E n Pésaj nos congregamos alrededor de la mesa para que el padre narre la Hagadá. La ceremonia se desenvuelve de acuerdo a la tradición por todos conocida, conduciéndonos acorde con los preceptos y el respeto a nuestra historia de liberación de la esclavitud.
En este artículo me referiré a la analogía entre una campaña política electoral de nuestros tiempos con la epopéyica travesía de los judíos conducidos por Moshé. Hoy en día, se cuenta con los medios de comunicación social de alcance global, vallas publicitarias, televisión, medios de trasporte terrestre, aéreo y marítimo. Las estrategias de movilización se llevan a cabo de manera expedita, contando con las autoridades y funcionarios del servicio público. Moshé desarrolló un plan de evacuación de más de tres millones de personas, entre ellos mujeres, ancianos y niños, sin contar con los elementos antes mencionados ni con los recursos estratégicos para una campaña de esa naturaleza. El único objetivo de Moshé era su ideal de volver al lugar de origen de sus antepasados, donde vivieron en libertad, contando con una virtud muy especial: la persuasión de millones de mentes. ¿Cómo pudo un hombre, en las circunstancias y contexto de aquella época, emprender una travesía caminando por el desierto del Sinaí a sabiendas de las enormes dificultades que tendría que enfrentar? Sin duda que para ello Moshé se valió de la fe y la persuasión como factor de convencimiento de la multitud. Su liderazgo los condujo, y aun con adversidades provocadas en algunos momentos por la incredulidad, su ingenio les hizo retornar a la travesía.
Moshé fue para su pueblo un extraordinario líder de carácter persuasivo, que hoy abarca un contingente de judíos fieles a su tradición, que le recuerda cada año durante la celebración de Pésaj.
Llevó a cabo una estrategia de agrupación por tribus, y convocó a censos muy certeros. Salvando las condiciones de la época, recursos y plataforma política, podemos concluir que Moshé fue para su pueblo un extraordinario líder de carácter persuasivo, que hoy abarca un contingente de judíos fieles a su tradición, que le recuerda cada año durante la celebración de Pésaj.
Nos preguntamos: los alimentos, el agua, la atención a la salud, las mujeres parturientas, los ancianos débiles, los niños que requerían ser llevados en brazos, la intemperie, el acecho de fieras salvajes, los propios conflictos humanos, y tantos otros factores tienen respuestas y explicaciones en la interpretación litúrgica. El becerro de oro, las tablas de la ley en su primera y segunda versión, las historias contenidas en la narración del Pentateuco son las fuentes que sirvieron de inspiración para la Hagadá que hoy repetimos.
Mi intención es imaginar la extraordinaria jornada liberacionista de un hombre solo, provisto de un gran poder: la persuasión.