Lanzamiento masivo de cohetes desde Rafah, en la Franja de Gaza, que dio inicio a la ofensiva de Hamás
(Foto: Flash90)
Así como los combatientes de la línea Bar Lev fueron abandonados a su suerte en 1973, también lo fueron los israelíes en las comunidades del sur debido a una comprensión errónea de la situación
Yoav Limor*
Exactamente 50 años y un día después de la Guerra de Yom Kipur, Israel vivió la sorpresa del 7 de octubre. Al igual que entonces, Israel debe actuar con rapidez y no puede poner fin a estas hostilidades sin una victoria clara e inequívoca.
Hamás planeó este ataque meticulosamente. Durante muchos meses, tal vez años, crearon una falsa impresión de que estaban disuadidos y se abstenían de responder a las operaciones llevadas a cabo por las FDI contra la Yijad Islámica Palestina y los acontecimientos en Cisjordania y Jerusalén. En Israel aceptaron esta calma y adoptaron el paradigma de que Hamás se abstendría de lanzar un ataque total.
Mientras tanto, la organización planeó su ataque en Simjat Torá. Un ataque planificado e integrado con elementos terrestres, aéreos, marítimos y subterráneos. Los infiltrados cruzaron la frontera simultáneamente en múltiples puntos, sabiendo exactamente adónde ir. Las ciudades, kibutzim, moshavim y bases de las FDI que fueron atacadas se encontraron en la misma situación que enfrentaron las tropas israelíes el 6 de octubre de 1973, cuando las fuerzas egipcias violaron la Línea Bar Lev al cruzar el Canal de Suez. Los gritos de auxilio, similares a los que se escuchaban entonces por radio desde las fortificaciones, se trasmitieron en vivo por los canales israelíes en 2023.
Terroristas de Hamás trasladan a un israelí secuestrado en el kibutz Kfar Aza
(Foto: AP)
Hamás, por supuesto, sabía que era un día festivo, lo que significaba que las FDI estaban relativamente bajando la guardia y una parte significativa de las fuerzas estaban en casa, con una atmósfera complaciente en los asentamientos.
Una operación de este tipo requiere una preparación temprana con muchos colaboradores. Todo esto escapó a la vista de la inteligencia israelí, que no sabía nada.
En este sentido, es quizá incluso más grave que el fracaso de 1973. Israel hoy es mucho más fuerte en inteligencia y operativamente, especialmente contra un enemigo débil y limitado como Hamás, y no debería sufrir una sorpresa táctica y estratégica como esta, que es es probable que vaya acompañada de una amplia preparación defensiva de Hamás que seguramente se implementará ahora, cuando las FDI penetrarán profundamente en Gaza a medida que se desarrolle la guerra.
Gaza no puede seguir siendo inmune a cualquier tipo de actividad o respuesta, y este conflicto debe terminar con Hamás derrotado y sus líderes muertos o capturados. Si esto no sucede, Israel se convertirá en un saco de boxeo y pagará un precio insoportable por la liberación de sus cautivos
Mientras escribo estas palabras, aún se desconocen los hechos. Cuando todo se calme, Israel tendrá que lidiar con las insoportables consecuencias: un gran número de víctimas y heridos y, según algunos informes, un número no insignificante de cautivos que son soldados y civiles, incluidos mujeres y niños. Esto requiere que Israel reconsidere inmediatamente su enfoque y cambie a un modus operandi diferente.
Gaza no puede seguir siendo inmune a cualquier tipo de actividad o respuesta, y este conflicto debe terminar con Hamás derrotado y sus líderes muertos o capturados. Si esto no sucede, Israel se convertirá en un saco de boxeo y pagará un precio insoportable por la liberación de sus cautivos.
Pero Gaza es solo una parte de la preocupación de Israel en este momento. El conflicto de esta mañana se produce en el contexto de una guerra de facto que se ha estado librando en las últimas semanas en Judea y Samaria, con la mayor parte del ejército regular desplegado en esos territorios. Ahora, las FDI deben movilizar rápidamente a decenas de miles de reservistas y enviarlos a los territorios, con el fin de liberar unidades regulares para luchar en Gaza y estar preparados para la posibilidad de una escalada en el norte.
Personas que llegaban al aeropuerto Ben Gurión recibieron la orden de arrojarse al suelo durante una oleada de cohetes. Todos los vuelos han sido cancelados
(Foto: Jewish Breaking News)
En este sentido, el frente norte será ahora el foco de preocupación israelí. En los últimos meses se ha producido una preocupante convergencia operativa entre organizaciones terroristas, sincronizadas desde Beirut bajo el liderazgo conjunto de Irán y Hezbolá.
Hamás mantiene fuerzas activas en el Líbano que han sido organizadas bajo la autoridad de Saleh al-Arouri, y es probable que intenten actuar con lanzamiento de cohetes y posiblemente intentos de infiltración en territorio israelí.
Destrozos causados en Ashkelon por un cohete lanzado desde Gaza
(Foto: Flash90)
La pregunta es cómo responderá Israel a tal acción y, especialmente, cómo se comportará Hezbolá si Israel ataca el Líbano. Hassan Nasrala advirtió más de una vez que su organización respondería, lo que podría conducir a una guerra particularmente devastadora. Por lo tanto, Israel debe utilizar ahora todas sus palancas –diplomáticas y de seguridad– para disuadir a Hezbolá de actuar.
Otra preocupación será la población árabe en Israel, especialmente en las ciudades afectadas. Los casos de enfrentamientos étnicos vistos durante la operación Guardián de los Muros en 2021 todavía están frescos en la memoria, y la situación interna en Israel no ha hecho más que exacerbarse desde entonces.
Detrás de todo esto está Irán, que intenta no quedar fuera del desafío a Israel. Este esfuerzo iraní recibió un impulso en las últimas semanas en un intento de torpedear los contactos avanzados para la normalización entre Israel y Arabia Saudita
La policía y los líderes de las comunidades –tanto judías como árabes– enfrentan ahora un desafío excepcional de liderazgo y mando para tratar de mantener la calma tanto como sea posible. Esta será una tarea especialmente difícil en el contexto de la sensación de que Israel es mucho más frágil que antes; Gaza (y posiblemente el Líbano) enfrenta una campaña israelí que probablemente cause muchas víctimas; y Hamás justifica su ataque terrorista bajo la falsa excusa de salvar la mezquita de Al-Aqsa.
Detrás de todo esto está Irán, que intenta no quedar fuera del desafío a Israel. Este esfuerzo iraní recibió un impulso en las últimas semanas en un intento de torpedear los contactos avanzados para la normalización entre Israel y Arabia Saudita. Israel ahora buscará reunir a los Estados árabes moderados liderados por Egipto hacia la derecha, una tarea no tan simple dado el alcance de los combates y las bajas que se producirán ahora en la región.
Dos columnas de humo se elevan desde la ciudad de Rehovot, producto de cohetes lanzados desde Gaza
(Foto: Reuters)
Se espera que esta guerra sea todo menos fácil. En los últimos años Israel se ha convertido en una sociedad menos dispuesta a pagar precios, a diferencia del pequeño país que era hace 50 años, cuando sus enemigos del sur y del norte lanzaron un ataque sorpresa.
El equilibrio fue perturbado este sábado por la mañana, e Israel debe restablecerlo rápidamente. Se trata de un desafío de liderazgo del más alto nivel, en un período en el que la sociedad y el público israelíes están desgarrados desde adentro. Todo esto debe dejarse de lado ahora, y debemos concentrarnos en la misión fundamental: la victoria y el restablecimiento de la calma. Después de eso, llegará el momento de sacar lecciones y conclusiones, y habrá muchas de ellas.
*Periodista y analista de defensa.
Fuente: Israel Hayom.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.