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A pesar de los esfuerzos para impedirlo, el Comité Ejecutivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aprobó el 2 de mayo una nueva resolución según la cual Israel es una “fuerza ocupante en Jerusalén”.
Un total de 22 países votó a favor de la resolución, 10 en contra y 23 se abstuvieron; los representantes de tres países se ausentaron. La votación tuvo lugar precisamente el Día de la Independencia de Israel (Yom Haatzmaut), que celebra este año el 50º aniversario de la reunificación de Jerusalén.
A pesar de que la Unesco reconoce la santidad de la ciudad para las tres religiones monoteístas, del texto de la resolución se desprende una crítica feroz a la actividad arqueológica israelí en la parte oriental de la ciudad y en la Ciudad Vieja, a la que considera “ilegal según la ley internacional”. También afirma que las leyes israelíes en el sitio tienen como objeto cambiar sus características y deben ser canceladas.
La resolución había sido propuesta por Argelia, Egipto, Líbano, Marruecos, Omán, Catar y Sudán. Además de ellos, votaron a favor Rusia, China, Brasil, Sudáfrica, Irán, Malasia, Mauricio, Nigeria, Senegal, Bangladesh, Pakistán, Vietnam, Nicaragua, Chad y Suecia (este último fue el único país de Europa Occidental que apoyó la resolución).
Por su parte, Estados Unidos, Grecia, Alemania, Italia, Holanda, Reino Unido, Paraguay, Lituania, Ucrania y Togo se opusieron. Francia, España, Estonia, Eslovenia y la India se cuentan entre los países que se abstuvieron.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, manifestó que los esfuerzos diplomáticos redujeron la cifra de países que apoyaron la resolución. “Hace un año eran 32 países, hace medio año se redujo a 26, ahora bajó a 22. Pero yo estoy interesado en reducir completamente el número para que no haya más votaciones negativas”. Además, la redacción del texto fue menos crítica a Israel que las resoluciones anteriores del mismo organismo.
El embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, expresó que “Israel no dejará pasar por alto esta vergonzosa resolución”. El ministro de Ciencias, Ofir Akunis, manifestó que la resolución “carece de significado”, y aseveró que “la competencia entre la Unesco y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU con respecto a las resoluciones antiisraelíes los llevan a decisiones cada vez más absurdas. No tenemos ninguna necesidad de autorización para la soberanía de Jerusalén. Nuestra soberanía fue determinada hace 3000 años, mucho antes de que los pueblos y países europeos existieran”.
Con información de Aurora y Haaretz