Pablo Sklarevich
A ntes de partir hacia Washington, el ministro de Defensa, Avigdor Liberman, dejó caer una bomba en la Comisión de Exteriores y Defensa de la Knésset (Parlamento). El titular de Defensa reveló que un mensaje directo, recibido de la Administración Trump, advierte que imponer la soberanía israelí a Cisjordania (Judea y Samaria) significaría una “crisis inmediata” con Estados Unidos.
Casi de inmediato, la viceministra de Exteriores, Tzipi Hotovely (del partido Likud), rechazó las advertencias de Liberman, indicando que el ministro está tratando de “dictar una realidad que aún no ha sido creada en Washington”. “El actual gobierno (de EEUU) todavía no ha formulado su plan estratégico para la región… Está abierto a un nuevo pensamiento político, y todas las opciones están aún sobre la mesa”, declaró Hotovely.
Las declaraciones de Liberman permitirán al ministro aparecer ante los funcionarios de Washington, durante su visita actual, como el “adulto responsable” de la coalición. Pero el encontronazo con Hotovely refleja la división en el seno del gobierno, que atraviesan los partidos políticos de derecha. En un polo, el primer ministro Benjamín Netanyahu y Liberman encabezan probablemente el campo que pide focalizarse en la amenaza nuclear de Irán (que podría incluir de alguna forma al aparato de seguridad), y demandan no molestar con planteos secundarios. En el otro extremo, el partido religioso nacional Habait Hayehudí, liderado por los ministros Naftali Bennett y Ayelet Shaked, que arrastran a gran parte de los diputados del partido gobernante Likud en el planteamiento de comenzar con la anexión de Cisjordania. Ante la emergencia de una administración norteamericana más favorable, estos últimos se preguntan: “Si no es ahora, ¿cuándo?”.
Ante la creciente presión doméstica e internacional, la perspectiva de una crisis en el gobierno tal vez sea tan solo una cuestión de tiempo.
Fuente: Aurora. Versión NMI.