En una carta sin precedentes dirigida a las autoridades sanitarias, líderes judíos advierten sobre una tendencia profundamente preocupante que no se experimentaba «desde la Segunda Guerra Mundial»
Nissan Strauchler*
Una tendencia profundamente preocupante ha surgido en Noruega, donde los miembros de la comunidad judía temen buscar atención médica debido al creciente sentimiento antiisraelí entre el personal sanitario.
En una carta sin precedentes dirigida a las autoridades sanitarias, líderes judíos advierten que los miembros de la comunidad están ocultando su identidad en entornos médicos, una situación que no se experimentaba «desde la Segunda Guerra Mundial».
La carta, firmada por Marius Gaarder, presidente de la comunidad judía de Oslo, y John Arne Moen, de la comunidad judía de Trondheim, plantea alarmantes preocupaciones: «Poco después del 7 de octubre de 2023, junto con la creciente movilización antiisraelí entre sectores del personal sanitario, instituciones sanitarias y expertos médicos, varios miembros de la comunidad judía expresaron su preocupación por sentirse incómodos al buscar tratamiento médico y por el temor de no recibir una atención óptima si revelan su origen judío… Esta es una situación que no hemos experimentado desde la Segunda Guerra Mundial».
Manifestación propalestina en Oslo, capital de Noruega
(Foto: Reuters)
Rolf Kirschner, médico judío con 45 años de experiencia en el sistema de salud pública de Noruega y miembro de la Asociación Médica Noruega, describe este fenómeno como algo sin precedentes. «La gente no se atreve a llevar símbolos judíos como la Estrella de David cuando acude a exámenes médicos, y los pacientes judíos temen que se les llame por su nombre en voz alta en las salas de espera por temor a que los cuidadores u otras personas descubran que son judíos», explicó.
La situación ha empeorado a medida que los pacientes se enfrentan a entornos políticamente cargados. «Algunos pacientes judíos se alarmaron al encontrarse con profesionales sanitarios que exhibían carteles y panfletos abiertamente políticos expresando su apoyo a los palestinos, y temen quejarse por temor a reacciones negativas del personal médico, del que depende su salud», añadió Kirschner.
Si bien reconoce que existe libertad de expresión, Kirschner cree que ciertas manifestaciones políticas deberían permanecer fuera de los centros médicos: «La carta insta a los servicios de salud, a las organizaciones pertinentes y al gobierno a garantizar que los judíos se sientan cómodos en los hospitales y no teman acercarse y recibir atención médica ni ocultar su identidad en los hospitales».
La población judía de Noruega es pequeña: aproximadamente 1500 judíos registrados en todo el país, 800 de los cuales residen en Oslo. Esta vulnerabilidad se ve agravada por la firme postura propalestina del gobierno noruego. Kirschner señala que miembros de la comunidad han expresado su temor a recibir una atención médica deficiente debido a la “solidaridad” mostrada por diversas organizaciones profesionales médicas con la causa palestina y los llamados al boicot contra Israel.
“El sistema de salud noruego tiene un pasado y un presente problemáticos, sin duda manchados por la influencia política. Noruega ayudó a los nazis a deportar judíos a los campos de exterminio, y hoy es el único país occidental que se niega a reconocer a Hamás como organización terrorista”
On Alpeleg, ciudadano israelí-noruego
Aunque Kirschner citó solo cinco o seis casos documentados de pacientes que compartieron estas preocupaciones con líderes comunitarios, cree que indican un patrón más amplio. Estas inquietudes se intensificaron tras la difusión viral de un video que mostraba al personal de un hospital australiano describiendo cómo maltratan a los pacientes judíos. En respuesta, Kirschner instó a las organizaciones profesionales a tomar medidas: “Los sindicatos deben informar a sus miembros que los profesionales de la salud deben mantener la neutralidad en el lugar de trabajo y no exhibir símbolos políticos. Deben dejar claro que los miembros del sindicato tienen prohibido participar en manifestaciones políticas en su lugar de trabajo”.
El ministro de Salud, Jan Christian Vestre, respondió a las preocupaciones afirmando: “Todos los pacientes deben sentirse seguros al ser tratados en nuestro servicio de salud pública. Nadie debe experimentar incomodidad ni preocupación al recibir atención médica, y espero que todos sean tratados con dignidad”. Enfatizó que crear entornos inclusivos sigue siendo “una responsabilidad local de las instituciones médicas” que las autoridades esperan que se tome en serio. El director de la Asociación de Enfermeras también reconoció estas preocupaciones y prometió abordarlas.
On Alpeleg, israelí-noruego con más de tres décadas de residencia en el país, sitúa estas preocupaciones en un contexto histórico preocupante: “El sistema de salud noruego tiene un pasado y un presente problemáticos, sin duda manchados por la influencia política. Noruega ayudó a los nazis a deportar judíos a los campos de exterminio, y hoy es el único país occidental que se niega a reconocer a Hamás como organización terrorista. Como judío residente en Noruega, siento una profunda preocupación por la influencia de la política en la ética y el profesionalismo del sistema de salud”.
*Periodista.
Fuente: Israel Hayom.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
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