La organización sin fines de lucro israelí SpaceIL anunció el 10 de julio que sigue adelante con su plan para hacer alunizar un vehículo no tripulado.
El proyecto nació en 2013, cuando la firma Google lanzó su concurso Lunar XPrize, que consistía en un premio de 30 millones de dólares para la primera empresa privada que lograra hacer descender un vehículo en forma controlada en nuestro satélite natural, luego despegar y volver a posarse a una distancia de al menos 500 metros del sitio original, trasmitiendo imágenes fijas y video de alta definición. El objetivo era hallar formas más económicas de explorar el espacio con robots que las utilizadas hasta ahora, y la fecha límite era el 31 de diciembre de 20171.
Se inscribieron grupos de 16 países se inscribieron, y desde un principio el proyecto de SpaceIL, ONG integrada por más de 100 investigadores y estudiantes de todo Israel, fue uno de los más prometedores. Incluso se firmó un convenio con la empresa SpaceX, la más importante entre las firmas privadas de lanzamiento de satélites. Sin embargo, ninguno de los concursantes logró tener su artefacto listo a tiempo, y aunque Google extendió el plazo hasta el 31 de marzo de 2018, luego declaró la competencia desierta.
Pero SpaceIL ha seguido trabajando en la sonda –aún sin nombre–, y ahora tiene previsto lanzarla en diciembre de este año desde Cabo Cañaveral con un Falcon 9 de SpaceX, el más poderoso de los cohetes privados. El vehículo se colocará en órbita terrestre, incrementando progresivamente su apogeo (máxima distancia a la Tierra) hasta “liberarse” y entrar en órbita lunar, descendiendo en su superficie en febrero de 2019.
Además de trasmitir imágenes, la sonda llevará a cabo investigaciones sobre el campo magnético lunar. El soporte de una de sus cuatro patas tendrá pintada la bandera de Israel, mientras que en otra estará escrito en hebreo Am Israel Jai (“El pueblo de Israel vive”).
SpaceIL ha contado con la colaboración de la compañía estatal Israel Aerospace Industries (IAI), y su presupuesto proviene de aportes privados; hasta ahora se han invertido 88,5 millones de dólares.
De tener éxito, Israel se convertirá en el cuarto país que logra hacer alunizar un vehículo en forma controlada, después de la Unión Soviética, Estados Unidos y China. Además, su sonda será la más pequeña en lograrlo: mide 2 metros de diámetro, 1,5 metros de altura, y su peso sin combustible (en la Tierra) es de menos de 200 kilogramos.
Además del prestigio que este logro daría a Israel, se espera que genere un “efecto Apolo” entre los jóvenes israelíes, es decir un entusiasmo por estudiar carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática similar al producido por los alunizajes tripulados de Estados Unidos hace medio siglo.
Con información de The Times of Israel, IAI, SpaceIL y BBC.