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Con Turquía bajo el mandato del islamista Erdogan, que no pierde ocasión de atacar de forma contundente a Israel y apoyar la causa palestina, los dirigentes israelíes tienen menos recato en expresar su apoyo al mayor pueblo sin Estado del mundo
N o es casual que la bandera de Israel ondeara en las últimas manifestaciones kurdas a favor de su independencia. Como tampoco que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sea el único líder en Oriente Próximo que haya apoyado de forma pública el referéndum que se celebró el 25 de septiembre.
El apoyo israelí a los kurdos se explica mirando al pasado (buenas y básicamente secretas relaciones), y al presente y futuro (geopolítica). En otras palabras, una alianza con altibajos basada en la cooperación del pasado y los mapas del presente.
“El enemigo de mi enemigo es mi amigo” es un principio que también tiene vigencia en este caso. El gobierno y ejército israelíes ven con mucha preocupación cómo el eje chiíta —liderado por Teherán— obtiene el control y continuidad territorial en piezas importantes del tablero regional como Iraq, Irán, Siria y Líbano.
Tras la revolución islámica de 1979, Irán es el gran enemigo de Israel. Netanyahu suele denunciar que es la gran amenaza para su país, citando su programa nuclear (suspendido por el acuerdo con las grandes potencias que sigue criticando), su industria balística (el último misil probado este fin de semana es el Khoramshahr), sus declaraciones a favor de la destrucción de Israel, y su apoyo a Hezbolá (Líbano) y Hamás (Gaza).
Irán condena el apoyo israelí a la votación kurda, advirtiendo que “la entidad sionista pretende crear inestabilidad” y tener un “mini Israel” en sus fronteras incluyendo, acusa, el envío de tropas a Kurdistán. Además, están conscientes de las excelentes relaciones entre los kurdos de Irán e Iraq. Por otro lado, el gran aliado de Israel, Estados Unidos, no ve con buenos ojos el referéndum, dado que puede tener un factor desestabilizador en Iraq.
El apoyo de Netanyahu al pueblo kurdo, que llegó a todos los rincones de la zona desde Erbil hasta Bagdad pasando por Teherán y Ankara, no fue un mensaje producto de una reunión del gabinete, sino un escueto comunicado destinado a desautorizar las palabras del número dos del Ejército israelí, Yair Golán. En una conferencia en Washington, este oficial había señalado que, desde su “punto de vista personal”, el movimiento kurdo PKK no es un grupo terrorista. “Cuando observamos a Irán en la zona oriental y vemos la inestabilidad en la zona, la idea de una entidad kurda estable en medio de este atolladero no es una mala idea”, había comentado Golán, provocando el malestar de Turquía.
Netanyahu se desmarcó del oficial, aunque al mismo tiempo criticó al presidente turco Recep Tayyip Erdogan: “Israel rechaza al PKK y lo considera un grupo terrorista, a diferencia de Turquía, que apoya al grupo terrorista Hamás. Israel rechaza el terror en cualquiera de sus formas y apoya los legítimos esfuerzos del pueblo kurdo para alcanzar su propio Estado”.
No es, por supuesto, la primera vez que Israel muestra sus simpatías y apoyo a los kurdos, aunque en el pasado —y para no enfadar al otrora estrecho aliado, Turquía— no lo hacía de forma notoria y pública. De hecho, los kurdos mostraron su malestar hacia Israel cuando vendió drones a Ankara que, en opinión del liderazgo kurdo, fueron usados por el ejército turco contra ellos.
Con Turquía bajo el mandato del islamista Erdogan, que no pierde ocasión de atacar de forma contundente a Israel y apoyar la causa palestina, los dirigentes israelíes tienen menos recato en expresar su apoyo al mayor pueblo sin Estado del mundo.
En una reunión este verano con una delegación de congresistas estadounidenses en Jerusalén, Netanyahu señaló que “los kurdos son valientes, pro-occidentales, y comparten nuestros valores”. En 2014, el líder conservador dijo que “son dignos de su propia independencia política”.
Pero hay otros motivos. “La posición de Israel y los judíos a favor de los kurdos radica también en su relación histórica”, comenta la profesora Ofra Bengio, quien está al frente del programa de estudios kurdos en la Universidad de Tel Aviv.
En los años 1960 y 1970, la asistencia israelí se plasmó en tres campos: militar, de inteligencia y humanitario. Hoy en día, los kurdos podrían haber recibido ayuda de la Inteligencia israelí en su lucha contra el autoproclamado Estado Islámico. Israel podría ver en el nuevo Estado, si es que algún día nace, una zona-tapón contra ISIS e Irán.
Sin olvidar el factor económico, ya que en su momento se informó que Israel compraba petróleo kurdo, ayudándoles así a superar la crisis económica. “Kurdistán merece ser independiente. Entre otras razones, porque de lo contrario Irán acabará ocupándola a nivel económico. El 85% de la economía kurda en esa zona iraquí tiene su origen en Irán. Israel debe apoyar de forma mucho más activa a los kurdos a tener su propio Estado”, aconseja Aarón, un judío originario de Mosul. Se cree que hoy en día hay más de 150.000 judíos kurdos en Israel. Como han dicho algunos de ellos a medios locales, “los kurdos siempre han simpatizado con los judíos e Israel”.
La importante comunidad judía de origen iraquí en Israel no olvida la ayuda kurda. “Cuando los judíos fueron hostigados y acosados por el régimen del partido Baath, los kurdos les ayudaron a escapar”, recalca Bengio. Curiosamente, los judíos pudieron huir por las montañas a través de Irán, que entonces era aliado de Israel.
En declaraciones a la radio militar israelí, el ex jefe del Mossad, Efraim Halevy, comentó que “si en estos momentos Israel quiere tener un aliado en Kurdistán, la dirección no es Washington sino Moscú”.
Los expertos y dirigentes israelíes no creen que los kurdos declaren la independencia inmediatamente tras el referéndum, pero sí que pueden ser un aliado importante ante el terror sunita yijadista y el avance chiíta iraní, en una zona cada vez más turbulenta.
El estratégico Kurdistán
Tanto Turquía como Iraq e Irán se han opuesto históricamente a que el pueblo kurdo se emancipe; en su propaganda, utilizan el actual apoyo de Israel a los kurdos como prueba de que se trata de un proyecto “sionista” y por ende “perverso”, como puede verse en estos artículos recientes del diario israelí Aurora:
Erdogan amenaza a los kurdos: “¿pretenderán que Israel los ayude?” en el link.
Iraq: No permitiremos la creación de “un segundo Israel” en el Kurdistán en el link.
Irán cerrará su frontera con el Kurdistán iraquí en caso de independencia en el link.
*Periodista, corresponsal de varios medios internacionales en Israel.
Fuente: El Mundo (Madrid). Versión NMI.