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E l proyecto de ley del “Estado-nación judío” fue aprobado en lectura preliminar por el Parlamento (Knesset) este 11 de mayo, con un estrecho margen de 48 diputados a favor y 41 en contra.
La legislación patrocinada por el diputado Avi Dichter (Likud) dice que “el Estado de Israel es el hogar nacional del pueblo judío, donde realiza sus aspiraciones de autodeterminación de acuerdo con sus tradiciones culturales e históricas”, y que “la realización de la autodeterminación nacional en el Estado de Israel es únicamente para el pueblo judío”.
El proyecto establece que Jerusalén es la capital de Israel y que el hebreo es la lengua oficial del Estado. Le otorga un “estatus especial” al idioma árabe, una degradación de su posición actual de lengua oficial.
El proyecto de ley también reconoce que “todo habitante de Israel, sin distinción de religión o de origen nacional, tiene derecho a trabajar para preservar su cultura, herencia, idioma e identidad”.
El proyecto debe ser aprobado en otras tres lecturas (votaciones) antes de convertirse en ley. De aprobarse quedará consagrado como una de las llamadas “Leyes Básicas”, que tienen un valor similar a las leyes constitucionales y guían el sistema legal del país, haciendo que su derogación resulte más difícil que para las leyes comunes.
Dichter celebró la decisión del Parlamento como “un gran paso hacia la definición de nuestra identidad, no solo a los ojos del mundo sino principalmente para nosotros mismos, los israelíes. Ser un pueblo libre en nuestra tierra”.
Esta versión del proyecto de ley es más moderada que la propuesta en octubre de 2015, que daba prioridad a la identidad judía del Estado de Israel por sobre su carácter democrático. En aquel momento, Dichter enfatizó la importancia de aprobar el proyecto a la luz de la ola de ataques terroristas que se había desatado en Israel. “Los palestinos ya no ocultan su objetivo de eliminar el Estado-nación del pueblo judío”, argumentó. “Los acontecimientos de los últimos meses demostraron a cualquiera que todavía necesitara pruebas que esta es una batalla por la imagen del país y su identidad nacional”.
Sin embargo, esa primera versión del proyecto de ley no logró consenso dentro del gobierno, y la iniciativa de sancionar una ley reconociendo oficialmente a Israel como el Estado-nación del pueblo judío fue temporalmente postergada.
Recientemente, el presidente Reuven Rivlin pareció objetar el proyecto durante una entrevista ofrecida a la Radio del Ejército (Galei Tzáhal), cuando aseveró que Israel no debe apartarse de los principios de la Declaración de Independencia.
El diputado árabe-israelí Ayman Odeh, presidente de la Lista (Árabe) Conjunta, calificó la decisión del Parlamento como una “declaración de guerra” contra los ciudadanos árabes de Israel. “La discriminación ha recibido un sello legal. El peligro en esta ley es que establece dos clases de ciudadanos: judíos y árabes”, expresó.
El diputado laborista Erel Margalit, de la alianza Campo Sionista, calificó el proyecto de ley de “reminiscente de períodos oscuros” de la historia de Israel, afirmando que se trata de “un esfuerzo de erosionar a la única democracia en Oriente Medio”.
Las últimas estadísticas indican que los habitantes judíos de Israel alcanzan la cifra de 6,38 millones de personas, o sea el 74,8% de la población, mientras que los residentes árabes ascienden a 1,77 millones, equivalentes al 20,8%.
Otras 374.000 personas —4,4%— son cristianos no árabes, miembros de otras religiones o personas sin afiliación religiosa registrada.
Fuente: Aurora. Versión NMI.