Bryan Acuña*
La República Islámica de Irán ha realizado nuevas operaciones militares hacia otras posiciones en las que desea mantener un control geopolítico importante; ha lanzado ataques el norte de Iraq y Siria, así como en la zona de Koh-e-Sabz en el Baluchistán paquistaní.
En el caso sirio, realizó acciones contra supuestas posiciones del Estado Islámico en respuesta a los atentados suicidas ocurridos en Kerman durante el aniversario de Qassem Soleimani, lo cual cobró la vida de más de un centenar de iraníes, lo que la organización islamista se auto-atribuyó (algo común en ellos).
De igual manera, efectuó un bombardeo en Erbil, capital del Kurdistán iraquí, donde murieron varias personas, incluyendo un niño de meses que se señala entre las víctimas. En este caso, el régimen argumentó el ataque contra una base del Mossad en esa zona, lo cual no sería la primera vez, ya que en otras ocasiones han atacado posiciones kurdas en Iraq acusándolas de ser agentes del “sionismo internacional”.
Por otro lado, en el caso de la zona de Baluchistán, el gobierno de Teherán señala que su objetivo era una base del grupo islamista sunita Jaish ul-Adl, vinculado con la organización al-Qaeda, que se ha atribuido ataques dentro del territorio iraní desde su fundación en 2012.
El político kurdo Abdulrahman Apo ha acusado al régimen turco de asentar en la zona de Afrin hasta diez mil árabes palestinos, en una política de “arabización” de la tierra kurda
Estos elementos hacen pensar que para Irán, involucrado en la guerra de proxies del Medio Oriente contra Israel y países del Golfo, como pasa con las guerrillas hutíes, podría estar sufriendo un cambio de atención en situaciones tensas hacia sus fronteras o también, por otro lado, probando armamento y practicando ante la eventualidad de que las escaladas que se están dando en el Mar Rojo, el Mar de Arabia, la frontera libanesa y siria con Israel, más lo que pasa en Gaza y Cisjordania, termine generando una operación militar que les afecte directamente.
Hay que contemplar que en los últimos meses la política exterior de Irán lo ha llevado a firmar acuerdos de intensidad geopolítica importante, como ocurre por ejemplo en las alianzas forjadas o los acuerdos firmados para bajar tensiones con Arabia Saudita (que han permeado nuevamente), así como las alianzas impulsadas con Rusia e incluso Corea del Norte, para suplir a las fuerzas armadas rusas en su conflicto en Ucrania, pero a la vez lograr apoyos en sus intereses en la zona del Levante, donde están buscando un empoderamiento mayor.
Mientras tanto, otro actor que está haciendo su juego en la zona, principalmente golpeando posiciones kurdas en Iraq y Siria, es la República de Turquía. Es importante mencionar que posee una cantidad de bases e instalaciones militares dentro del Kurdistán iraquí como el Monte Kur A Zhor, la zona de Amedi y el Monte Qandil entre otros, con el señalamiento de la presencia de miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado terrorista por Turquía, la UE y Estados Unidos. Basado en esta posición, han blanqueado la ocupación turca en territorio soberano iraquí, el autónomo kurdo, y también ha tenido el apoyo de líderes del clan Barzani, uno de los más importantes de la zona junto con los Talabani.
En el mapa a continuación se puede ver la presencia de esas posiciones militares turcas en zonas iraquíes.
De igual manera, los turcos ocupan territorios soberanos de las zonas kurdas en Siria, e incluso han llevado a cabo una sustitución poblacional en algunas regiones, con la intención de crear una especie de “cordón sanitario” de islamistas favorables a Ankara que corte toda posibilidad de que los kurdos sirios puedan tener mayores libertades. Incluso el pasado 2 de enero, en el canal de televisión kurdo RUDAW, el político kurdo Abdulrahman Apo acusaba al régimen turco de asentar en la zona de Afrin hasta diez mil árabes palestinos, en una política de “arabización” de la tierra kurda. El político también señaló la construcción de al menos 22 asentamientos en la región de Afrin, 360 poblados donde se está realizando esta acción contra los kurdos, y también acusó que incluso se han utilizado fondos de ONGs palestinas para llevar adelante estas acciones.
El tercer actor que se debe considerar en este análisis, por su rol en las actuales circunstancias del Medio Oriente, es el Estado de Catar. Principal benefactor e impulsor de la causa turca en diferentes operaciones en las zonas del Golfo, en el norte africano y el Levante mediterráneo, lo que incomoda a algunos actores. En el siguiente mapa se puede ver la presencia turca con bases y operaciones en las zonas mencionadas.
Catar aplica además una dinámica de softpower económico, que alcanza niveles que deben ser analizados con mayor profundidad. En todo caso, se ve la mano económica de Doha en donaciones a universidades estadounidenses, las fuertes inversiones en el sector de los deportes, y ha sido un gran benefactor de causas islámicas importantes como el Comité por la Reconstrucción de Gaza, dirigido actualmente por el embajador Mohamed al-Emadi; y también el hecho de que gran parte de los beneficios económicos que Hamás ha malversado para el uso militar, en vez de la mejora social de la Franja de Gaza, provino de capital catarí.
En la actualidad, es el gobierno del régimen de los al-Thani el que interviene de modo directo en las negociaciones entre el gobierno de Israel y Hamás para la liberación de los rehenes que fueron secuestrados por la agrupación islamista en su ataque del 7 de octubre, y a la vez lograr la liberación de prisioneros palestinos; en su mayoría con causas de terrorismo e intentos de asesinato de ciudadanos israelíes.
Pero ha sido Catar quien ha podido presentarse frente al mundo de un modo “cordial” y validado frente a sus intervenciones, e incluso logró un acuerdo para que se permitiera el acceso de medicamentos en Gaza, en medio de la actual confrontación, para que puedan ser atendidos ciudadanos palestinos del enclave, así como asegurar que lleguen medicinas a los secuestrados, los mismos que no han sido visitados por la Cruz Roja ni una sola vez hasta este momento.
Se ve la mano económica de Catar en donaciones a universidades estadounidenses, las fuertes inversiones en el sector de los deportes, y ha sido un gran benefactor de causas islámicas importantes como el Comité por la Reconstrucción de Gaza
También, el gobierno de Doha a través del canal Al Jazeera, ha colaborado con la guerra de la información que se mantiene en los conflictos del Medio Oriente, moviendo su discurso a conveniencia; en la actual situación de Gaza ha sido una fuente importante de validación de los datos brindados por las autoridades de Hamás en cuanto al número de muertos, heridos e incluso de situaciones que han sido polémicas, como el supuesto ataque israelí a un hospital que se habría cobrado la vida de al menos 500 personas, y que resultó ser un burdo montaje de propaganda de la organización islamista.
La facilidad con la que el gobierno catarí se ha colado en el inconsciente tanto Occidental como regional, le permite llegar a sitios donde otros no logran con tanta facilidad, pese a su afinidad con el islamismo radical de los Hermanos Musulmanes, que ha sido blanqueado con dinero, convirtiéndose en un legítimo “elefante en la habitación” del cual pocos quieren hablar.
Finalmente, estos tres países están teniendo condiciones importantes en el marco de la estabilidad regional, y han estado activando “botones” de circunstancias que podrían reventar potencialmente a través de la prueba y el error, lo que puede ser también —como se diría popularmente— “soga para el propio pescuezo”, porque un movimiento en falso en zonas como estas puede traer verdaderos dolores de cabeza, tanto para quienes lo ocasionan como para quienes reciben los efectos colaterales de acciones con fuertes tintes políticos como los mencionados.
*Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Internacional de las Américas (Costa Rica), especializado en la temática del Medio Oriente.
Fuente: porisrael.org