A partir de la historia que cita la Torá acerca de lo acontecido en la Torre de Babel, se pueden desprender enseñanzas que siguen siendo actuales en nuestros días.
El hecho de que existiera una sociedad dirigida por un régimen totalitario dirigido por el rey Nimrod, quien tenía el objetivo de desprenderse de cualquier orden divino y convertirse el en la máxima autoridad, tomándose el derecho de decidir qué era lo mejor para todos y quitando el derecho a la integridad y de la vida misma, nos hace recordar aquellos regímenes totalitarios modernos que eliminaron las libertades más fundamentales y fueron capaces de asesinar y torturar a aquellos individuos que fueran una amenaza para sus ideas.
Nuestros sabios nos enseñan que la gente que fue partícipe en la construcción de la Torre de Babel sentía más lástima por un ladrillo que caía y que había que cargar de vuelta hasta el piso en construcción, que por una vida humana que se perdiera en ese proceso.
Según su sentido literal, la Torá narra que la sociedad que construyó la Torre de Babel fue castigada a través de la confusión de los idiomas. El Midrash cuenta que Hashem dijo: “Este proyecto perverso pudo ser concebido únicamente por gente que hablaba un mismo idioma. De ahora en adelante estarán divididos, porque carecerán de un idioma común”.
En vez de comunicarse como antes en Lashón hakodesh (hebreo), la gente se encontró de repente hablando setenta idiomas diferentes. La confusión fue inmediata. Cuando uno se dirigía a sus amigos, sus palabras eran ininteligibles para los demás. Uno decía “Dame agua”, y el otro en vez de agua le arrojaba tierra encima. Uno decía “Dame una soga”, y el otro tomaba un serrucho y le pegaba, matándolo. Se armó un tumulto infernal. Finalmente llegó el momento en que la gente se dispersó, y de esa manera concluyó el proyecto de la construcción de la torre.
Podemos concluir lo importante que es la paz, y qué detestable es la guerra. Como en la generación del diluvio se odiaban los unos a los otros, nadie sobrevivió y no quedaron ni rastros. En la dispersión, sin embargo, estaban unidos y la amistad reinaba entre ellos, por eso sobrevivieron a pesar de sus ideologías perversas.