“Y dijo: Eterno, Dios de mi señor Abraham, presenta delante de mí (una mujer) el día de hoy, y haz un bien con mi señor Abraham… Y será la doncella a quien le diga: Inclina por favor tu cántaro, y beberé; y me respondiere: Bebe, y también a tus camellos abrevaré. Ella has escogido para tu siervo Itzjak, y por medio de ella sabré que hiciste un favor a mi señor” (24, 12, 14).
Eliëzer es comandado a buscar una novia para Itzjak. Abraham le dice explícitamente que deberá ser de su casa paterna, y por esa razón lo manda a Arám Naharaim. También le dice con claridad que no lleve a su hijo Itzjak a ese lugar, y no tome a otra muchacha que no sea de su terruño. Y le asegura que Dios le traerá éxito en su empresa.
En ningún momento Abraham le dice a Eliëzer qué detalles deberá buscar en su futura nuera. Simplemente le dice a dónde buscarla y de qué familia deberá ser. Pero Eliëzer solicitó a Dios que le presentare una muchacha altruista, que prodigue bondad y haga favores más allá de lo solicitado [ya que de esta manera quedará demostrado que su inclinación natural y espontánea, es favorecer y dar de sí misma a los demás].
¿Por qué Eliëzer buscó cualidades en la muchacha? ¿Y por qué justamente estas? A simple vista pensaríamos que debería fijarse en su temor a Dios o en su recato. Realmente, el simple hecho de encontrarla fuera de su casa ya debería ser un detalle en contra de las cualidades solicitadas de una chica (los comentaristas explican que fue la primera vez que salía de su casa, por esa razón figura que nadie la conocía), pues una muchacha realmente recatada no sale de su casa: “Todo el honor de una princesa está en permanecer dentro del palacio”.
Incluso podríamos pensar que Itzjak, pilar del temor a Dios, necesitaría una mujer temerosa de Dios como él, y no una que se dedique a hablar con extraños, aunque sea para darles de beber, o para cualquier otro tipo de favores.
Explica el Kelí Yakar, ZT”L: “La razón por la que la parashá de Ëfrón está justo antes de la de la búsqueda de novia para Itzjak, es porque Ëfrón era de la simiente de Kenaän, y era muy tacaño (de mal ojo). Por eso, Abraham comandó a Eliëzer a alejarlos de su familia, pues la plata dice y atestigua sobre todos. Toda persona es reconocida a través de su bolsillo; si es recta y honesta de verdad. No hay un crisol más efectivo que el del oro y la plata para evaluar a la gente de forma veraz. De aquí aprendió Eliëzer, ya que no examinó a Ribká sino a través de esta cualidad, si tiene buen ojo y se dedica al altruismo. Por eso dijo: Yo solamente le voy a pedir que me dé de beber, y será, si me respondiere: Bebe, y también a tus camellos daré de beber. Entonces, sin lugar a dudas, es alguien dedicado a hacer el bien, pues da más de aquello que le piden hacer. Si es así, ella es quien ha demostrado a tu siervo Itzjak ser la mujer indicada, pues la casa de Itzjak está colmada de favores y altruismo”.
De las palabras del Kelí Yakar es posible responder con facilidad a las preguntas mencionadas, ya que cuando Abraham le pide a Eliëzer ir a su tierra de procedencia, no era nada más para que la novia sea de un sitio específico, sino para que se fije en los orígenes de sus cualidades personales, y busque a una mujer cuyas características sean compatibles a estos fundamentos. Así como Abraham salió de su casa paterna —eran idólatras— y rescató lo mejor de su familia; ella también saldrá de su casa paterna —familia de tramposos— rescatando la más fina y depurada cualidad que conseguirá salvar de ahí: el altruismo, tener un buen ojo.
Como recordó el Kelí Yakar: esta cualidad es el origen de todo, pues quien asume que no está solo en el mundo y siente el deber de ayudar a otros, de la misma forma se relacionará con su Creador y procurará llegar a sus límites personales —o más allá de ellos, como lo hizo Itzjak— para cumplir su voluntad al ciento por ciento, con temor a Dios.
Es así como Eliëzer consiguió concretar su misión de manera óptima y sin retrasos.
¡Shabat Shalom!
Yair Ben Yehuda