Ana Jerozolimski*
No soy de los judíos que ven en cada crítica a Israel una muestra de antisemitismo. Pero hay situaciones que no pueden ser interpretadas de otra forma. Cuando se aplican respecto al Estado judío criterios discriminatorios que ninguna empresa —en este caso la famosa productora de helados Ben and Jerry’s— osa sugerir para ningún otro país del mundo, tampoco para regímenes oscuros y opresores, esto no es legítima discrepancia sino algo mucho más preocupante. Es atrevimiento y antisemitismo.
La empresa anunció que dejará de vender sus helados en los “territorios palestinos ocupados” —en evidente referencia a los asentamientos israelíes en Judea y Samaria (Cisjordania)—, diciendo que eso es “inconsistente con nuestros valores”.
Yo me pregunto si me perdí algún comunicado aclarando que no venderá helados en Gaza hasta que los terroristas de Hamás que gobiernan la franja se retiren del poder. Ah, no… eso no debe estar incluido en los “valores”. Los “valores” supuestamente nobles y principistas entran en escena cuando una empresa cede a presiones palestinas y considera que es legítimo adoptar un boicot antiisraelí.
También me pregunto si los obreros palestinos que trabajan en la zona industrial Barkan en Samaria —donde funcionan instalaciones del conglomerado Unilever, al que pertenece Ben and Jerry’s mundial— tendrán permitido comer los helados en cuestión si se les antoja. ¿Pueden estar tranquilos de que solo a los judíos no les venderán? ¿Les preguntaron los de Ben and Jerry’s cómo se sienten trabajando con los israelíes y ganando mucho más que lo que ganarían del lado palestino? Aclaro, no me lo estoy inventando, me lo dijeron personalmente palestinos a los que entrevisté en esa zona industrial de Barkan.
Dicho sea de paso, ya que menciono la zona industrial Barkan, comparto una historia increíble publicada por el gran periodista árabe israelí Khaled Abu Toameh, relacionada a otra zona industrial israelí en la que trabajan numerosos palestinos, concretamente en la ciudad de Ariel, al norte de Cisjordania. Dueños de fábricas israelíes organizaron un evento de entretenimiento para sus empleados palestinos, e invitaron a un cantante palestino de la aldea Kafr a-Dik, sabiendo al parecer de su popularidad.
Los “valores” de la marca Ben and Jerry’s se resumen en un boicot al único Estado judío
(Foto ilustrativa tomada de myjewishlearning.com)
Pero el cantante fue detenido por las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, acusado de “promover la normalización de relaciones con Israel”. Abdullah Kmeil, gobernador de la localidad de Salfit cercana a Ariel, nombrado por la Autoridad Palestina, acusó al cantante de actuar frente a “colonos y prostitutas”. Aquí lo central no es refutar la mentira y recordar que el artista cantó ante los obreros palestinos, no ante los israelíes, sino iluminar la actitud absolutamente discriminadora de las autoridades palestinas, capaces de llevar a alguien a juicio porque alegan que cantó ante israelíes.
Esta actitud palestina, por la cual el israelí promedio sabe que no puede entrar a territorios gobernados por la Autoridad Palestina ya que su vida corre peligro, es producto de la incitación y educación al odio antijudío y antiisraelí. Y es eso lo que mueve los motores del boicot, por lo cual ceder ante ese tipo de presiones es no solo vergonzoso e inmoral, sino que no ayuda en nada a los palestinos a vivir con normalidad.
A los boicoteadores no se les puede dejar hacer lo que quieren. Tal como recordó el canciller israelí Yair Lapid, en por lo menos 30 estados de Estados Unidos hay leyes contra BDS, el movimiento que llama a boicotear a Israel. Boicotear es ilegal en muchos sitios y, más que nada, es absolutamente hipócrita. Si es lógico mezclar helados con discusiones políticas ¿por qué estoy esperando todavía un pronunciamiento de esta compañía sobre la represión de las manifestaciones por parte de la policía palestina? ¿O por el hecho que desde el 2006 los palestinos no van a las urnas, porque la Autoridad Palestina prefiere que no lo hagan y gobierna desde entonces sin legitimidad? Y ni que hablar de los cohetes lanzados por terroristas hacia Israel.
Evidentemente, el tema va mucho más allá de los helados. El tema es la discriminación antiisraelí. El haber cedido a presiones de organizaciones palestinas cuyo objetivo no es mejorar la situación de los palestinos en nada, sino demonizar a Israel
A ello se refirió también el primer ministro Naftali Bennett: “Hay muchas marcas de helados, pero solo un Estado judío”, declaró. “Ben and Jerry’s ha decidido marcarse como un helado antiisraelí. Esta decisión es moralmente equivocada, y considero que también quedará claro que es comercialmente equivocada. El boicot contra Israel —una democracia rodeada por islas de terrorismo— refleja una total pérdida del camino”.
Y resumió: “El boicot no funciona ni funcionará, y lo combatiremos con toda la fuerza”.
El ciudadano promedio del mundo se preguntará: “¿Enloquecieron los israelíes? ¿Por qué sale el propio primer ministro a comentar una decisión de una fábrica de helados? ¿No tienen otros problemas?”.
Evidentemente, el tema va mucho más allá de los helados.
El tema es la discriminación antiisraelí. El haber cedido a presiones de organizaciones palestinas cuyo objetivo no es mejorar la situación de los palestinos en nada, sino demonizar a Israel. El no entender que tratar de mandar a Israel a un rincón por un conflicto que deberá resolverse en la mesa de negociaciones, mientras no se dice una palabra por tantos conflictos terribles en el mundo, no es una lucha moral por nada. Al contrario. Es un quiebre moral. Israel no se puede callar.
*Periodista. Directora de Semanario Hebreo (Montevideo) y semanariohebreojai.com.
Fuente: semanariohebreojai.com.
Versión NMI.
1 Comment
Si nos vamos a.escudar en los errores de los otrps , nunca veremos mejorías en nada. Esta Israel colonizado territorio en reclamación aun contra el derecho internacional? Si, lo está. Debe detenerse? Si, debe hacerlo. Lo hace? No, no lo hace. Este boicot va a la perfección en cuanto a este tema y sin duda hara que el mundo reconsidere esta situacion. En lo personal no me gustaría que un país viniese a derrumbar mi casa, sea yo palestino o no.