se hacían en vivo. Solo durante las noches escribía guiones de su propio gusto que enviaba a las grandes cadenas, pero también eran a menudo rechazados. Finalmente, en 1955 alcanzó Serling su primer éxito con el drama Patterns, emitido en el espacio Kraft Television Theater. El programa tuvo una elevada audiencia, recibió una crítica entusiasta, y Serling se vio de pronto inundado de contratos.
Por fin pudo vivir cómodamente de su trabajo como guionista, pero ahora le molestaba la censura que imponían las grandes cadenas y, sobre todo, los anunciantes: los intereses comerciales impedían tocar temas sensibles, o incluso mencionar palabras que pudieran sugerir algún producto de la competencia, por lo cual la televisión estaba llena de historias convencionales, comedias sosas y producciones generalmente pedestres.
Serling se cansó de que tales presiones le obligaran a cambiar sus guiones. Un día de 1957 desempolvó una historia que había escrito poco después de graduarse de la universidad, titulada The Time Element, y la envió a la cadena CBS como propuesta para una serie propia que tituló The Twilight Zone, denominación que entonces se daba al peligroso momento previo al aterrizaje de un avión militar, cuando el piloto no podía ver la pista.
The Time Element trataba sobre un individuo que tenía sueños premonitorios sobre el ataque japonés a Pearl Harbor y trataba de advertir a todos, por supuesto sin lograrlo; la historia tenía un final inesperado, lo que más adelante sería característico de The Twilight Zone.
La historia fue recibida con escepticismo por la CBS, pero finalmente se produjo y tuvo buenos resultados de público y crítica. Esto decidió a la cadena a firmar un contrato con Serling para una temporada de The Twilight Zone, que salió al aire por primera vez el 2 de octubre de 1959.
La idea de Serling era que cada episodio fuera independiente y el programa diera cabida a las numerosas historias que se le ocurrían; la mayoría de los guiones fueron escritos por él mismo. Aunque actualmente muchos capítulos pueden parecer ingenuos y predecibles, para aquel momento la serie rompió con tantas fórmulas que causó un fuerte impacto, y unos cuantos episodios se consideran verdaderos clásicos.
Serling rompió los paradigmas de la televisión con su icónica serie.
(Imagen: medium.com)
En The Twilight Zone —que en español recibió el nombre de La Dimensión Desconocida—, personas normales ven de pronto interrumpida su vida cotidiana por situaciones inusuales, inexplicables o aterradoras. Cada episodio tiene alguna moraleja, o una reflexión implícita sobre la naturaleza humana; temas como la ambición, la soledad, la justicia, el paso del tiempo y la nostalgia parecen ser cuestiones que preocupaban especialmente a Serling. Las historias se ubican casi siempre el “presente” (Estados Unidos circa 1960), pero la acción también puede situarse en el lejano oeste, la Segunda Guerra Mundial, principios del siglo XX o el futuro. Muchos de los capítulos pertenecen al género de la ciencia-ficción, y robots y extraterrestres suelen estar presentes. El propio Serling solía aparecer al principio o al final de cada capítulo para hacer algún comentario.
Muy pronto The Twilight Zone se convirtió en una serie de culto dentro y fuera de Estados Unidos. Actores y actrices famosos trabajaron en el programa, como Buster Keaton, Jean Marsh, Ida Lupino, Ed Wynn, Burgess Meredith, Lee Marvin, Dean Stockwell y Mickey Rooney. También formaron parte del reparto jóvenes figuras que más adelante serían reconocidas en el cine y la televisión, como Robert Redford, Roddy McDowall, Martin Landau, Carol Burnett, Cliff Robertson, Charles Bronson, Peter Falk, Burt Reynolds y James Coburn.
The Twilight Zone se emitió durante cinco temporadas, hasta 1964, cuando la audiencia disminuyó y Serling decidió que era el momento de terminarlo. Serling trabajó posteriormente como guionista para otras series y programas unitarios, e incluso actuó en varios, convertido ya en una leyenda viva de la televisión. Falleció de un ataque cardíaco en 1975, a la temprana edad de 50 años.
The Twilight Zone volvió a producirse con nuevas historias en las décadas de 1980 y 2000, y ahora en 2019 acaba de renacer con las mismas premisas: lo cotidiano se topa de pronto con lo asombroso e inesperado, pero siempre hay alguna enseñanza. El hecho de que las nuevas generaciones sigan utilizando las expresiones Twilight Zone-Dimensión Desconocida, e incluso reconozcan el inquietante tema musical de la serie después de 60 años de su estreno, es un tributo a la imperecedera creatividad de Rod Serling.
Fuentes:
Marc Scott Zicree (1989). The Twilight Zone Companion. Los Angeles: Silman-James Press.
Haaretz.com
MyJewishLearning.com
Wikipedia.org
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