Este reportaje apareció publicado en El Mundo Israelita el 15 de mayo de 1948, precisamente la fecha en que el mundo se enteró de la declaración de Independencia del Estado de Israel. Esta descripción de cómo operaba la Haganá resulta muy reveladora, y explica en buena parte el éxito de la pequeña comunidad judía de Palestina (el yishuv), de apenas 600.000 habitantes, ante la invasión de seis ejércitos árabes.
La Haganá se trasformó luego en Tzva Haganá LeIsrael (Fuerzas de Defensa de Israel, Tzáhal por sus siglas en hebreo) al convertirse el yishuv en el Estado judío
Diez mil hombres de la Haganá, marchando a Tel Aviv para hacer frente a los atacantes árabes, mostraron al mundo hace corto tiempo, y por primera vez, la moderna fuerza militar de la Palestina judía.
La Haganá ha estado preparándose secretamente para esta misión desde 1918. Durante 30 años, este ejército de resistencia se ha entrenado, armado y hasta efectuado maniobras a espaldas de las tropas del gobierno británico. La ley británica vigente dice: “Se establece la pena de muerte por el porte ilegal de armas”. Pero lo que los británicos consideren conveniente ahora no podrá alterar el rol de la Haganá como defensor del futuro Estado judío. La potencialidad de este ejército incomparable estriba en el hecho de ser la milicia del pueblo.
“La Haganá no puede ser destruida”, afirmó la organización secreta en un memorando enviado a las Naciones Unidas. “Es imposible destruirla, no solo porque todos los judíos de Palestina lucharán por su derecho a la defensa propia, sino porque tal restricción significaría encarcelar a cada judío de Palestina –cada niño, niña, hombre o mujer–, y porque será necesario ocupar y sojuzgar cada pueblo, cada colonia y aldea, porque todos ellos son las bases que sostienen a la Haganá. La Haganá puede ser abatida únicamente mediante la destrucción completa del yishuv. Ella se disolverá voluntariamente cuando el Estado judío declare innecesaria su existencia en la forma actual”.
Haganá es la palabra hebrea que significa “defensa”. La organización tuvo su origen en los grupos individuales encargados de velar por la seguridad de las colonias judías en el país salvaje y hostil que era Palestina bajo la dominación turca. En 1907, estos grupos se unieron en una fuerza nacional, la Organización de Guardias Judíos. Al estallar la Primera Guerra Mundial, algunos de estos guardias se ofrecieron voluntariamente para integrar la Legión Judía del ejército británico. Este cuerpo de guardias fue disuelto al terminar la guerra, porque los judíos de Palestina temían que un ejército profesional fuera el elemento dominador en sus instituciones.
La Haganá, organización integrada por todas las personas capacitadas del yishuv, vino a reemplazar a la anterior. En aquella época su misión era proteger las colonias contra los ataques árabes. Cuando los británicos asumieron el mandato sobre Palestina, el gobierno pidió a la Haganá la dejación de sus armas.
Las masacres de 1920 y 1929
Esta orden fue obedecida hasta que sucedieron los ataques árabes de 1920-21, cuando numerosos judíos indefensos fueron asesinados. Nuevos ataques en 1929 hicieron obvio que los ingleses no estaban preparados para proteger las colonias aisladas, y la Haganá, obteniendo armas ilegalmente, desarrolló secretamente sus propias fuerzas.
Este ejército estuvo preparado cuando las hordas árabes dirigidas por el ex mufti de Jerusalén, y reforzadas con soldados de Siria e Iraq, atacaron nuevamente en 1936. Todas las colonias pudieron defenderse. Los ataques se sucedieron durante tres años. En este período, la Haganá obtuvo el reconocimiento indirecto del ejército británico; cooperó extraoficialmente en el sofocamiento de las asonadas árabes. El general Orde Wingate, en aquella época capitán en el Cuerpo de Inteligencia británico, seleccionó a voluntarios de la Haganá para, conjuntamente con tropas británicas, integrar los escuadrones nocturnos especiales que protegieron los oleoductos entre Iraq y Haifa, y para repeler las bandas atacantes al norte de Palestina, hasta y a través de la frontera de Siria.
De estas experiencias, y de la oportunidad de cooperar con los británicos durante la Segunda Guerra Mundial, la Haganá logró desarrollar un ejército moderno y preparado. En el presente cuenta con tropas de asalto experimentadas, campos de entrenamiento, fábricas de armamentos y escuelas militares secretas para oficiales. Cuenta también con buenos pilotos. “Tenemos más pilotos que aviones”, admite un vocero de la Haganá, “pero estamos planeando comprar lo que necesitamos y traerlo de contrabando a Palestina”.
El Palmaj
El Palmaj (contracción de dos palabras hebreas que significan “fuerza de choque”), ejército móvil de la Palestina judía, fue creado a petición del ejército británico y entrenado por los mismos ingleses en tácticas de asalto y guerrilla. Esto se hizo para combatir una posible ocupación de Palestina por los nazis. Estas fuerzas, de unos 6.000 a 10.000 integrantes escogidos entre la juventud de Palestina, se comparan favorablemente con las tropas de choque de cualquier ejército moderno.
De igual modo, el servicio de inteligencia de la Haganá fue desarrollado y entrenado en operaciones de guerra mediante la cooperación extraoficial británica, cuando el Medio Oriente se veía amenazado por los nazis. Agentes de la Haganá atravesaron las posiciones alemanas en África y Europa para obtener información para los británicos; también desarrollaron activamente trabajos de penetración y propaganda en los países árabes proalemanes. Cuando Siria, controlada por el gobierno francés de Vichy que cooperaba con los nazis, fue ocupada por los británicos, fueron saboteadores de la Haganá los que precedieron y abrieron el camino a las fuerzas inglesas.
Treinta y cinco mil judíos de Palestina sirvieron en el ejército británico, la mayor parte de ellos miembros de la Haganá; y entre los nuevos reclutas hay hombres de casi todos los ejércitos europeos. Contando con todas estas ventajas, la Haganá ha logrado crear una fuerza de reserva que se mantiene alerta para el caso de un ataque árabe.
Eficiencia
Un miembro de la Haganá informa sobre el estado de movilidad de este ejército: “El Palmaj, bien equipado con trasporte y completamente armado, está listo para la acción y puede ser desplegado a cualquier parte en 24 horas. La gran fuerza de reserva, que conjuntamente con el Palmaj alcanza la cifra de 70.000 miembros, está alerta; y una cadena de puestos de observación que se extiende a lo largo de la frontera de Palestina suministra información a los cuarteles secretos de la Haganá sobre el movimiento de tropas árabes y pertrechos a través de esa frontera”.
Se están enviando observadores a todos los países vecinos. Algunos, vestidos a la usanza árabe, se internan en las aldeas para obtener información; otros llegan a esos países como simples agentes comerciales; otros más exploran la región montañosa secretamente.
Júzguese la eficiencia de este cuerpo de inteligencia a través de esta historia: en noviembre último [1947] circularon rumores de que una gran fuerza siria estaba concentrándose cerca de la frontera de Palestina; pero los grupos de reconocimiento aéreo y terrestre de la Haganá insistieron en que todo esto era solo un bluff. Finalmente, un corresponsal de la Associated Press voló sobre las fronteras y confirmó la información de la Haganá. La única señal de vida que vio a través de toda la frontera fue un par de camellos.
“No creemos en una guerra santa árabe”, dice un representante de la Haganá. “Creemos que el mufti incitará disturbios internos en el país y que recibirá la ayuda de guerrillas de los países árabes. No esperamos una invasión”, asegura, “pero tenemos que prepararnos para tal eventualidad”.
Las colonias judías cerca de la frontera han sido reforzadas. Hace meses se envió allí obreros y soldados, abastecimiento y municiones suplementarias, con el fin de fortificar las defensas de esas comunidades fronterizas.
Se espera que cada judío de Palestina participe en la defensa. “Queremos que toda persona en el yishuv sea capaz de usar armas”, dice el representante de la Haganá, “siempre que su condición física le mantenga en pie”.
Movilización total
Por esta razón, aun los refugiados son requeridos a presentarse en un centro de entrenamiento tan pronto llegan a Palestina; aquellos que crecieron en Palestina son automáticamente inscritos. “A los estudiantes se les asignan ciertas responsabilidades en la escuela, ciertas funciones, por ejemplo en el servicio de señales, como mensajeros o para pegar los carteles de la Haganá. Cuando un muchacho llega a los 17 o 18 años es movilizado. No es obligatorio sino voluntario, pero existe cierto sentido de obligación interna. Un judío palestino siente que ese es su deber. El individuo se registra en una de las unidades de la Haganá para servicio militar activo por un período de un año o dos, y naturalmente todos los habitantes de las colonias son miembros activos de la Haganá”.
Aunque este ejército ha sido entrenado continuamente, lo mismo durante años de guerra que en tiempos de paz, todas las tropas de la Haganá son hasta ahora soldados irregulares. Por tener que ocultarse de la fuerza policial británica y de los enemigos árabes, los campos de entrenamiento no han podido establecerse permanentemente sino que se ha hecho uso de otras áreas, especialmente de las colonias, en las que los judíos tienen cierta seguridad y donde los centinelas pueden, en caso necesario, dar el alerta y pasar del entrenamiento a pasatiempos inocentes. Así deben prepararse los judíos a defender el yishuv.
Por L. Levitas