Terremoto político en Israel. Benny Gantz, jefe del partido Cajol Laván (Azul y Blanco), decidió formar un gobierno de unidad nacional con el primer ministro Benjamín Netanyahu, lo cual llevó al desmembramiento de su bloque, al abandonarlo sus socios Yair Lapid y Moshe Yaalón, opuestos terminantemente desde siempre a aliarse con Netanyahu. Todo indica que Lapid será el jefe de la oposición.
El actual primer ministro continuaría en su cargo durante 18 meses más y luego sería sustituido por Gantz, punto principal del acuerdo de rotación. Gantz optó por creer en la promesa de Netanyahu de que en efecto le dejará el puesto en setiembre de 2021, sabiendo que eso le costaría la desaparición de Cajol Laván.
Netanyahu y Gantz hace unos días, durante la juramentación de la nueva Knesset (captura de pantalla Canal 11 israelí).
¿Por qué?
A primera vista parece incomprensible la decisión de Gantz, si la analizamos en términos estrictamente políticos y partidarios. Su incorporación a un gobierno de unidad nacional encabezado primero por Netanyahu, no solo termina con Cajol Laván sino que pone en evidencia que Gantz no cumplió su promesa central de no sentarse en un gobierno encabezado por un primer ministro en camino a juicio por sospecha de corrupción.
Pero por otra parte, puede estar confirmando lo que Gantz dijo siempre y que fue el lema central de su campaña: “Israel por sobre todo”. El país, como el mundo todo, vive una seria crisis, y la decisión de Gantz puede estar reflejando que entendió cabalmente que lo imperioso en este momento es unirse para manejar juntos la situación impuesta por el coronavirus, cuyos coletazos se sentirán también después en el plano económico y social, cuando ya haya pasado el peligro de contagio.
Claro está que unidad no necesariamente significaba bajo Netanyahu. Podría haberse logrado también con Gantz a la cabeza, tomando en cuenta que el bloque que lo apoyaba a él tenía mayoría parlamentaria. Pero al parecer Gantz entendió que no lo lograría, y llegó a la conclusión de que, en este momento, es él quien tiene que dar el brazo a torcer.
La decisión de Gantz provoca un terremoto político en Israel en el plazo inmediato, pero por otra parte puede que anuncie una época de estabilidad. Esto, en primera instancia, porque en la situación actual, en medio de la crisis corona, sería inconcebible ir nuevamente a elecciones. Y dado que ni Netanyahu ni Gantz tienen mayoría parlamentaria para formar una coalición, la unidad nacional parecía la opción más inmediata. En este sentido, Gantz puede ser visto como alguien que se preocupa más por el bienestar general de la nación que por sus intereses políticos inmediatos.
Si Netanyahu cumple su compromiso de rotación, dentro de 18 meses, en setiembre del 2021, Gantz será el primer ministro de Israel, algo que quizá no habría logrado de otra forma, al menos tomando en cuenta los resultados de las últimas elecciones. Por otro lado, Gantz entra al gobierno de unidad nacional habiendo llevado a la desaparición de su partido Cajol Laván, que queda ahora como un bloque cuya única razón de existencia era derribar a Netanyahu.
Si Netanyahu no respeta el acuerdo, cabe suponer que ese será el fin de la carrera política de Gantz.
¿Cómo será el gobierno?
Cabe aclarar, ante todo, que aún no ha sido anunciado formal y oficialmente y que no han sido revelados oficialmente los detalles. Pero según Amit Segal, el agudo cronista político del Canal 12, en el gobierno de unidad nacional Benny Gantz sería el ministro de Relaciones Exteriores, y Gabi Ashkenazi (el socio que sigue a su lado, ex Comandante en Jefe del Estado Mayor de Tzáhal) ocuparía el Ministerio de Defensa. El ministro de Justicia, un cargo delicado en los últimos tiempos, sería del lado de Gantz. El ministro de Salud Pública Yaakov Litzman, de Yahadut HaTorá, y el del Interior Arye Deri de Shas, se mantendrían al parecer en sus puestos.
En realidad, desde ahora habrá que hablar no de Cajol Laván sino de Josen LeIsrael. Ese era el nombre del partido creado por Gantz hace algo más de un año al entrar en la política, al cual se sumaron luego Yesh Atid de Yair Lapid y Telem de Moshe Yaalón.
De concretarse en la práctica lo que parece inminente, el nuevo gobierno de unidad nacional estaría basado en una coalición de algo más de 75 diputados (de un total de 120 de la Knesset), al menos por ahora: 58 del bloque encabezado por Netanyahu (36 del Likud, 8 de Yahadut HaTorá, 8 de Shas y 6 de Yemina), y parecería que unos 20 de Josen LeIsrael. Pero el bloque Cajol Laván desaparece. Este es sin duda un logro político central para Netanyahu.
Una singularidad que tendrá el nuevo gobierno es que aunque Gantz vendrá con muchos menos diputados que el bloque de derecha, se acordó que será un gobierno llamado aquí “paritético”, o sea con igual cantidad de miembros para el bloque de Netanyahu y para el de Gantz. Lo mismo se daría en la distribución de los puestos parlamentarios.
Por unos días, Benny Gantz será el presidente interino de la Knesset, poniendo fin por ahora al conflicto que se da desde hace casi dos semanas entre quien ocupó el cargo hasta el miércoles, Yuli Edelstein, y la Corte Suprema de Justicia, al rehusar Edelstein acatar la orden de los jueces de convocar al plenario del Parlamento para votar por su sucesor. La Corte Suprema y el presidente saliente de la Knesset se acusaron mutualmente de “socavar” y “destruir” los “cimientos de la democracia israelí”.
*Periodista, directora de Semanario Hebreo (Montevideo)
y Semanario Hebreo Jai.
Fuente: Semanario Hebreo Jai. Versión NMI.