Creo que la mayoría de los lectores habrá oído esta frase, que automáticamente se atribuye al libro Don Quijote de la Mancha del insigne poeta Miguel de Cervantes, pero que en realidad no aparece como tal en el texto, uno de los más leídos universalmente.
El hecho cierto, es que independientemente del origen que algunos le atribuyen a los griegos, otros a los turcos y unos cuantos a la obra del poeta alemán Goethe titulada Ladran, esta frase es utilizada para describir que se están haciendo cosas y eso siempre genera críticas; lo triste es no hacer algo cuando las circunstancias lo ameritan, por conformismo a la llamada zona de confort.
Este preámbulo lo utilizo para dedicar este artículo a los detractores a ultranza de Israel, aquellos judeófobos que se autodenominan “antisionistas”, es decir que según ellos están en contra de ese movimiento, que al igual que otros movimientos nacionalistas fue el guía e impulsor del retorno de millones de judíos a su tierra ancestral, Israel, llamada así tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento.
Los antisemitas realmente esconden, a través de esa figura, su odio hacia lo judío, bien sea de su pueblo o individuos que profesan la fe monoteísta primigenia.
Túnel de la Yijad Islámica. Si los terroristas realmente se preocuparan por el pueblo de Gaza, emplearían los cuantiosos fondos que requieren construcciones como esta en viviendas, hospitales o escuelas
(Foto: Noticias de Israel)
A esos que se autodefinen luchadores de las causas justas nunca los verás levantando banderas en situaciones aberrantes en otras partes del mundo, como la invasión a Ucrania con la destrucción indiscriminada de urbanizaciones, hospitales, colegios; o la persecución de los uigures, una minoría musulmana por parte del imperio chino, o la matanza de civiles en Siria, Yemen, etc.
Hemos presenciado en los últimos días la ola de violencia propiciada por uno de los movimientos terroristas que hacen vida en la Franja de Gaza, la Yijad Islámica, que compite por el poder y la brutalidad con Hamás, dueño y señor de dicha porción territorial.
La Yijad Islámica, aunque de menor envergadura y poder que Hamás, ha podido lanzar 1100 cohetes hacia Israel, de los cuales más de 200 cayeron en territorio gazatí; y no es que uno lo diga, hay videos que muestran sin lugar a dudas esta realidad, cómo cohetes que al caer tratan de ser removidos y manipulados por niños y adolescente palestinos, con el peligro que ello implica.
Ya se sabe que uno de esos artefactos, muchos de ellos de manufactura casera, no cruzó la frontera hacia Israel, causando la muerte de civiles palestinos, entre ellos seis niños.
Muchos analistas vociferan que Gaza es un campo de concentración que adolece de todo tipo de recursos, entonces yo me pregunto ¿cómo la Yijad Islámica y Hamás tienen miles de cohetes, armas, municiones, construyen túneles de kilómetros para adentrarse en Israel, requiriendo un presupuesto millonario amén del pago de salarios, bonos o primas a los miles de yijadistas que forman parte de estas bandas del terror?
Muchos analistas vociferan que Gaza es un campo de concentración que adolece de todo tipo de recursos, entonces yo me pregunto ¿cómo la Yijad Islámica y Hamás tienen miles de cohetes, armas, municiones, construyen túneles de kilómetros para adentrarse en Israel, requiriendo un presupuesto millonario amén del pago de salarios, bonos o primas a los miles de yijadistas que forman parte de estas bandas del terror?
Por otro lado, a diferencia de los terroristas que tienen como único objetivo causar muerte y desolación no solo contra el Estado de Israel sino también en contra de las personas de su mismo pueblo que osan disentir de sus órdenes o actividades por más detestables o absurdas que sean, el ejército israelí debe ser, por lo que demuestra en cada ocasión que se presenta en un conflicto, el más moral y ético que uno conoce: cancela ataques aéreos cuando descubre que algún civil se encuentra en los alrededores del lugar a atacar, en ocasiones informa con panfletos a los pobladores de cierta zona civil, que ha sido utilizada como base de lanzamiento de cohetes, que será atacada a los fines de que sea desalojada, etc.
Hoy en día, todas las actividades del ejército de Israel están grabadas y bajo el escrutinio de la población o de los tribunales, en caso de que un acto se desvíe de la ley o la ética en combate.
Las dictaduras, monarquías o grupos terroristas no tiene a quién rendirle cuentas, actúan siempre con la mirada en su beneficio, ocultando en la gran mayoría las actividades que traspasan la frontera de los Derechos Humanos, sin temor a cuestionamientos, comunicados, etc., de organismos internacionales o gobiernos que se asumen como socialistas.
Siendo sin lugar a dudas la eliminación de Israel el fin supremo y glorioso para la cual están llamados los grupos radicales islámicos, por una especie de Guerra Santa contra los infieles, ya que para ellos su sola presencia mancha y envilece la tierra sagrada del Islam.
Por fortuna, ese pensamiento radical y arcaico es cada vez más reducido y minúsculo, dadas las alianzas públicas y privadas que tiene Israel con el mundo árabe, que ha venido entendiendo que el Estado judío es una realidad incuestionable y un gran socio para el combate contra los reales problemas de los pueblos en cuanto a una mejor calidad de vida, salud, educación, vivienda y seguridad; esos son los desafíos que los gobiernos deben enfrentar, y para eso qué mejor que la Start-Up Nation más importante del mundo.
Israel ha demostrado, por los acuerdos con Egipto y Jordania de hace décadas y con los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Marruecos y Sudán, que es un socio confiable y seguro para enfrentar los grandes desafíos de la humanidad en este siglo XXI.