La inestabilidad creada por el ataque a Israel tiene como objetivo desviar la atención de Estados Unidos, así como sus recursos, de la guerra en Ucrania e impedir la normalización entre Israel y Arabia Saudita
Richard Kemp*
No crean que este es solo un ataque brutal y no provocado de un grupo de terroristas de Gaza. Es mucho más que eso. Las manos que empujaron a estos asesinos a la acción están en Moscú. El presidente estadounidense Joe Biden y los líderes europeos llevan mucho tiempo temiendo una escalada de la guerra en Ucrania, y eso es lo que tienen ahora. Putin, quien no está dispuesto a llevar la lucha directamente contra la OTAN, ha estado fomentando los conflictos entre Azerbaiyán y Armenia, Serbia y Kosovo, en África occidental, y ahora en Israel.
La inestabilidad creada en estos lugares tiene como objetivo desviar la atención de Estados Unidos, así como sus recursos, de la guerra en Ucrania. No olvidemos que EEUU retiró recientemente grandes reservas de municiones almacenadas en Israel y las trasfirió a Ucrania. Si esta guerra se intensifica aún más, lo que bien podría suceder, tendrán que ser reemplazadas por reservas que de otro modo podrían destinarse a Ucrania para utilizarlas contra Rusia.
Terroristas de Hamás destruyen la cerca de seguridad entre Gaza e Israel
(Foto: Stringer)
Así como Rusia utilizó a Irán para obtener grandes cantidades de aviones no tripulados para atacar a los civiles ucranianos, ahora está utilizando a Irán para alentar y permitir estos ataques en Israel. Por supuesto, Irán es un socio más que dispuesto cuyos líderes han jurado repetidamente muerte a Israel y Estados Unidos, al igual que sus representantes en Gaza y también en el Líbano. Irán lleva mucho tiempo dirigiendo, entrenando, financiando y suministrando armas a Hamás y a la Yijad Islámica en Gaza, así como en Judea y Samaria, y Cisjordania. Moscú también ha mantenido y desarrollado conexiones con grupos terroristas palestinos y extremistas individuales, que se remontan a la época soviética, cuando el propio Putin, como oficial de la KGB, trataba con terroristas del Medio Oriente, incluso durante su estadía en Dresde, Alemania.
Los líderes de Hamás, incluido su jefe terrorista Ismail Haniye, han realizado varias visitas a Moscú desde que comenzó la guerra de Ucrania y se han reunido con altos funcionarios del gobierno, incluido el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov. Una delegación de sus compañeros terroristas de Gaza, la Yijad Islámica, encabezada por su jefe Ziyad al-Nakhalah, también visitó Moscú en marzo. Del mismo modo, los líderes de otro representante iraní, el Hezbolá libanés, han sido invitados bienvenidos en Moscú. Los terroristas de Hezbolá lucharon codo a codo con las tropas rusas en Siria, desde entonces han estado involucrados en ayudar a Moscú a evadir las sanciones y, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es posible que hayan recibido armas a cambio.
Así como Rusia utilizó a Irán para obtener grandes cantidades de aviones no tripulados para atacar a los civiles ucranianos, ahora está utilizando a Irán para alentar y permitir estos ataques en Israel. Por supuesto, Irán es un socio más que dispuesto cuyos líderes han jurado repetidamente muerte a Israel y Estados Unidos
Irán, con su papel fundamental en este ataque, se ha visto envalentonado por el apaciguamiento de la Casa Blanca, que recientemente entregó a Teherán activos congelados por valor de 6000 millones de dólares. Estos fondos, que pueden usarse para cualquier propósito terrorista que Irán considere conveniente, fueron liberados por orden de Biden, incluso mientras los ayatolás continuaban desarrollando su programa de armas nucleares, fomentando la violencia en todo el Medio Oriente y más allá, y al mismo tiempo apoyaban a Rusia en sus crímenes de guerra contra el pueblo ucraniano.
Si este ataque en Israel no es suficiente para despertar a Biden sobre los peligros mortales de complacer a Irán, entonces nada lo hará. Tanto Irán como Rusia se han visto también alentados en su agresión contra Israel porque Biden se distanció deliberadamente del gobierno israelí durante muchos meses. Su firme declaración de ayer en apoyo a Israel es, por supuesto, bienvenida, pero demasiado poco y demasiado tarde.
Que estos horribles acontecimientos fueron el resultado de una falla de inteligencia es evidente, pero también es una falla de disuasión. El gobierno israelí ahora considerará seriamente el equilibrio entre disuasión y acción preventiva. Hoy en día, los terroristas de Gaza no luchan solos sino con el respaldo de dos Estados poderosos, ambos motivados por una renovada agresión contra Estados Unidos derivada de la guerra en Ucrania, y eso debería cambiar el cálculo estratégico.
Intercepción de cohetes de Hamás por el sistema Cúpula de Hierro sobre la ciudad de Ashkelon
(Foto: Reuters)
Hasta ahora, las FDI se han visto limitadas a atacar primero las amenazas potenciales debido a la presión internacional, incluida la de las Naciones Unidas, los gobiernos del mundo y los medios de comunicación, que nunca han perdido oportunidad de condenar a Israel por defenderse de los ataques, y ni hablar de actuar preventivamente contra sus enemigos. Seguramente este ataque ha cambiado todo eso. Israel no tendrá otra opción que tratar decisivamente con los grupos terroristas en Gaza, algo que hasta ahora se ha abstenido de hacer. Eso significará una violencia sin precedentes contra objetivos terroristas en Gaza, e inevitablemente habrá víctimas civiles, dada la práctica de los extremistas de utilizar escudos humanos.
Semejante acción es esencial para la defensa de la población israelí. Por lo tanto, es necesario que los líderes políticos de todo el mundo se armen de valor para brindar su apoyo sostenido a cualquier acción que Israel necesite tomar, y no solo a corto plazo. Ahora deben aceptar una responsabilidad que antes habían eludido: ejercer suficiente liderazgo para superar la cacofonía de las voces antiisraelíes en los medios de comunicación, los llamados grupos de derechos humanos y sus compañeros de viaje en las universidades y otros lugares, que inevitablemente surgirán tras las operaciones defensivas israelíes.
Ya sea que eso suceda o no —y no estoy seguro de que así sea—, Israel no puede permitirse el lujo de mostrar ninguna debilidad en esta terrible situación. Aparte de la necesidad imperiosa de proteger a su propio pueblo, otros países de la región, incluidos Jordania, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, dependen de la fuerza israelí. Esa es la razón principal por la que Arabia Saudita ha estado negociando la normalización con Israel. Es muy posible que los acontecimientos recientes en ese proceso hayan ayudado a impulsar el uso agresivo de sus representantes terroristas por parte de Irán y Rusia en este ataque.
Aparte de la necesidad imperiosa de proteger a su propio pueblo, otros países de la región, incluidos Jordania, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, dependen de la fuerza israelí
En busca de una mayor inestabilidad regional y guerra, lo último que cualquiera de los dos países quiere es una asociación estable entre Israel y Arabia Saudita. Dado el presunto papel de Rusia e Irán en este ataque, Israel también tendrá que revisar sus estrategias actuales en relación con ambos países.
Tras su invasión de Ucrania, hoy se reconoce a Rusia como enemiga de la democracia occidental. Es hora de que Occidente también vea al aliado iraní de Moscú y a sus representantes terroristas de la misma manera. Si no están dispuestos a afrontar estas amenazas ellos mismos, lo mínimo que deberían hacer es dar todo el apoyo posible a Israel, que no tiene más opción que hacer el trabajo por ellos.
*El coronel Richard Kemp es un ex comandante de las Fuerzas Armadas del Reino Unido.
Fuente: Ynet.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.