El plan de la Autoridad Palestina para tomar el control del Área C de Cisjordania se está implementando con éxito. Este es un cambio de juego histórico que requiere una inmediata y contundente respuesta israelí
Hillel Frisch*
Con demasiada frecuencia se descalifica a a la Autoridad Palestina como una entidad fallida. Esta es una ilusión. Al contrario: la Autoridad Palestina está ganando una de las batallas más importantes que jamás haya librado contra Israel. Es la misma batalla que lucharon con éxito el movimiento sionista y más tarde el Estado de Israel: el asentamiento estratégico. Esto significa crear de infraestructura rural y urbana para consolidar el control sobre el territorio necesario para crear un Estado.
El movimiento israelí Homa veMigdal (torre y empalizada), la Guerra de Independencia, el heroísmo y la resistencia de los kibutzim en el frente sirio antes de la Guerra de los Seis Días, Kiriat Shmoná y los kibutzim en el Hula en la década de 1980, y Sderot y los kibutzim alrededor de Gaza en las últimas dos décadas, son un testimonio vivo de la importancia histórica del “asentamiento estratégico”, un término acuñado por primera vez por el movimiento sionista en 1942.
Por desgracia, esta estrategia sionista ha sido ahora adoptada con éxito por la Autoridad Palestina, especialmente en la lucha por el control de la mayoría del territorio de Cisjordania llamada Área C. Según los Acuerdos de Oslo, el Área C permanecería bajo la jurisdicción exclusiva de Israel hasta que el logro de un acuerdo de estatus final. Según un informe muy detallado de Regavim, organización que documenta la invasión ilegal de tierras estatales (así como propiedad privada), durante la última década la AP ha estado ganando la batalla por el control del Área C. En 2009, la mayoría de los terrenos construidos allí estaban poblados por judíos (4700 hectáreas en comparación con 4600 de los palestinos). Para 2019, después de un implacable impulso de asentamiento de diez años dirigido por la Autoridad Palestina, la mayor parte del espacio edificado es palestino (7900 hectáreas en comparación con las 5700 habitadas por judíos). Tal hazaña rivaliza incluso con los proyectos de asentamiento más exitosos de la Agencia Judía durante el Mandato. De hecho, incluso puede eclipsarlos.
Mapa de Cisjordania (Judea y Samaria), indicando en amarillo el Área C según los Acuerdos de Oslo
Más importante que el número de viviendas construidas son las dimensiones cualitativas de la compra compulsiva de edificios. Estas medidas se tomaron como parte de un plan estratégico concebido en 2009 por el entonces primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayyad, ex economista principal del Banco Mundial, para crear el Estado de Palestina desde cero en lugar de dejarlo en manos de la diplomacia.
¿Suena familiar? Debería. Esta fue la réplica de David Ben Gurión y sus incondicionales del partido Mapai a Jaim Weizmann y Zeev Jabotinsky, quienes tenían más fe en la diplomacia para crear el Estado judío. La estrategia laborista se llamó popularmente “un dunam más”, “una cabra más”. Afortunadamente esa estrategia se impuso en 1936, y duró hasta después de la creación del Estado de Israel.
Detrás de la implacable campaña de asentamientos estratégicos palestinos hay una serie de instituciones de la AP, que cuenta con un presupuesto de 4700 millones de dólares. Entre esas instituciones están el Ministerio del Interior, el Ministerio de Planificación y Desarrollo Administrativo de Palestina, el Ministerio de Agricultura, una comisión del Ministerio del Interior responsable del registro de los derechos sobre la tierra y el agua, el Ministerio de Gobierno Local, y la “Comisión de Colonización y Resistencia al Muro”, que está dirigida por un funcionario con estatus ministerial. Estos ministerios coordinan ampliamente la planificación y la implementación.
Un informe de 160 páginas publicado en 2016 ilustra la capacidad de planificación de la Autoridad Palestina. Se han preparado 110 planes generales locales para 119 comunidades palestinas, la mayoría de ellas en el Área C.
Tras la exitosa campaña de asentamiento estratégico de la Autoridad Palestina se encuentra una serie de instituciones de la Unión Europea y la ONU que financian el proyecto y proporcionan gran parte del conocimiento de planificación. Lo hacen directa o indirectamente, ofreciendo programas y centros de desarrollo de capacidades.
El objetivo palestino de tomar el control del Área C también incluye protestas organizadas y violencia, dirigidos desde los niveles más altos del gobierno hacia abajo. La “Comisión de Colonización y Resistencia al Muro” es la responsable de coordinar esos esfuerzos. La dirige Walid Assaf, ex miembro de al-Fatah y ex preso de seguridad en Israel. Esta comisión crea y trabaja con comités de “resistencia” locales, a menudo encabezados por miembros de al-Fatah en conjunto con los comités juveniles de las diversas facciones de la OLP (principalmente el movimiento Shabiba) y organizaciones de al-Fatah a nivel de distrito. Tienen la tarea de organizar a la población palestina en las aldeas circundantes para enfrentar a las tropas de las FDI, intimidar a la Administración Civil israelí mientras intenta monitorear el área, hostigar los puestos de avanzada de los colonos y sus labores de pastoreo, y tomar las colinas, manantiales y sitios arqueológicos que conectan a los judíos con su pasado. Por lo tanto, el objetivo no es solo asentar estratégicamente la zona, sino ahuyentar a sus habitantes judíos.
El factor que mejor explica el éxito de los palestinos en esta empresa es que, mientras la Autoridad Palestina se moviliza, es coherente y se concentra en lograr sus objetivos, el gobierno israelí, la administración civil y la rama judicial en gran medida se hacen de la vista gorda
El factor que mejor explica el éxito de los palestinos en esta empresa es que, mientras la Autoridad Palestina se moviliza, es coherente y se concentra en lograr sus objetivos, el gobierno israelí, la administración civil y la rama judicial en gran medida se hacen de la vista gorda.
Hay muchas razones por las que Israel ha alcanzado este lamentable estado de cosas en el Área C. Sobre todo, la congelación casi total de los asentamientos judíos durante las últimas dos décadas creó un vacío que la Autoridad Palestina se apresuró a llenar. Ni el Ministerio de Justicia ni los tribunales israelíes hacen mucho para contrarrestar la ley palestina que les permite invadir ilegalmente y tomar el control de las tierras estatales que forman la mayor parte del Área C. Incluso cuando los tribunales fallan en contra de tal usurpación, como en el caso de Khan al-Ahmar (un campamento beduino ilegal cerca de Maalé Adumim), las autoridades no respetan el fallo.
Estos desarrollos están determinados principalmente por la política, y especialmente por el liderazgo. La frase atribuida a Ben Gurión de que “no es lo que dicen los gentiles, sino lo que hacen los judíos”, suena cierta en este contexto. La reciente victoria de Merav Mijaeli en el Partido Laborista refleja hasta qué punto los políticos israelíes están divorciados del espíritu de los fundadores del partido, que defendieron los asentamientos estratégicos judíos en toda la Tierra de Israel.
El primer ministro Netanyahu no creció en un ambiente así, pero uno espera que su fuerte sentido estratégico le permita reconocer que, por importantes que sean los frutos de la diplomacia, como la normalización con los Estados árabes sunitas moderados, su importancia palidece en comparación con la necesidad de ganar batallas como el asentamiento estratégico palestino en el Área C.
*Profesor de Estudios Políticos y del Medio Oriente en la Universidad de Bar-Ilán, e investigador asociado senior en el Centro Beguin-Sadat de Estudios Estratégicos (BESA Center).
Fuente: BESA Center.
Traducción NMI.