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"Y habló El eterno a Moshé, diciendo. Mira que he llamado por su nombre a Betzalél hijo de Urí, hijo de Jur de la tribu de Yehudá. Y lo he colmado de Inspiración Divina, con sabiduría y con entendimiento y conocimiento, y de todo tipo de labor. Para pensar pensamientos, y trabajar sobre el oro la plata y el cobre.” (31, 1-4)
Con este pronunciamiento Di´s resume en unas cuantas frases la esencia misma de la construcción del Tabernáculo. Pues para su realización es necesario mucho más que buenas aptitudes de alfarería, carpintería, talabartería y entretejido, ya que nos referimos al primer modelo del santuario de Di´s sobre la faz de la tierra. Por tal motivo se necesitaba un hálito Divino, pureza de espíritu, sabiduría proveniente de los mundos espirituales, etc.
¡Todo ello para conseguir que Betzalél piense pensamientos y trabaje sobre los materiales mencionados!
¿A qué tipo de pensamientos hace referencia el versículo? Y ¿Por qué no decir simplemente: Para pensar la manera de trabajar con…?
Rabí Meir Simjá HaCohén de Dvinsk, ZT”L, en su libro “Meshej Jojmá”, explica lo siguiente:
“La función principal de Betzalél era la de reflexionar y ahondar dentro de los pensamientos de quienes se aproximaban a donar. Según la pureza de sus pensamientos, determinaba en qué sitio debía colocar sus donaciones. Quien donaba de todo corazón, con una intención limpia y depurada, con su dádiva hacía el santuario y su instrumentación. Pero aquel cuyas donaciones tenían algún vestigio de soberbia, de búsqueda de honor y renombre, compraba con ellas bestias para acarrear los materiales, etc.”
El Santuario de Di´s en la tierra, debía ser construido única y exclusivamente por medio de donaciones que salgan del corazón de cada uno de los miembros de Israel, y aún así era factible que tuvieran restos de intereses egoístas. También sabemos que el Tabernáculo del desierto no se destruyó jamás, continúa escondido en algún lugar, y es porque aquello que se hace con verdadero altruismo y con total desprendimiento de cualquier sentido personal, tiene continuidad y prevalencia. Pero las dádivas de quienes donaron – también de corazón – pero que a sus intenciones también había deseos de ser remunerados de alguna forma, se utilizaron para comprar animales, naturalmente necesarios para las labores de construcción pero, obviamente, sin oportunidad de prevalecer por la eternidad.
Las distintas instituciones dedicadas a la espiritualidad, que conforman nuestra comunidad son responsabilidad de cada uno de nosotros, pero no creamos erróneamente que ellas necesitan de nuestro aporte para sobrevivir, el Eterno se encarga de mantener las “embajadas celestiales” en su mundo, somos nosotros los que necesitamos de ellas para que algo de nuestro corazón quede impregnado en el organismo llamado: Eterna Relación con el Creador del Mundo.
De esta manera el alcance de nuestras dádivas será proporcional a las intenciones que aunamos a ellas, el desinterés en obtener cualquier beneficio personal, y la preocupación porque realmente sean aportes efectivos y sustanciales, etc.
Esta será nuestra verdadera parte en el infinito amor que hay entre Di´s y su amado pueblo de Israel.
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda
Y habló El eterno a Moshé, diciendo. Mira que he llamado por su nombre a Betzalél hijo de Urí, hijo de Jur de la tribu de Yehudá. Y lo he colmado de Inspiración Divina, con sabiduría y con entendimiento y conocimiento, y de todo tipo de labor. Para pensar pensamientos, y trabajar sobre el oro la plata y el cobre.” (31, 1-4)