Cuatro días separan a las fechas reverenciales —días de recogimiento e introspección, de arrepentimiento y de esperanza— de una de las festividades más alegres del Judaísmo: Sucot.
Sucot es la última de las tres festividades de peregrinaje (Shalosh Regalim): Pésaj, Shavuot y Sucot. Mientras que la alegría no aparece mencionada en la lectura de la Torá en la festividad de Pésaj, y en Shavuot aparece una sola vez, en Sucot la palabra “alegría” es mencionada tres veces.
Sucot se conoce también con el nombre de Jag HaAsif (“fiesta de la recolección”), pues señala el final de la cosecha de los frutos, con lo cual se da término al año agrícola de Israel, frente a las preocupaciones que tenía el agricultor en Pésaj con respecto al éxito de los cereales, y en Shavuot con la suerte de las frutas. En Sucot, las preocupaciones terminaron: cada uno hace balance de sus pérdidas y ganancias, y se desocupa para llenar su corazón de alegría.
Hoy en día, cuando la mayoría de los judíos no vive de la agricultura, la alegría está conectada con la tranquilidad que nos invade después del ambiente de severidad de los últimos ecos de Yom Kipur. La sucá nos recuerda que al salir de Egipto los judíos habitaron en cabañas, y que Dios los protegió con “nubes de honor” en el viaje a la Tierra Prometida.
(Foto: Diario Judío)
Pero hay también un mensaje educativo en habitar en la sucá. Puede ocurrir que el agricultor se enorgullezca de ver la abundancia que hay en su vivienda, fruto de su éxito en la cosecha, o estemos seguros de que pasamos el Día del Juicio con éxito. Por lo tanto, a fin de inculcarle al hombre la cualidad de la humildad, Hashem le ordena salir de su casa, símbolo de opulencia, y habitar en cabañas, símbolo de sumisión. La Torá nos dice: “Salid de vuestro hogar, vuestra fortaleza, y habitad en la sucá, una construcción temporaria y endeble, presa del viento y la lluvia”. No piense el hombre moderno que sus posesiones materiales le darán seguridad.
Si preguntas por qué se festeja Sucot en Tishrei, seis meses después de la salida de Egipto pues los judíos salieron en el mes de Nisán, te diré que Nisán marca el comienzo de la primavera en Israel, y si celebrásemos la festividad en esa fecha, podríamos considerar que salimos de nuestras casas para disfrutar de las agradables temperaturas; pero al celebrar esta festividad en la estación invernal queda demostrado que nuestra única intención es la de cumplir con la voluntad de Dios.
Nuestros sabios del Zohar nos hablan de la recompensa por el cumplimiento del precepto de la sucá: “Todo el que habita en la sucá en este mundo, al ascender al mundo celestial, el Santo, bendito es, lo protegerá de los ángeles acusadores” (Tikunéi HaZohar,132). Todo el que cumple con el precepto de habitar en la sucá, el Santo, bendito es, lo recompensará y colocará entre los huéspedes de la sucá del Leviatán, en los días de la venida del Mashíaj, que sea en nuestros días, amén.
El que es cuidadoso con el precepto de la sucá, sentado bajo la sombra de la fe, ameritará que tanto él como sus hijos se sientan libres eternamente, y serán bendecidos por la bendición superior (Kaf HaJaym, Leyes de Sucá: 625, 10, 8).
El que habita en la sucá santifica y purifica su cuerpo, cumple con el tikún por los pecados del habla, y se le asegura que no habrá rencillas en su hogar durante todo el año.
El rabino Blickstein Z’L prestó servicios en la Unión Israelita de Caracas durante muchos años.
Publicado originalmente en Nuevo Mundo Israelita en octubre de 2009.