Este 7 de marzo se cumplen cinco meses de la masacre perpetrada por grupos terroristas palestinos, que con civiles y funcionarios de diferentes niveles de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), se tradujo en el asesinato de 1200 personas, entre las cuales se cuentan 38 niños, tres de ellos menores de 3 años, varios decapitados y 42 niños llevados como rehenes a Gaza, de los cuales los hermanos Bibas (Kfir cumplió 1 año en cautiverio) siguen en manos de los terroristas o familias de Gaza.
Como sabemos, las Naciones Unidas tienen dos oficinas de refugiados, ACNUR para el resto de la humanidad y la UNRWA para los palestinos —como dice el dicho, “aquí todos somos blancos pero hay unos más blancos que otros”—, que llevan generación tras generación con el mote de refugiados, no importa si en esa lista siguen apareciendo personas fallecidas, palestinos que están desde hace décadas en EEUU y que han hecho fortuna, o los mismos residentes de Gaza o Judea y Samaria (refugiados en su propia tierra). En fin, todo vale para la narrativa del sufrido pueblo palestino por el malvado “Estado artificial, de apartheid, genocida, colonial, sionista y ocupante” de Israel.
Discúlpenme si se me olvidó alguna otra caracterización de ese estado nazi-sionista; ah, me ha faltado esta última, que encanta vociferar a los amantes de la libertad y la democracia como los ayatolas de Irán, dictadores totalitarios que invaden países con absurdas explicaciones, los que juegan desde Corea del Norte a la guerra intergaláctica, o los regímenes tropicales como el cubano y el nicaragüense, entre otros.
Recordemos que las Naciones Unidad, su Asamblea General y demás Comisiones son un dechado de virtudes; por ejemplo, en su Comisión de Derechos Humanos han participado países como Cuba, Corea del Norte, Irán, Angola, Burkina Faso, Malasia, Catar, en otros.
Otro dechado de virtudes es la Unesco, encargada de la educación, la ciencia y la cultura de las Naciones Unidas ¡válgame Dios! qué organismo tan importante… bueno, según el objetivo para el cual fue creado. Pero la Unesco no incluye a Jerusalén dentro la lista de patrimonio de la humanidad de Israel, me imagino que será por una buena razón, como por ejemplo que el rey David, quien hace más de 3000 años instituyó a Jerusalén como la capital del Reino de Israel, pues ese rey no existió.
Tampoco existió un tal rey Salomón, hijo del Rey David que tampoco existió, siendo que Salomón fue aquel que construyó el Primer Templo de Jerusalén donde se resguardaba el Arca de la Alianza, y del cual el Creador expresó “por haber pedido sabiduría para gobernar y no pediste para ti mismo una vida larga ni riquezas, ni que matara a tus enemigos, te concederé lo que has pedido”.
Ahora, llegado a este punto del artículo, debo reconocer que toda esa campaña mediática y panfletaria, repetida ad nauseam, de Israel como potencia ocupante, es cierta, es la pura verdad irrefutable y cotidiana. Israel es una potencia ocupante del puesto 28 en la economía mundial, teniendo una población que no llega a los diez millones de habitantes, en un territorio de apenas 22.145 kilómetros cuadrados, rodeado por el norte y por el sur de bárbaros que lo atacan y acosan constantemente.
Entre sus últimas ocupaciones, esta potencia malvada sigue innovando, creando, desarrollando productos, equipos y materiales para el bienestar humano; por ejemplo, en los últimos años podemos citar por cuestión de espacio, las siguientes innovaciones:
Como podemos ver, la potencia ocupante Israel sigue en su afán de ocupar más vitrinas con premios Nobel, de los que hasta ahora ostenta el pueblo judío la bicoca del 20% de dichos premios, con una población del 0,2% de la humanidad.