El 30 de noviembre de 2022, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó a favor de realizar un evento conmemorativo de la Nakba por 90 a 37 votos, con 47 abstenciones. Es decir, la ONU considera la creación del Estado de Israel una desgracia.
La consecuencia natural de la resolución para la Partición del Mandato Británico de Palestina, del 29 de noviembre de 1947, para la creación un Estado judío y otro Estado árabe fue, precisamente, la declaración de independencia de Israel el 14 de mayo de 1948. Esto es considerado una desgracia según la reciente resolución.
Los israelíes y los judíos están acostumbrados a las resoluciones y condenas de la ONU. Muchas de ellas sencillamente absurdas, ilógicas. Dada la composición actual del organismo y sus votantes, cualquier cosa puede ser votada para favorecer las agendas de aquellas partes que tienen formas de ejercer presión y hacer valer sus intereses; también infundir temores ciertos. Se podría votar que la Tierra es plana si ello se llevase a una votación propuesta por alguno de los países miembros con capacidad de lobby y presión.
Para cualquier país, que el día nacional de su independencia sea considerado una desgracia por la ONU debe ser frustrante. Claro, esta situación es única y le ocurre solo a Israel. Por algo quienes adversan lar existencia de un Estado judío caen el amplio espectro del antisemitismo.
Al calificar el día de la independencia de Israel como una desgracia, la ONU, quienes votan a favor de la resolución y quienes se abstienen, dan un claro mensaje que conviene tomar en cuenta. La verdadera causa del conflicto palestino israelí es muy sencilla: la negativa de palestinos y muchos otros a reconocer el derecho de los judíos a un Estado judío. Los demás temas, detalles y circunstancias son secundarios. Un sector palestino, el que detenta el poder, no quiere un Estado judío. Buena parte del mundo apoya esa postura.
Es evidente que, dada esta triste realidad, las perspectivas de paz son bien complicadas. No se trata de ceder territorios de la Margen Occidental y Gaza. No se trata de Jerusalén. No se trata de cuotas de refugiados. Es mucho más que eso. Es la negación del derecho a la autodeterminación del pueblo judío en la tierra que albergó al Reino de Israel y de Yehudá, la tierra prometida a los Patriarcas, a Moisés. La tierra del Templo de Jerusalén. El territorio al cual se tiene apego histórico y religioso, presencia física. Por el cual se ha pagado un alto precio en sangre y lágrimas.
No se trata de ceder territorios de la Margen Occidental y Gaza. No se trata de Jerusalén. No se trata de cuotas de refugiados. Es mucho más que eso. Es la negación del derecho a la autodeterminación del pueblo judío
Setenta y cinco años de infructuosa lucha palestina para desalojar al Estado de Israel, mediante una estrategia fracasada y con resultados lamentables para la sufrida población palestina, que está sometida a una teoría de “todo o nada” que les ha dejado muy poco, es algo para lamentar. Se espera de la ONU algo más creativo y efectivo que considerar la creación del Estado de Israel una desgracia. Quizás debería hacer uso de algunos índices que la misma institución maneja o a los cuales tiene acceso, y que dan fe del éxito de la empresa sionista que es el moderno Estado de Israel. Desarrollo, educación, medicina, calidad de vida, progreso…
Pero siendo esta la realidad, hemos de estar claros en que los esfuerzos de Israel y de los gestores honestos de negociaciones tienen una altísima probabilidad de fracaso. Es virtualmente imposible negociar con quien considera a la contraparte la causa de sus problemas. La resolución de la ONU sobre la Nakba es una prueba de la verdadera causa del conflicto. Una lamentable situación que escapa de las manos de aquellos que promueven la paz en forma honesta y hasta cándida, quizás.La resolución de la ONU respecto a la Nakba es la verdadera Nakba. La verdadera desgracia.
1 Comment
Realmente, es una desgracia, y, lo peor de todo, es que pareciera un asunto imposible de resolver… Muy bien escrito este pequeño pero significativo artículo. Gracias