Tal día como hoy 19, de febrero pero de 1945, tuvo lugar la Batalla de Iwo Jima, que duró más de un mes, hasta el 26 de marzo, donde los estadounidenses combatieron ferozmente por el control de esa isla del Pacifico en manos del ejército Japonés.
Gran cantidad de soldados judíos participaron en esa batalla, en el Cuerpo de Marines, que con 70.000 almas desembarcaron en la isla aquel 19 de febrero. Incluso el Premio Nobel de la Paz y sobreviviente de la Shoá, Elie Wiesel, cubrió Iwo Jima como periodista y reportero años más tarde.
Recordamos la icónica foto de marines izando la bandera de Estados Unidos en el monte Suribachi, donde participó el soldado Harlon Block de ascendencia judía, así como el mismo fotógrafo judío que tomó la histórica foto, de nombre Joe Rosenthal.
Lo cierto del caso es que se ha relatado, publicado, escrito, fotografiado, filmado y tomado testimonios y pruebas documentales de lo que significó el Holocausto, para que no quede duda de la magnitud del horror de las víctimas y de hasta dónde puede llegar el ser humano en su maldad, crueldad y perversidad, pero se ha escrito poco sobre el arrojo y valentía de más de un millón quinientos mil (1.500.000) judíos que sirvieron en las fuerzas aliadas.
Voluntarios de la Brigada Judía de Palestina (Mandato Británico) junto a la Tumba de Raquel en Bethlejem, 1944
(Foto: lasegundaguerra.com)
Se estima que del número arriba citado, al menos quinientos cincuenta mil (550.000) estuvieron sirviendo al ejército norteamericano, quinientos mil (500.000) en el soviético, sesenta mil (60.000) se alistaron en el del Reino Unido, y otros cientos de miles en otros bandos aliados.
Soldados judíos recibieron altas distinciones, como el teniente Jack Jacobs con la Medalla de Honor en EEUU, entre otros, así como varios también recibieron la Orden de Lenin en la URSS.
Por supuesto que los judíos lucharon contra el nazismo, cuyo programa de la “solución final” de la cuestión judía, aprobada en la Conferencia de Wannsee a principios de 1942, tuvo como finalidad exterminar a todo el pueblo judío de la faz de la tierra; pero paradójicamente también tuvieron que enfrentar el antisemitismo que provenía de sus propios cuerpos de combate aliado.
La Brigada Judía fue sin duda la más famosa de todos los cuerpos de combate de judíos, bajo el mando británico, y se activaron fundamentalmente en Italia. A pesar de que, como indicamos arriba, más de millón y medio de judíos se alistaron en diferentes ejércitos aliados, en el caso del Mandato Británico de Palestina los ingleses estuvieron reticentes a permitir un batallón judío como tal, temiendo que eso fortaleciera al Movimiento Sionista y creara disturbios con los árabes, por lo que al principio de la guerra solo posibilitaron la formación de micro-unidades auxiliares para otros batallones.
Esto cambió cuando ya en 1944, en una fase definitoria de la guerra, los ingleses permitieron la formación de una Brigada Judía que se conformó con 5000 soldados, los cuales portaban en su uniforme una estrella de David sobre un fondo blanco y azul.
Se ha escrito poco sobre el arrojo y valentía de más de un millón quinientos mil judíos que sirvieron en las fuerzas aliadas
La Brigada Judía tuvo una participación fundamental en la región de los Apeninos, rompiendo las líneas enemigas y liberando varias ciudades italianas, por lo que su valentía, efectividad y arrojo les ganó el respeto de sus aliados, e incluso de sus enemigos. Pero quizá la más importante tarea que desempeñó dicha Brigada fue la de brindar asesoría, auxilio y asistencia a sobrevivientes y desplazados de los campos de trabajo forzado y exterminio nazi para, a través de diferentes vías de países europeos, como Alemania, Austria e Italia, pudieran llegar a la Tierra de Israel.
También utilizaron los conocimientos y habilidades obtenidas en las intensas refriegas para entrenar a grupos de judíos en la autodefensa, como la Haganá y el Palmaj, que tenían como objetivo el apoyo a la inmigración de judíos a la Tierra de Israel y el combate en el territorio.
La Brigada Judía quedó como un símbolo de coraje, osadía y valor para las futuras generaciones, por la autodeterminación de un pueblo que decidió vivir en libertad y soberanía en su propia tierra. Muchos de esos veteranos de la Brigada Judía también combatieron en la Guerra de Independencia de 1948, donde quedó consagrada la independencia del Estado de Israel.