Moshé recibe la orden de dar de beber al pueblo de Israel, hablándole a una piedra; en lugar de ello, decide golpearla y por ello es castigado. Es una historia triste conocida por todos.
“Y dijo Dios a Moshé y a Aharón: ‘Por causa de no tener fe en Mí para santificarme ante los ojos de los hijos de Israel, no traerán a esta congregación a la Tierra que les he otorgado” (Shmot 20:12). Según Rashí, “El versículo revela que de no ser por este único pecado, ellos habrían entrado a la Tierra [de Israe]”.
“No obstante”, se pregunta el Maharshá, ZT”L en el tratado Sanhedrín, Rashí señala que Moshé fue castigado porque se dirigió a Israel diciendo: “¡Escuchen, oh rebeldes!”.
La respuesta a esta contradicción a Rashí es la siguiente.
Ciertamente, Moshé y Aharón fueron castigados por golpear la roca; pero si Moshé hubiese sido más condescendiente con el pueblo, y hubiera perdonado su rebeldía, también a él le habrían perdonado su falta. A raíz de que se expresara con desprecio hacia ellos y no les perdonara su actitud, de la misma forma no fue absuelto por la suya, recibiendo el doloroso castigo de no ingresar a la Tierra Prometida.
Sin lugar a dudas, nuestro deber como parte del pueblo de Israel es mantener una firme relación con el Creador del universo. Ser minuciosos en cada una de las mitzvot, en el kashrut, el Shabat, las leyes relativas a las festividades, el vestido, etc. Invertir nuestro máximo esfuerzo en cada una de ellas. Sin embargo, ¿quién está limpio de culpas? Somos falibles, somos seres humanos. Buscamos, entonces, que el Todopoderoso perdone nuestros errores, los menos graves y los que lo son más.
Dios nos dice: “No hay problema, Yo los entiendo, Yo mismo los creé. Pero así como entienden que el refrán ‘nadie es perfecto’, puede aplicarse sobre su misma persona, también entiendan que es aplicable a los demás. Perdonen y Yo los perdonaré”.
Tomemos el sendero del perdón, seamos condescendientes con nuestros hermanos, justifiquemos al otro como nos justificamos a nosotros mismos.
Así abriremos una amplia vía por la que pasará toda la bendición y el éxito que Dios tiene reservados para nosotros.
Shabat Shalom