Alan Dershowitz*
A hora es ilegal para los judíos rezar en el Kótel, vivir en ciertos vecindarios judíos de Jerusalén o asistir a la Universidad Hebrea en el Monte Scopus. Pues todo eso requiere que los israelíes entren en áreas que fueron capturadas a Jordania durante la Guerra defensiva de 1967. De acuerdo con la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que Estados Unidos no vetó, toda área que no formaba parte de Israel antes de junio de 1967 está ahora ilegalmente ocupada.
Este es solo uno de los absurdos resultados de esta ignorante resolución, que también alienta el boicot a los productos israelíes manufacturados más allá de la llamada Línea Verde, y presiona a la Corte Penal Internacional a enjuiciar a funcionarios israelíes. Adicionalmente, la resolución convierte en ilegal la barrera de seguridad de Israel, que ha salvado muchas vidas.
Pero la consecuencia más peligrosa de esta resolución es que hace que la paz resulte mucho más difícil de alcanzar, porque envía a los palestinos el falso mensaje de que pueden lograr un Estado a través de la ONU, en lugar de por medio de negociaciones directas con Israel.
El liderazgo palestino ha rechazado la oferta del primer ministro Netanyahu de negociar sin precondiciones, y este rechazo ha sido ahora recompensado. La resolución pasa por alto mencionar que Israel ofreció a los palestinos un Estado, el final de la ocupación y los asentamientos, y la paz, en 2000-2001 y también en 2008, pero el liderazgo palestino no aceptó ninguno de esos ofrecimientos. Ellos continuarán en modo rechazo, reforzados por esta sesgada resolución.
¿Por qué el presidente Obama, en sus días de despedida, ató las manos de su sucesor? Ciertamente no reflejó la voluntad de su pueblo o del Congreso. Tanto el Senado como la Cámara de Representantes se oponen fuertemente a esta resolución, como muchos dentro de la propia administración Obama. Tampoco es este un asunto en el que los israelíes estén divididos. No existe un solo dirigente israelí que apoye esta resolución.
El presidente Obama nunca habría permitido que esta resolución fuese aprobada antes de las elecciones, pero ahora que no tiene nada que perder, puede colocar sus intereses personales por encima de los de su país, de su partido y de la paz. Quizá él piensa que esta acción (o inacción) dará brillo a su legado, pero se equivoca. Solo reforzará su reputación como uno de los peores presidentes en cuanto a política internacional en la historia moderna. Un presidente que lleva sobre sus hombros una responsabilidad significativa por la tragedia de Siria, el reforzamiento del poder de Rusia e Irán, y el debilitamiento de la posición de Estados Unidos en el mundo.
Muchos creen que él permitió que esta resolución fuera aprobada como una manera de vengarse de Netanyahu, pero un presidente nunca debería actuar sobre la base de enfrentamientos personales o por el deseo de resarcirse de aquellos que siente que lo han agraviado.
Este es un día triste para Estados Unidos, para Israel y para las posibilidades de la paz en el Medio Oriente. El Congreso puede tratar de aminorar los trágicos efectos de esta resolución y desatar las manos del presidente entrante. Puede y debería poner en vigor una legislación que declare como política de Estados Unidos que el único camino para la paz entre Israel y los palestinos es la negociación directa y no a través de la ONU, y que esta resolución no representa la posición de EEUU. Tal legislación debería además prohibir el uso directo o indirecto de fondos estadounidenses para implementar esa resolución.
El presidente Obama no firmaría una ley así, pero Trump probablemente sí lo haría. Esa legislación debería ser promulgada por un abrumador voto bipartidario, ya que tanto demócratas como republicanos del Congreso han expresado su oposición a que Obama no haya vetado la resolución. Es importante que continúe la posición bipartidaria respecto a Israel, a pesar de los esfuerzos recientes de ponerle fin, volviendo al Partido Demócrata contra Israel.
Israel sobrevivirá a esta resolución, como ha sobrevivido a tantos otros ataques sesgados. La verdadera pregunta es: ¿puede sobrevivir el proceso de paz? Hay pocas dudas de que esta resolución no ha contribuido a la paz, al estatus de la ONU, a la reputación del presidente Obama ni a la básica decencia.
* Profesor emérito en la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard, escritor y conferencista especializado en temas sobre Israel
Fuente: The New York Daily News. Traducción NMI.