En el contexto del siniestro y monstruoso ataque terrorista de Hamás contra cientos de familias israelíes en el sur del territorio soberano de Israel, lo cual originó lo que ya se llama la guerra de Simjat Torá en la que aún estamos inmersos, la mayoría hemos enfrentado agresiones antisemitas más allá de lo que hubiéramos podido imaginar.
Para entrar de lleno en el tema, el más claro ejemplo de la doble moral que, desde hace un tiempo, impera en muchas cadenas de medios de comunicación, resulta el caso de una explosión en un hospital de Gaza. De inmediato, Hamás declaró que había sido bombardeado por Israel y que ya había unos 500 muertos; cuantiosos medios lo repitieron sin verificar fuentes ni contrastar esa “noticia”. Israel aclaró insistentemente que no había bombardeado, y que precisamente a esa hora ciudades israelíes habían sido blanco de andanadas de misiles de los grupos terroristas palestinos. Israel presentó pruebas técnicas: videos de la trayectoria de varios proyectiles contra ciudades israelíes, en los que se ve uno que falló y estalló en la propia Gaza; las imágenes de los radares y la intercepción de una conversación telefónica entre dos terroristas de Gaza, en la que reconocían que el misil que estalló en el hospital era de la Yijad Islámica Palestina.
Lo cierto es que, una vez aclarado el caso, no hemos visto que algún medio que dio la información fabricada por una banda sanguinaria sin moral ni credibilidad, se haya disculpado por haber contribuido a generar una imagen errónea que coincide con la narrativa antisemita promovida por sectores propalestinos.
Los medios internacionales suelen cebarse en fotos de la Franja de Gaza tras los bombardeos de Israel, pero rara vez muestran imágenes como esta: destrucción en el kibutz Beeri, donde ocurrió una de las peores masacres de Hamás
(Foto: Flash90)
Desde que comenzó esta brutal arremetida de Hamás, han lanzado cerca de 8000 cohetes hacia las ciudades israelíes; de estos casi 600 han fallado y han caído en suelo gazatí, matando a su propia población sin importarle a los terroristas, y extrañamente, a los medios no les llama la atención.
Siguiendo con este mismo asunto, vemos que los medios tampoco pusieron cuidado al hecho de que el lanzamiento de misiles por parte de los terroristas palestinos se hace sobre población civil israelí, donde hay hospitales, escuelas, etc.
Toda esta concatenación de hechos desnuda a los terroristas palestinos que siempre han fingido ser víctimas y, evidentemente, muestra de forma fehaciente la ineptitud y la doble moral de unos cuantos medios, los cuales, sin duda, han contribuido en buena medida con el incremento del antisemitismo.
De igual modo que aún hoy hay inconscientes que niegan el Holocausto, ahora enfrentamos un relativismo inmoral frente a crímenes no vistos desde ese tiempo, y sorprende que tales posturas irresponsables, con las cuales se pretende blanquear a Hamás, han sido sostenidas por gente de los medios de comunicación
Otro asunto insólito que ha circulado por las redes sociales, involucrando a medios y a periodistas de forma individual en sus redes sociales, es la negación de los espantosos crímenes perpetrados por los terroristas de Hamás contra familias enteras, bebés, niños, mujeres, ancianos, quienes fueron sometidos, torturados, amputados, violados, quemados, asesinados, secuestrados y mantenidos como rehenes. De igual modo que aún hoy hay inconscientes que niegan el Holocausto, ahora enfrentamos un relativismo inmoral frente a crímenes no vistos desde ese tiempo, y sorprende que tales posturas irresponsables, con las cuales se pretende blanquear a Hamás, han sido sostenidas por gente de los medios de comunicación. No obstante, para vanagloriarse, las bestias de Hamás grabaron sus atrocidades, están esos videos y están los informes forenses.
El mundo aún no comprende que las expresiones del radicalismo islámico no tienen nada que ver con el lenguaje de la civilización occidental; no se llega a captar que el fanatismo islamista no se mide ni se expresa con los paradigmas de la cultura judeocristiana, que ese monstruo tiene sus propios códigos que van desde engañar hasta decapitar, y que la experiencia nos enseña que las atrocidades que comienzan dirigidas contra los judíos no terminan allí, avanzan hacia otros.