La comunidad judía argentina conmemoró este domingo el quinto aniversario de la muerte del fiscal Alberto Nisman, en una ceremonia íntima en el cementerio judío de la localidad bonaerense de La Tablada, en el que renovó su pedido de justicia.
La madre del fiscal, Sara Garfunkel, y su hermana, Sandra Nisman, asistieron junto a amigos y dirigentes de la comunidad judía al acto realizado frente a la tumba del fiscal.
El rabino Sergio Bergman, ex ministro de Ambiente del Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), ofició la ceremonia religiosa, y el presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA, brazo político de la comunidad judía local), Jorge Knoblovits, ofreció luego un discurso en el que urgió a la Justicia a dar «certezas» sobre la muerte de Nisman.
«Hablamos de certezas, vergüenzas y pudor. Alberto fue asesinado porque tenemos la certeza, hay una sentencia judicial que así lo determina, y esas certezas están impactadas en la causa judicial», declaró Knoblovits luego de la ceremonia.
Nisman fue hallado muerto el 18 de enero de 2015 de un disparo en la cabeza en el baño de su departamento, cuatro días después de haber denunciado a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), hoy vicepresidenta, de supuesto encubrimiento.
El fiscal especial de la causa por la que se investiga el atentado a la mutual judía AMIA de Buenos Aires, que en 1994 causó 85 muertos, había denunciado a Fernández de Kirchner, su canciller Héctor Timerman y otros dirigentes kirchneristas por el supuesto encubrimiento de los iraníes acusados por el ataque terrorista a través del memorándum de entendimiento firmado en 2013 entre Argentina e Irán. Al día siguiente a su muerte tenía previsto presentarse ante el Congreso para brindar detalles de la denuncia.
El presidente de la DAIA instó a los políticos a no inmiscuirse en las investigaciones judiciales. «Todo se tiene que manejar dentro del espacio del Derecho, que es una causa judicial, lo mismo tiene que suceder con la causa AMIA, después de que Alberto pudo enderezarla tras el juicio por encubrimiento, y después de lo que sucedió con el juez Galeano y los fiscales, y descubrir cuál fue la trama para llegar a Hezbolá», declaró Knoblovits.
(Foto: Reuters)
Las entidades que representan a la comunidad judía decidieron no participar el sábado en la manifestación ciudadana que tuvo lugar en la explanada junto al Teatro Colón de Buenos Aires, convocada bajo el lema «Justicia perseguirás. No fue suicidio, fue un magnicidio», aunque sí asistieron la madre del fiscal y personalidades de la oposición. Los organizadores de la marcha del sábado leyeron un documento con fuertes críticas al gobierno del peronista Alberto Fernández y a Cristina Kirchner.
El documento central del acto en memoria de Nisman apuntó contra el acuerdo con Irán, que fue considerado un «pacto de impunidad que trasformaba a los victimarios en sus propios jueces». «El pacto con Irán llevaba implícita la promesa del gobierno argentino de levantar las alertas rojas contra los iraníes acusados de haber planificado el atentado. Por eso, la muerte del fiscal, que iba a denunciar semejante desatino, no fue casualidad ni fue suicidio», sostuvieron los ciudadanos que leyeron el documento ante la multitud.
Asimismo, en el documento se señaló que «así como Cristina Kirchner hizo un pacto de impunidad con Irán, el actual presidente hizo lo mismo con ella: pactaron una candidatura a cambio de impunidad, ambos quieren desmontar la causa de mayor envergadura política que pesa sobre la vicepresidenta: la del magnicidio que hoy cumple cinco años impune».
Tras una nueva pericia de la escena de la muerte realizada en 2017 por la Gendarmería (policía militar), que el gobierno actual dice que quiere revisar, el juez a cargo, Julián Ercolini, cambió la carátula de la investigación a «homicidio», dejando de lado la sospecha inicial de un suicidio.
La investigación judicial aún no ha sido elevada a juicio oral, ni cuenta con sospechosos de haber sido autores materiales o intelectuales de la muerte de Nisman. Hasta ahora solo el ex colaborador de Nisman, Diego Lagomarsino, un técnico informático, fue procesado como partícipe necesario, mientras los custodios del fiscal son investigados por supuesto incumplimiento de los deberes (de protegerlo) y encubrimiento.
Lagomarsino le prestó a Nisman el arma que disparó la bala que mató al fiscal y, según una reciente revelación periodística, se detectaron numerosas comunicaciones de un agente de inteligencia desde la zona donde vive el técnico informático el mismo día en que el fiscal fue hallado muerto.
El reciente estreno de una serie en la plataforma Netflix sobre Nisman, «El fiscal, la presidenta y el espía», sumó controversia al tema. «Hasta el día de hoy, dudo que se haya suicidado», afirmó Alberto Fernández, quien fuera jefe de Gabinete durante los Gobiernos kirchneristas (2003-2008) en 2017, cuando se grabó la serie documental, aunque este mes, ya como presidente, afirmó que no hay una «prueba seria» que apunte al homicidio, palabras que no son contradictorias pero tienen matices diferentes en un caso que mantiene en vilo a la sociedad argentina.
Fuente: EFE y Aurora. Versión NMI.